Siempre fui una persona que le costaba expresar sus emociones, sobre todo cuando me sentía preocupada o triste, era mucho mejor oyente. A veces esta austeridad de palabras era entendida como una falta de confianza y muchas veces me acusaron de ello, cuando en realidad era que me costaba demasiado expresar mis emociones. Con el tiempo, fui encontrando algunas personas con quienes estas labor de mostrarme era un poco más fácil, quizás porque sentía que no iban a juzgarme o decirme como resolver mi vida. En mis ratos de confusión o tristeza necesito mi espacio, mi soledad, necesito encontrarme porque justamente son en esos momentos en que ya no reconozco quien soy. Pero es difícil, muchas veces esa soledad puede ser malinterpretada por tu entorno, yo he perdido amistades por ello pero entendí que la amistad también es respetar tus silencios.
No se ustedes, pero yo a estas alturas de mi vida me cansé de explicar, de complacer, de insistir, me gusta la gente que transita por la vida sin tomársela tan en serio, que entiende que aunque que, no siempre estás orbitando a su alrededor siempre pueden contar contigo, que disfruta de un café o de una cerveza hablando de todo, de la vida y reír sin razón, o de ir por la vida cantando una canción, porque son esos momentos que siempre quedan.
Mi lenguaje del amor se traduce en detalles, en canciones. La música es mi todo, mi playlist quizás resume toda mi vida, yo te puedo decir que me hace recordar cada canción, ese momento o esa persona. Hay personas en mi vida que tienen sus canciones y usualmente cuando las escucho les escribo: Hoy escuché esa canción y me acorde de ti, esa es mi manera de decirte te quiero. El día que yo no esté aquí, a mi siempre me podrán encontrar en canciones.
Ama como sepas, como puedas, porque para decir te quiero no solo están las palabras.
|