Prohibido rezar en la cama.
Caetano Feliciano
Duncan Otelo
Nelson Raimundo
Astrid Jenifer Sandra
Fátima Verónica
Sheila Paulina Lidia
1.
Con la misma capacidad de una potencia mundial al momento de disparar un misil supersónico pero a la inversa. Y cuál si fuera un emergente poderoso de la fauna del planeta. Un carancho, ave típica de la Patagonia, con el pico levanta una hierba seca justo al momento de encenderse fuego. Para así llevarla ardiendo a depositar en su propio nido. Logrando con ello una llamarada inicial que enseguida se propaga por el resto del árbol. Con ello dando comienzo a un incendio forestal en un frondoso bosque de Bariloche. Pues entonces a la pregunta de si un simple pájaro puede ostentar tanto poder la respuesta es afirmativa.
Por otra parte, enfocada en sus vacaciones, una muchacha llamada Astrid Jenifer Sandra, hija de un honorable juez de la república, regresar caminando luego de un breve paseo, al sitio donde se encuentra realizando un picnic junto a su amiga Fátima, con la cual está de vacaciones. Así pues va llegando con la mente enfocada en pensar que hoy día cualquier persona que habite el suelo argentino tiene una vida de telenovela. Pero cuando está por llegar, por causa de lo que sucede se detiene intrigada. Y así observa que su amiga Fátima Verónica está hablando con un extraño. Que por tal motivo se pregunta, quién podrá ser ese individuo qué sino fuera por su look de rastafari se podría asegurar que se trata de un bandido. Por lo cual Astrid, Jenifer Sandra, la muchacha que regresa de la caminata, tiene un pantallazo acerca de lo encatadora que ha sido a lo largo de su vida, siempre enfrentando los problemas con decisión y templanza, más la mística necesaria como para alcanzar el mejor ideal posible. Pero de todas maneras no logra evitar que su conciencia le aconceje llamar por celular a su propia compañera, con lo cual le dará la excusa perfecta, en el momento exacto, cómo para interrumpir la conexión establecida; de paso aprovechando para sacar una foto y tenerla como recuerdo. Pero antes que nada opta por inspeccionar al sujeto, que a juzgar por su actitud pareciera ser que ha perdido a su mascota. Y de paso observa de nuevo a su amiga que mira fijo, sorprendida, al rastafari, pues calcula que debe ser porque por nada del mundo deja de rascarse la cabeza, compuesta de un montón de cabellos prolijamente anudados. Pero no conforme aún, Astrid trata de incidir sobre la realidad por medio de toser para que reparen en ella. Solamente consiguiendo extraer un guiño de Fátima Verónica, que a su parecer se siente aliviada de verla llegar en su ayuda. De todos modos Astrid irrumpe la escena de golpe, preguntando al joven a quien busca con tanta preocupación, a cada momento repitiendo la frase de, Saira querida, hija mía, donde te has metido? Pero sin embargo, como influenciado por el efecto de cierta droga recreativa, el muchacho no parece interesado en querer contestar preguntas y entonces continúa hablando sobre un concepto acerca de los humanos que siempre se encuentran interesados en poder mantenerse jóvenes desafiando el paso del tiempo, por lo cual, para conseguirlo, deben tener la misión de llevar adelante un objetivo fundamental, pues dicha actitud importante resulta ser beneficiosa para la salud del cuerpo. A lo que las muchachas responden que todo el mundo sabe esa consigna para vivir muchos años. Por lo cual el joven, que dice llamarse Duncan Otelo, oriundo de la ciudad de Bariloche, contesta que si, que a esa consigna la conoce todo el mundo, pero que finalmente por dicha actitud qué alarga tanto la vida, luego eso mismo multiplicado por millones conlleva un factor por lo cual hay tantas guerras en el mundo; pues precisamente porque al querer lograr dicho propósito, sumado a que todos tienen ideas antagónicas, por tal motivo formándose un cóctel explosivo. Y así, más luego de presentarse de una apoteósica manera, Duncan Otelo hace saber a las muchachas que la noche anterior estuvo en una fiesta electrónica, a orillas del lago Nahuel Huapi, sin mucho reparo confesando que estaba con una sobrina suya que la siguió sin su consentimiento, a la cual luego de reprenderla la dejó al cuidado de una desconocida. Sumado al after de la madrugada donde hubo perdido todo contacto con su pariente; aunque de todos modos confía a ultranza que se encuentra con la señorita con la que la hubo dejado. Pero las chicas intrigadas le preguntan porque dice a su sobrina, hija mía dónde te has metido. A lo que Duncan Otelo responde que habla de esa manera pues se trata de una niña de tan solo nueve años y ello lo motiva para expresarse en sentido figurado. Insistiendo en aclarar que sin saberlo la sobrina lo siguió hasta poder meterse en la fiesta cual una polizonte que se esconde en un buque de carga. Para finalmente quedarse pegada con aquella muchacha que de buena onda se mostraba receptiva con su sobrina; pero que no obstante duda de si ahora están juntas. Además el muchacho cuenta que la niña se llama Saira. Y que es huérfana de madre. Quien en vida fuera su hermana gemela. Asegurando que hasta pasada la medianoche se percató que estaba en la fiesta con esa señorita, pero que después se fumó un porro y empezó a caminar sin rumbo.
Y más luego de la presentación, se engancharon en hablar de política, donde las muchachas hacen notar el giro de trescientos sesenta grados del país hacia el lado de la derecha liberal. Con también reflexionar acerca del nuevo rumbo de la república, con este gobierno de porquería que no se detiene en achicar el Estado echando a troche y moche empleados públicos. Casi como obligando a los progresistas a agruparse para luchar por los derechos adquiridos que se encuentran en serio peligro.
