Invisible y en silencio
llega mi duende,
él transita mis páginas
recorre sus pasillos
Sus salas y vestuarios.

Él sabe ser el duende
que magistralmente
deja en cada visita
Su marca exquisita.

Un duende majestuoso
que en cada pincelada
Enmarca sueños y hadas.

Él me protege de todo
me guía en la penumbra,
acapara de la rosa su aroma.

Y las hojas doradas del rocío,
el reflejo del río y de la brisa,
me regala el cristal del arco iris
Y el manantial de su sabiduría.

El poeta persigue su destino
como el viento persigue a los pájaros
les ayuda a volar sin ataduras

y también a sentir que se escribe
entre rosas lee, se escucha y se vive
Muy dentro de la hermosa poesía.



A-M-R