Estuviste en mi vientre como palomo cautivo:
Con tus manitas pequeñas me llenaste de cariño.
Primero estabas quietito
meciéndote
en esa cuna tan tibia que cree con el amor
que una madre espera a un niño.
No aparecías aún cuando me compré un vestido
para que supiera el mundo que estabas en mí escondido.
De pronto apareciste
con pequeños movimientos te anunciabas amor mío:
Llenaste toda mi vida
imaginaba tus ojos
tu carita sonrosada
y la luz de tu existencia por mis ojos escapaba.
Te conversé
te canté esas mil canciones que pensaba te gustaban.
Llegaron las nueve lunas y mis nervios se alteraban
Dieguito:
no alcanzaste a conocer el mundo que nos rodeaba
pero fuimos muy felices cuando mami te esperaba.
Así han pasado los años
aun siento tus latidos
porque vives en mi cuerpo aunque te hayas ido.
Victoria
Texto agregado el 22-10-2025, y leído por 233
visitantes. (10 votos)
Lectores Opinan
27-10-2025
Tus versos trascriben una historia triste y delicada. Casi nada es más difícil de superar que perder a quien amamos, y si de un hijo se trata mucho más. El recuerdo queda inborrable, el amor perdura, la esencia siempre está aún más alla del transcurrir del tiempo.Todas las estrellas se quedan aquí. Shou
25-10-2025
conozco esa historia y es triste perder a un hijo, te preguntas siempre ¿Cómo sería? y tantas otras cosas, un abrazo lindas letras alejandroeder
24-10-2025
Un hermoso y triste poema, amiga. De ésos que duelen. El recuerdo perdura en el corazón. maparo55
23-10-2025
Muy sentido solo una madre que vive esos momentos, es triste. aún sientes su latido. Dieguito está en ti
Abrazo Lagunita