Así pues es que Duncan, al ver que el campamento solo se trata de un mantel cuadriculado, acompañado de un sesto de mimbre con dos tapas, con dentro sanguiches, gaseosas, y agua caliente para tomar mate, entonces se anima a invitar a las muchachas a conocer donde vive, una cabaña, modesta, pero en buen estado de conservación; con de paso poder a las damas demostrar, que él es buena gente en serio, en quien poder confiar las joyas de la abuela.
En cuánto a Fátima Verónica, luego de largo rato de sucedido el encuentro, sigue teniendo algo de aprehensión del tal Duncan Otelo, quien no para de rascarse el cuero cabelludo cuál un roñoso que no se baña hace una semana. Pero pese al mal humor de Fátima, ésta se encuentra predispuesta a darle chance de saber sí es un fabulador o alguien de respetar; que pese a que ahora el rastafari, por gracia de haber bebido abundante líquido se encuentra bajando al llano de la cordura, para Fátima sigue siendo alguien de mejor perder que encontrar.
Pues entonces, en ángulo recto adonde se encuentran, Duncan tiene su cabaña, a la que invita a las muchachas a ir de visita; ademas con la sana intención de mostrarles las artesanías en cuero que acostumbra fabricar. Por su parte Astrid, seducida por la curiosidad de conocer una cabaña por dentro, no duda en aceptar la invitación. En tanto que Fatima Verónica opta por permanecer alerta pero siguiendo los pasos de su querida amiga, y así mientras caminan habla acerca de lo bueno y beneficioso que resulta para la sociedad que la gente sea trabajadora, permitiendo que un fuerte sentimiento de sana empatía vaya modelando el caracter; porque cuándo el individuo acompaña el enorme sentimiento de empatía con actitudes de cariño hacia los demás, ese personaje que interpreta se va haciendo carne en el cuerpo, donde más luego con sumo agrado se termina por ser una exelente persona. A lo que el joven Duncan responde que a él le encantaría ser mozo de un restaurante, pero aquel que se niege a dejar propina, la próxima vez que vuelva le irá a escupir la comida.
Y ya estando en la cabaña, al ver que es ordenado, prolijo y limpio, las visitantes lo prejuzgan con algo más de benevolencia. Qué según un comentario de Astrid, usa yerba Unión y éso habla bien de su persona en cuánto a saber disfrutar de unos ricos matiensos. Pues entonces las chicas se divierten en buscar defectos, pero no obstante lo notan muy preocupado por el asunto de su sobrina Saira, y ello, en cierta medida les aviva un sentimiento de compasión.
Pero ocurre que Fátima Verónica descubre algo más que interesante para agregar a la cuenta negativa. Definitivamente dando por la borda con todo lo que Duncan venía remontando a la par de recobrar la cordura. Incluso haciendo que se ponga a dudar de que sea un hombre de bien. Y es que, al decir de Fátima Verónica, el chabón endulza el mate con azúcar proveniente del fundador de la fábrica Ledesma; señor repudiable quien en décadas pasadas fue juzgado por ser un genocida en la última dictadura. Que por tal motivo va quedando claro que se niega a obedecer el boicot impuesto por las Madres de plaza de Mayo.
Pero no obstante Astrid prefiere desentenderse de algo tan delgado y continúa tratando de destacar los aspectos positivos. Cómo por ejemplo que Duncan tiene tatuado en el brazo, la cara de Bob Marley, y ello, sin duda, configura algo de buen gusto, cosa que ningún bruto sería capaz de exhibir con orgullo. Por otra parte le han echado un vistazo a la heladera y han podido comprobar que consume hígado de vaca, lo que según la opinión de Fátima resulta ser algo espeluznante.
Y en éso de estar mirando en busca de virtudes o defectos, Astrid escanean un QR y descubre la presencia de una persona de sexo femenino que se dedica a adivinar el futuro. Pues entonces de inmediato le propina un codazo a su amiga y la pone al tanto del descubrimiento. Pudiendo observarse con claridad que la vidente de profesión se llama Sheila Paulina Lidia. Para finalmente echarse a reír pues ninguno de los supuestos en contra de Duncan resulta ser algo de consideración. Llegando a la conclusión de mejor saber pasar por alto las hipotéticas historias que fabula la mente cuando se encuentra exitada por la adrenalina. Siendo la realidad que apenas se conocen desde hace algunos pocos minutos y resulta de mal gusto andar juzgando al prójimo sin saber nada de su vida. Pues entonces es que dejan de pensar en lo poco que pueden llegar a valer las personas en situación de necesidad, para llenarse de ganas de investigar el verdadero motivo por el cual se rasca tanto la cabeza. En breves segundos descubriendo que tiene los cabellos llenos de liendres. Al decir de Fátima Verónica, nido de piojos donde la única manera de combatirlos será rasurando su cabeza haciendo volar esas trenzas rastas. A lo que Duncan acepta que las chicas lo dejen calvo, con luego él mismo sacarle lustre a la pelada por medio de alguna crema humectante. Pues así, mientras lo rapan, como en toda peluquería, hablan sobre distintos temas. Entonces Duncan dice que le gustaría que en la Fórmula Uno del automovilismo haya una nueva reglamentación que haga que en las detenciones para cambiar los neumáticos, se establezca una cantidad mínima de tiempo, para todos por igual, que bien podrían ser cinco segundos; pués deben ser los autos con los pilotos arriba los encargados en determinar la supremacía.
Tambien hablan sobre la marcha del país hacia el libre mercado y la ausencia del cepo cambiario; que ahora permite a los capitalistas el poder desembolverse con libertad. Además de hablar acerca de los dichos del presidente con relación a los homosexuales, a quienes considera unos verdaderos pedofilos. A lo que Astrid se muestra espantada por lo gorila que es el nuevo presidente.
Y por su parte se escucha decir de Fátima, que apenas asumió el otro nuevo presidente, el de Norteamérica, ya se le subieron las bombas nucleares a la cabeza y empezó a deportar a los inmigrantes indocumentados. Y así siguen hablando acerca de lo pequeño que se sienten en contraposición al enorme universo, que se deja apreciar de manera tan descomunal por gracia de las naves que transportan lentes para observar el espacio. Cuestión que da lugar a Duncan a ofrecer una imagen ilustrativa de lo que él considera que es el universo.
En un principio solicitando a las chicas qué por favor se entreguen a imaginar a un enorme león persiguiendo a un cachorro de hipopótamo. Y entonces ocurre que el mamífero acuático, queriendo espantar al felino, que está a punto de atraparlo, suelta una flatulencia fenomenal; con dicha ilustración queriendo hacer notar que para Duncan el cosmos es como el gas de ese pedo; con además sospechar que acaso puedan exister otros entes, fabulosamente importantes donde nuestro universo es solamente la frutilla del postre. Ocurriendo de simpático que cuando da por terminada la explicación de la teoría de la flatulencia, las chicas comienzan aplaudir como locas. Y por tal motivo el propio Duncan solicita otro minuto de atención para explayarse sobre otra idea que tiene; de paso asegurando que jamás fue pensada por nadie. Con más luego de la correspondiente autorización, poniéndose a decir que en realidad los propios seres vivos, en realidad provienen de una convicción perfecta entre la atmósfera, en determinado momento de la historia del universo, con el petróleo. Y no al revés cómo se asegura, donde el petróleo sería la sustancia que proviene de los fósiles sepultados por un hipotético fin del mundo. Pues según lo que afirma Duncan, el petróleo es una sustancia de caracter Divino, que dios colocó bajo tierra, en exclusivo para dar vida en caso de que no la hubiera. Con al final decir, que hoy día, de puros ignorantes, están gastando la vital reserva en inútiles guerras, cuándo se debería preservar el petróleo para así crear vida nueva en el caso que hubiera un fin del mundo. Pues entonces, en esta oportunidad, las chicas hacen ostensibles gestos de repudio, pues consideran la teoría cual un disparate cósmico. Y más luego de una silenciosa pausa, Astrid hace un comentario acerca de la noticia sobre Israel y Palestina haber acordado una tregua pacífica. Una alto al fuego con intercambio de rehenes judíos (que llamativamente están alojados en refugios de Naciones Unidas destinados para proteger a la población civil de Palestina) por prisioneros de guerra del grupo Hamas.
Pues entonces, mientras que las jóvenes le cortan el pelo a Duncan, por sentir cierto olor a quemado en el aire, se ponen hablar acerca del gran incendio en los bosques de California, en la zona de Los Ángeles, donde días pasados se hubo quemado una ciudad entera.
2.
Y así pues del tema sobre el nuevo gobierno, sin dejar que el tiempo se deje percibir, pasan hablar sobre la guerra en Medio Oriente, donde hacen notar que cada día son más los muertos que se suman. Cuándo de pronto ven llegar a Nelson Raimundo y Sheila Paulina Lidia; una pareja de enamorados que conviven juntos. Siendo que la mujer es la propia madre de Duncan Otelo. Señora de bien que se dedica a predecir el futuro. Mientras que su concubino tiene una empresa que se encarga de fabricar dulces y alfajores. Por tanto la muchachada empieza a caer en la cuenta de lo que sucede, pues los visitantes llegan exaltados en son de alarma generalizada. A los gritos solicitando que por favor se apresten a desalojar la cabaña antes que las llamas alcancen la vivienda. Por lo cual Duncan sugiere a las chicas que dejen de barrer los pelo y se apresten a emprender la retirada.
Por su parte Sheila Paulina Lidia, irrumpe la escena suplicando porque aparezca su nieta Saira, que hasta el momento ni noticias de ella tiene. Pero no obstante lo apremiante de la situación, sorprendida se detiene al ver a su hijo que está con la cabeza rapada, sin vueltas haciendo la señal de la cruz; tres veces recorriendo de la frente al esternón y más luego pasando por los hombros. Aunque finalmente está tan preocupada por la niña, que retoma la búsqueda por cada rincón del predio. Entre otras cosas pues Saira tiene por costumbre visitar a Duncan, que por tal motivo le suena extraño que no se encuentre con él; última posibilidad que le quedaba antes de establecer una denuncia. Además maldice el desperdiciar las virtudes de adivinar el futuro pués en esta oportunidad los acontecimientos aparecieron sin autorización del tercer ojo.
Por su parte Nelson sin pérdida de tiempo hubo agarrado un hacha del galpón y solicita a los presentes si por favor entre todos acaso puedan cortar las plantas de la entrada. Insistiendo en decir que no deben andar presuponiendo que el fuego se apagará por arte de magia. Pero como nadie se siente con ánimo de encarar una poda, se miran en actitud de hacer pedir disculpas por la negativa. Con más luego de un instante de zozobra llegando a la conclusión de mejor ponerse las pilas e intentar despejar lo más que se pueda el lote de material inflamable.
Y a propósito de la desesperación que demuestra Sheila por la ausencia de su nieta, las muchachas empiezan a inquietarse al ver que Duncan se demora en relatar lo sucedido, finalmente optando por ponerse a hablar de compromiso, opinando sobre cómo el fuego cual reguero de pólvora se va propagando a la velocidad del rayo. De todos modos, pese a la demora de Duncan en dignarse relatar lo sucedido, las chicas, suponiendo que el joven pronto ha de confesar la verdad de los hechos, tratan de distender el mal clima dejando entrever algo de lo que saben, por tanto sugiriendo que tal vez la criatura ande en compañía de alguien que la tiene a su cuidado. Pero ocurre que el humo va ganando espacio haciendo que las ideas circulen en el sentido de huir antes que intentar en vano prevenir algo que no tiene remedio. Que no obstante la incomodidad que ha generado Duncan con su mutismo, intentan recapacitar en lo conveniente de escapar antes que sea demasiado tarde.
Pues entonces, urgida por la circunstancia, Sheila interroga a Duncan acerca de sí Saira lo siguió hasta donde se hubo realizado la fiesta. Con esta pregunta logrando que el joven sienta verdadero pudor de responder con evasivas. Por tanto al instante ofreciendo una respuesta afirmativa. Asegurando que Saira en efecto estuvo en la fiesta, pero que ignora donde puede estar en estos momentos. Aunque aclara que él no la llevó sino que ella lo siguió sin que se diera cuenta. Y después, como él estaba entretenido con sus amigos, le pidió a una muchacha, de muy buen talante, si no se podía quedar con ella; que cuándo se enteró que se trata de una niña huérfana, se hizo cargo sin poner excusas. Pues entonces Sheila suspira de alivio por sentir cierta seguridad de la nieta estar a salvo. Mientras tanto los demás, sin tomar verdadera conciencia del incendio que los acecha, o quizás por querer apaciguar la ansiedad de pretender que las cosas sean diferentes, hacen un comentario acerca de las intenciones del nuevo presidente acerca de promulgar un decreto que elimina la figura del femicidio. Escuchándose decir de parte de Nelson que está muy bien que haga éso, pues la Biblia bien clarito dice: no matarás, en forma generalizada; y de allí se inspiran todas las constituciones del mundo. Pero además hablan sobre la anulación de los cupos laborales para transexuales y discapacitados; donde Nelson continúa opinando que tiene razón el mandatario al pretender que todos obtengan los beneficios a partir de la capacidad y no por acomodo; pués finalmente únicamente se percibe la realidad por medio de los sentidos, de idéntica manera para todos por igual, y nada tiene que ver el género al que se pertenece como para disfrutar de un buen aperitivo. Que no es que los varones ven el cielo azul y las mujeres verdes; en medio del avance del fuego, Nelson concluyendo en asegurar que se pueden tener deseos de la más variada especie, de desear penes o vaginas, pero que en definitiva la vida es una sola para todos por igual; y que lo restante es una cuestión de roles que las personas deben asumir; aparte que al momento de una persona nacer lo único que cuenta es guiarse por los genitales; más lo que suceda después es producto de la propia educación.
Por su parte, Sheila, que nada escucha de lo que están hablando, manifiesta, que pese a lo que Duncan asegura con tanto optimismo, igual siente miedo por la posibilidad de su nieta estar perdida en el bosque. Por su parte, Duncan y Astrid, ayudados de un serrucho para cortar zapallos, hacen poda de una enredadera. Mientras que Fátima Verónica humedece el suelo con una manguera de jardín. En tanto que Sheila, a los gritos, asegura que Saira, por tratarse de una piba inquieta, acaso pueda estar perdida en el bosque. Pero no obstante, Duncan le solicita encarecidamente que se quede tranquila, pues sin duda Saira está a salvo y en compañía de aquella muchacha. Aunque sin embargo Sheila, cubierta de una cobija humedecida de urgencia, sin más se interna justo en el sitio donde está más complicado el asunto del fuego. Y mientras desaparece entre las llamas del bosque, todos en conjunto sienten que pronto se rendirá ante la evidencia, que por tanto regresará al instante.
Pero sin embargo Sheila regresa al cabo de cinco minutos y lo hace de forma tambaleante, con la frazada colocada cual una capa torcida. Además de encontrarse con la mirada descangallada, pues los ojos se les salen de las órbitas. Sucediendo que toda la nariz quemada tiene, al punto que ella misma explica que se lastimó por motivo de poner la cabeza para adelante, donde de pronto apareció una llamarada que parecía un monstruo enorme como un dragón.
3.
Al día siguiente del accidente, la gran noticia es que los médicos aceptaron la solicitud de Sheila de poder pasar la convalecencia en su domicilio. Siendo que a pocas horas de salir del hospital la señora anda por la ciudad cuál si estuviera regia. Porque a pesar de su rostro estar muy comprometido le han permitido valerse por sí misma a la espera de una completa cicatrización. Los médico permitiendo que Sheila permanezca en su domicilio, de esta manera pudiendo evitar los trastornos psicológicos que ocacionan las internaciones. Por lo cual la han autorizado para que se retire del nosocomio, con la cabeza vendada, envuelta en gasas untadas en abundante Furacín.
Entonces aprovechando que Duncan en breve recibirá noticias de la nena; Sheila, Nelson, y tambien las chicas, se encuentran en el lago Nahuel Huapi, de donde en estos momentos también se deja ver el humo que proviene de un incendio ocacionado hace minutos en la reserva Lanín.
Nelson y Sheila, junto con Saira, viven en una cabaña de estilo Mapuche, que felizmente no ha sufrido ningún daño. En cambio la cabaña de Duncan, junto con todas sus pertenencias, ha desaparecido en el bosque en llamas; que hasta el ciclomotor parece ser que se ha derretido. Por lo cual las chicas dejaron de priorizar sus vacaciones, que lo único que desean es poder prestar ayuda a la familia de Duncan. Pero Sheila cómo para hacer ameno el desenlace ha solicitado ir hacer presencia al centro de la ciudad por lo cual ahora se encuentran entre los damnificados que solicitan donaciones.
Por su parte, Nelson, se avergüenza en tener que reconocer que se hubo mostrado cómo un cobarde al negarse mirar el rostro de su amada Sheila, que por tanto se concidera un señor digno de tener que usar pañales, rogando porque en lo sucesivo vaya a poder comportarse como un caballero. Pero no obstante se atreve a crítica a Sheila por la imprudencia de pensar que el fuego elige a quien desea hacer daño.
En cuanto a la niña Saira, finalmente se sabe que la joven que la cuidó en la fiesta, por motivo de tener que regresar a sus pagos, le hubo solicitado a un tío suyo, que de casualidad estuvo de visita en Bariloche, si por favor se podía hacer cargo de la niña. Y resulta que este buen señor hubo aceptado pero al no poder establecer contacto con Duncan regresó a Neuquén con toda su familia, incluida Saira. Que por tal motivo, Sheila ahora se siente un tanto más aliviada de saber que su nieta está en buena compañía. Pero pese a todo se encuentra algo resentida con su hijo, pues considera que al percatarse que la nena lo siguió hasta el lago, y encima a altas horas de la noche, debería haber desistido de quedarse en la fiesta. Pero finalmente recapacita y entiende que estos eventos son muy esperados, sumado al tema del posterior incendio, por lo cual considera que lo más apropiado es armarse de paciencia y saber esperar que las cosas vuelvan a su cauce normal. Sumado que la voz en común es la de tener en consideración que lo ocurrido es un fenómeno tan impresionante, que con el solo hecho de saberse con vida, es suficiente motivo como para sentirse en la gloria. Sumado a que el fabuloso incendio aún perdura con sumo vigor, no existiendo cantidad de dotaciones de bomberos suficientes. No obstante las autoridades agradecen los aviones hidrantes que desde otras provincias acuden en su ayuda. Además de reconocer la enorme tarea que los voluntarios rescatistas llevan a cabo. Que ha decir verdad con todo la colaboración prestada igual resulta imposible sofocar los incendios de frondosos bosques nativos. Con además la desgracia de ir sumándose otros más en las cercanías, como por ejemplo el del Bolsón; lo que encima hace dividir las fuerzas. Sumado a los fuertes vientos que por nada amainan en la zona, lo cual aviva las llamas cual si fueran bailarinas de danza clásica. Por lo cual, poco y nada cuesta llegar a la conclusión de mejor no preocuparse demasiado, a no ser que el ser amado figure en la lista de desaparecidos.
Y en cuanto a opinar sobre el origen de los incendios forstales, la señorita Astrid Jenifer Sandra señala que existe un espíritu testarudo e ignorante de negar la realidad, pués el único culpable es el propio recalentamiento global del planeta donde los bosques están propensos a arder en llamas sin que medie un boicot. Por su parte Fátima Verónica, no solo aprueba las palabras de su amiga Astrid, sino que hace notar que los gobernantes acusan por deporte, cual si tratase de tirar dardos a un blanco impreso en un afiche. Siendo que queda claro que los incendios son producto del cambio climático, qué hace de la hojarasca un material inflamable al solo contacto con el sol del verano. Habiendo ocurrido que por el hecho de haberse encontrado una petaca de whisky, ya empiezan a buscar culpables que no existen; principalmente el gobernador de Río Negro, señalando a los indios Mapuches como los máximos provocadores del mal. A lo que Sheila responde estar muy equivocada la señorita, pues las autoridades han descubierto varios montículos de ramas apiladas como para iniciar fogatas; y en algunos casos estando ya encendidas.
Pero Duncan, que tiene una idea previa que encaja con el tema preponderante, ofrece una peculiar conjetura, diciendo que algunos países del tercer mundo, a falta de grandes recursos, han podido crear misiles del tamaño de una bala de revolver, que son disparados desde muy lejos con la finalidad de incendiar bosque y propagar enfermedades. Palabras que causan hilaridad, pero que por lo igeniosas que resultan nadie se atreve a manchar con agravios. Mas allá de los incendios y de la incertidumbre de no tener a la niña con ellos, el día está radiante y los minutos pasan como las llamas de un árbol a otro. Y al mismo tiempo admiran el paisaje enturbiado por el humo y las tantas cenizas por el aire; que a esta altura de los acontecimientos es un elemento más del paraíso de los Siete lagos. Y entre todos, con entusiasmo, recuerdan el cómo hubieron tenido que escapar del fuego a toda prisa. Así mismo evocando cómo en el trayecto de cuando huían, Sheila, pese a estar herida igual permaneció alerta de encontrar a su nieta por el camino. Y así recuerdan que cuando lograron arribar al hospital a Sheila le tuvieron que aplicar morfina. Con además su hijo Duncan solicitando una dosis para él. A lo que el muchacho se defiende diciendo que se encontraba tan angustiado que se quería anestesiar para poder sobrellevar el mal trance por el que atraviesa su familia.
Pero Nelson prefiere regresar al tema del nuevo presidente, de paso opinando que deliberadamente han tergiversado sus dichos allí en la conferencia de Davos, donde hubo acusado a los homosexuales de ser unos pedofilos. Por lo cual ofrece un agudo comentario acerca del acto promovido por la comunidad de lesbianas, gay, bisexuales y transexuales; al que se han de sumar asociaciones de jubilados y también los sindicatos; todo un conjunto de tullidos y disfrazados que se irán a quejar por distintos motivos pero en una sola manifestación antigobierno. Por su parte Fatima Verónica responde diciendo algo que tiene atorado en la garganta referido al nuevo presidente, que como fuente de ahuyentar todo los males de la república promueve un discurso referido al equilibrio fiscal, donde para lograrlo quita los subsidios que abaratan los servicios, mata de hambre al pueblo con sueldos de miseria, aparte de pedir prestado enorme cantidad de dinero al Fondo, para finalmente considerarse un genio superior a todos, siendo que por esa vía gobierna cualquier saparrastroso que se siente en el sillón de Rivadavia. Terminando su intervención con decir que se empeña por inculcar el liberalismo pero al mismo tiempo hace lo mismo que los populistas tratando por todos los medios de mantener un dolar bajo y emitir dinero para que las cuentas cierren.
Pero sin embargo Nelson Raimundo se niega a responder a la muchacha y enganchado con el tema anterior repite que el presidente, al que los wokes intentan hacerlo pasar por cabeza rapada con peluca, se encuentra indignado con los homoxexuales, a los que tilda de pedofilos pues pretenden someter a los infantes poco definidos en su identidad de género, a horrendas amputaciones de sus genitales, previamente debiendo andar toqueteando el bajo vientre de las criaturas. En cambio Sheila, pese a ser de pensamiento de derecha, actualmente se siente tan lejos de lo que alguna vez fue, que en cierta medida comienza a comprender la lucha de los diferentes. Así pues, perdida se siente en la circunstancia en que se encuentra, que en lo único que piensa es en pedirle a su hijo que le facilite una careta de cuero de las que él fabrica, para que en el caso de quedar hecha un esperpento tapar su rostro con algo digno de admirar. Y en cuánto a las chicas, qué si no fuera por las diferencias ideológicas ya serían grandes amigos, se alojan en un hotel céntrico y recién comienzan sus vacaciones, en verdad encontrándose muy entretenidas sin deseos de regresar a sus hogares.
Por su parte, Duncan, no obstante el fastidio que siente, prefiere esperar confiado el poder comunicarse con el señor que cuida de Saira, para que le informe cuando puede ir a retirar a la pequeña; que por lo que pudo averiguar es alguien de buena posición económica, dueño de una hermosa motorhome en la que hubieron viajado hacia Neuquén. Entre tanto que Sheila manifiesta sentirse confiada pero admite que se autopersive culpable de no haber tenido la suficiente responsabilidad en el cuidado de su nieta. Pasa que Saira tiene nueve años y ya pretende que la traten como a una señorita, por lo cual se acuesta a dormir muy tarde jugando con que Sheila se rinda de cansada.
Y así, de tanto andar conversando de política, fue quedando en evidencia que Duncan, aunque un tanto desorganizado en sus ideas con relación a la no injerencia del Estado en los asuntos de los privados, adhiere a los pensamientos de la derecha liberal, igual que Nelson y su querida madre. Por su parte, Astrid, pese a ser hija de un juez, es de izquierda, de la izquierda romántica del Che Guevara, por tanto pro rusa y pro china. Por su parte, en estos momentos, a Fátima Verónica le sucede que desearía estar en el Caribe pidiendo limosnas antes que tener que escuchar defender a los homofobicos que tanto rechazan a las personas afectadas por las consecuencias de la evolución de los tiempos, donde la sexualidad es declaradamente más amplia e igualitaria. Pues entonces, a la par en que las mentes se esfuerzan en querer encontrar argumentos para defender sus posiciones ideológicas, arden miles de árboles en todo Bariloche, con lo cual, Fátima Verónica, que justo cuándo estaba por decir, qué este presidente habla mal del socialismo cuál sí fuera un movimiento compuesto por cuatro gatos locos, en medio de la frase opta por decir, secta satánica, pues le parece que convina mejor con los tantos incendios forstales; que entre otras cosas dañinas que han ocurrido, ya se ha cobrado la vida de un hombre que se negó abandonar su vivienda; llevándose arrasadas más de tres mil hectáreas y varios centenares de viviendas.
Pero pasa de bueno que Duncan recibe un mensaje de texto y entonces interrumpe la charla, haciendo un gesto de lustrar su pelada, para enseguida anunciar la feliz noticia de por fin tener la dirección exacta de donde vive el tío de la muchacha que cuidó de la amada Saira en la fiesta electrónica. Pero ocurre que al estar la única ruta interrupida hay que seguir esperando por un día más. Por lo cual, a partir de ahora, para Sheila los minutos empiezan a parecer siglos y los segundos quinquenio, aunque finalmente, aún con el alma carcomida por la angustia, saborea una grata sensación de algarabía interior.
Pues entonces al fin se sabe que la buena de Saira se encuentra en la casa de un tal Caetano Feliciano, que vive en la provincia de Neuquén. Que no obstante la algarabía, Duncan protesta diciendo que deberá viajar cuatrocientos kilómetros para recuperar el tesoro de la corona. A lo que Astrid y Fátima le dan la idea de solicitar a Nelson que lo acompañe con su auto. Pues entonces, Nelson, sin quedarse atrás, acepta la propuesta sin interponer condiciones. Con lo cual las muchachas aplauden manifestando, que si les permiten que los acompañen, ellas estarían dispuestas a poner plata para la nafta.
Y entonces Duncan cuenta que le hubo preguntando al tal Caetano Feliciano cual es su ideología política, y éste le contestó que adhiere a la democracia, incluso prefiriendo que exista un modelo democrático donde las cuestiones básicas no se ponga en duda, más nunca el actual bipartidismo donde ambas opciones te ponen frente a un abismo fatal.
4.
Una vez comenzado el viaje con destino a Neuquén, las primeras palabras que suenan fuera del tema de la política, son referidas a colocarse los cinturones de seguridad. Donde las chicas que viajan con Duncan en la parte de atrás, hacen notar que no hay una sola de las correas. A lo que Nelson explica que por llevar el auto al chapista, han decidido colocar los cinturones recién cuándo el arreglo se de por finalizado. Pués entonces retoman la conversación en el punto donde hubo quedado. Que versa sobre la asunción del nuevo presidente republicano de Norteamérica, que a poco de tomar el poder ya pretende adueñarse de la franja de Gaza. Pues entonces, Nelson Raimundo, Sheila, y el propio Duncan, manifiestan estar de acuerdo con que Estados Unidos junto con Israel vayan querer controlar Gaza para así poder derrotar al grupo Hamas. En cambio Astrid ruega porque los imperialistas sean piadosos con el pueblo palestino, que en última instancia lucha por lo que les pertenece. Y así Fátima Verónica opina que Donald Trump es un soberbio imperialista que se encuentra envalentonado por motivo de poseer armas nucleares; pero que precisamente por ello debería actuar de manera responsable. A lo que Fátima agrega que además las autoridades de Israel anunciaron que irán a crear asentamientos de colonos en Cisjordania, lo cual demuestra que están dispuestos a hacerse de lo ajeno. Pues entonces Nelson proclama que los límites de defender la vida sólo deben terminar cuando se extirpa el mal por completo. Fátima Verónica, a regañadientes, respondiendo que le parece una locura cómo el presidente de Estados Unidos trata mal a todo el mundo, que hasta exige querer recuperar el valor de los armamentos que le ofreciera a Ucrania como ayuda. Y Astrid, riendo, apoya los dichos de su compañera, diciendo que además ese Donald Trump ahora desea intervenir el canal de Panamá, claramente utilizando la fuerza bruta, cómo para luego poder administrar el puerto a su antojo. A lo que Duncan responde, qué ocurre que al presidente de Estados Unidos le parece absurdo tener que pagar peaje para que circulen las embarcaciones de su país; además de estar ofuscado porque los chinos abastecen a los países comunistas del caribe. Fátima respondiendo que Donald Trump además tiene pretensión de hacer que Canadá se incorpore a Norteamérica como un Estado. Lo cual a las chicas les hace parecer que ése Trump quiere agrandar su nación para así poder equiparar el enorme territorio que tienen los rusos. A coro, Fátima y Astrid haciendo mención del nuevo presidente, qué al querer comprar Groenlandia a Dinamarca, con además anexar Canadá cómo un Estado más de Norteamérica, en cierta forma dando la razón a Rusia que pretende hacer lo propio con Ucrania de quedarse con la mitad de su país. Aunque también conversan acerca del aclamado tema del gobierno argentino queriendo renunciar a pertenecer a algunos de los organismos internacionales; según la expresión de las chicas, que por ser un despota, a la Organización de los Derechos Humanos, y por ser un soberbio hasta decir basta a la Organización Mundial de la Salud; según se dice, por cómo manejaron de mal el asunto de la pandemia. Y así el viaje va pasando entre mates y charla sobre política, donde se habla sobre la actualidad con la pasión propia de los comprometidos en querer modificar la realidad. Con Astrid que hace mención sobre lo mucho que ganan los senadores, una jubilación mínima por cada día. En esta oportunidad estando todos de acuerdo en que les resulta muchísimo dinero lo que reciben los senadores; que mientras se niega de manera categórica aumento para los jubilados ellos ganan fortunas. Pero de pronto Fátima Verónica hace que todos pongan el ojo en la gran cantidad de campo alambrado que viene a representar la estructura típica de la propiedad privada. Pues entonces, Nelson Raimundo, de manera didáctica, señala que los alambrados existen para asegurar que el ganado permanezca en el campo correspondiente.
Y así, entre tema y tema, de los que discrepan en su mayoría, de pronto Fátima Verónica muestran interés por saber quien es el padre de Saira. Pues entonces Sheila responder que su hija a los veintiún años de edad tuvo un romance con un chileno, que luego de haber noviado un tiempo de golpe se fue sin avisar para nunca más regresar. Palabras éstas que suenan en boca de Sheila con una expresión muy diferente a cuando hace predicciones, que por tal motivo a Fátima le suena a flagrante mentira. Pues entonces, como queda un interrogante muy grande sin responder, Astrid aprovecha el impaz para preguntar acerca de quién fuel hombre que dejara embarazada a la hermana de Duncan donde luego perdió la vida. Sheila respondiendo que el año pasado su hija tuvo una relación con un turista extranjero, ocurriendo exactamente lo mismo que el anterior, que más luego de plantar la semilla desapareció del mapa. De paso contando que ese maldito embarazo ectópico, donde el embrión estuvo alojado fuera del útero, se produjo precisamente por hacer el amor con extranjeros que no se hacen cargo de nada. Por su parte, aunque muy antenta al relato de Sheila, Astrid mira a Duncan como queriendo saber si lo que dice es cierto, encontrando de parte del muchacho una expresión facial donde sus labios se ponen gruesos como neumáticos de bicicleta. Y finalmente las chicas se interesan por saber quién es el padre de Duncan, por lo cual Sheila hace saber que es viuda, y que Nelson no tiene nada ver, pues su progenitor fue un combatiente de Malvinas. Pero no obstante la curiosidad, Fátima Verónica intenta poner freno a las aspiraciones de Astrid en querer saber el árbol genealógico de la familia de Duncan; porque al estarse hablando con gente de derecha, le viene a la mente la idea de estar frente a mentirosos profesionales. Y así, por querer evitar continuar hablando sobre su amarga historia, Sheila opta por dar a conocer una predicción que tiene en la mente. Pero antes aclara que le parece una predicción de poco valor, pues en pleno verano andar adivinando incendios forestales es algo barato, pero no obstante anuncia que pasado mañana se ha de iniciar uno en la provincia de Chubut, con ocho focos activos; que por tal motivo las autoridades habrán de querer a culpar a los Mapuche. Así pues, entre discusiones, aprobaciones y desaprobaciones de los conceptos vertidos, fueron recorriendo el camino hasta llegar hasta Neuquén capital. Que al poco de llegar toman por la ruta principal que conduce a Chipoletti. Y justo luego de una ondeada curva, donde Nelson parece conducir tratando de no gastar los bujes del tren delantero, Sheila cuenta que días pasados hubo vivido una situación con Saira por demás injusta hacia ella. Pues la niña le recriminó estar muy ofendida por haber perdido a su madre por estar muchas horas abandonada. Opinando que la nieta pretende asumir un liderazgo demasiado temprano, queriendo que todo gire alrededor de su manera de apreciar la realidad; considerando necesario hacerle saber que está totalmente equivocada, por tanto teniendo una falsa apreciación de los hechos, cosa que resulta razonable pues es una nena de nueve años, pero que en lo sucesivo deberá tener que corregir el error si es que en el futuro pretende ser un chica bien plantada en la vida; aunque, aclara, confía que algún día no muy lejano perfectamente podrá entender que está hablando tonterías pues su madre falleció por causa de una emorragia interna. Y entonces la propia Astrid manifiesta querer saber hace cuánto tiempo hubo fallecido Olga María; en el silencio que se provoca encontrando de parte de Duncan la inesperada contestación de hace poco más de quince días. Por su parte Nelson trata de disuadir el momento de tensión, deteniendo la marcha frente a un almacén, de paso alentando a los presentes a comprar lo que les haga falta, con aparte estirar las piernas antes del esperado encuentro. Resultando que al frente de donde se encuentran hay unos obreros que trabajan en una losa, poniendo ladrillos huecos sobre un anexo perteneciente a una fábrica de soda. Y a propósito de una publicación que aparece en el celular de Astrid, se enteran que también en la provincia de Neuquén, donde se encuentran ahora, se ha iniciado un incendio forestal en las inmediaciones. Y así es que Duncan Otelo mira hacia arriba con el fin de conseguir divisar alguna lengua de humo en el firmamento; de paso haciendo un simpático comentario, acerca de parecerle oportuno llevar algunos cajones de soda para colaborar con los bomberos de la zona. A lo que la propia Fátima Verónica le responde que tenga precaución para cuando se deshaga del cigarrillo, de antes de tirar la colilla mejor apagar la brasa cual si aplastaste una cucaracha.
Entonces luego de retomar el viaje, casi faltando nada para llegar a la dirección indicada, conversan acerca de cuánto podrían llegar a tardar en apagarse los incendio de aquí y de allá. A lo que Duncan responde que a su criterio el gobierno debería calificar como terrorismo la acción de incendiar los bosques a propósito y con ello agravar la aplicación de las penas. Pues entonces, como tocada por un espada, Fátima Verónica se atreve a preguntar a Duncan, si con ser un simple artesano logra solventar sus gastos o acaso es un mantenido de Sheila. A lo que el muchacho, incrédulo, responde que trabajando se pasa la vida demasiado rápido, por lo cual prefiere estirar el tiempo amasando tallarines. Pero resulta que ahora están a unas pocas cuadras de donde se encuentra la niña, siendo lo mejor evitar profundizar en charlas difíciles. Cuando de pronto comienzan a bajar las ventanillas para así mirar mejor la casa adonde se dirigen, más justo en ese instante por fin enfrete ven la casa del tal Caetano Feliciano. Al decir de Nelson, una verdadera mansión del siglo XXI, digna de pertenecer a un barrio privado de la más alta categoría. Que por lo que se puede apreciar, la vivienda en cuestión es una hermosa mansión con un enorme techo de tejas.
Así pues el paisaje parece una postal de ensueño, todos esperando ver entrar en escena a Saira; que según la opinión de Nelson, desde temprana edad pretende entender de medicina cual si fuera una especialista en obstetricia. Cuándo de pronto, en conjunto, observan a un hombre en la vereda, del cual Sheila asegura que se trata de Caetano Feliciano. Y al llegar estacionan y descienden, saliendo al encuentro esperado cada uno a su ritmo encarando el momento con actitud optimista. Mientras tanto que sin pérdida de tiempo Caetano Feliciano les solicita que por favor describan alguna característica de la niña, para así comprobar que les pertenece. A lo que Sheila responde estar aburrida de concesiones, solicitando, con angustia, poner un punto final a la realización de tramites. En tanto que Caetano asiente diciendo que ésa es la respuesta que esperaba escuchar para estar confiado de entregar la niña a sus parientes.
Pero sin embargo ocurre algo inesperado, al ver a la pequeña escapar corriendo hasta desaparecer en la esquina. Pues entonces se escucha decir de parte de Nelson, con tono grave, que regrese de inmediato. A la vez de Sheila golpear con el puño cerrado el capot del auto, solicitando a su pareja que por favor no se meta. Por lo cual, un tanto ofendido, el propio Nelson le reprocha diciendo qué por favor no se tome como costumbre golpear el auto; con tono amable solicitando a cambio de enojarse mejor ponerse alegre de saber que la nena está tan bien que ni deseos de regresar tiene.
Por su parte Caetano se muestra preocupado porque las visitas tengan que demorarse en regresar, de hecho deseando que lo puedan hacer cuánto antes, sobre todo porque la ruta de noche es una boca de lobo, donde en cuatrocientos kilómetros no hay ninguna estación de servicios.
Pero sin embargo pasan los minutos y Saira no regresa ni aparece por ningún lado. Pues entonces el dueño de casa los invita a entrar a esperar a que se resuelva el intrincado. Para lo cual pasan a la vivienda y enseguida preparan unos ricos mates acompañados de bizcochos Don Satur.
La mujer de Caetano Feliciano tampoco se encuentra, pues ha ido a hacer compras, pero éste asegura que cuando regrese lo más probable es que le indique a la empleada que prepare algo para el almuerzo. Y en eso de estar conversando del tema obligado de los tantos incendios,
Sheila observa colgada de la pared una careta de mujer que le llama poderosamente la atención por lo bonita. Pero sin embargo nadie repara en ello pues hablan con entusiasmo acerca del lider Mapuche que es buscado por cielo y tierra. Y mientras tanto, en su mundo de enorme tristeza, Sheila, de espíritu chiquito de tanto azote que le viene dando la vida, mira con enorme interés esa máscara que allí hay en exposición, obserando su belleza producto del buen gusto empleado en la fabricación. Que por tanto se anima a pedir al dueño que se la venda o se la obsequie. Por lo cual, como saliendo de la tumba de su asombro, Caetano Feliciano opta por generosamente regalar el objeto a la mujer malherida. Pues entonces, sobre el vendaje blanco coloca las máscara, ahora sintiendo que en el futuro puede quedar hecha un estropicio. Además expresa, contenta de la vida, que si queda cual un esperpento de película de terror igual tiene una segunda máscara fabricada por su hijo, que usará cuando tenga que higienizar la titular.
Pero no obstante el tanto a favor de verla a Sheila contenta con su nueva máscara, sin pérdida de tiempo hablan sobre qué hacer con Saira que no regresa.
Por su parte, como para Nelson es un programa chino quedarse esperando a que se resuelvan los caprichos de una infante, pide permiso para ir al auto a poner agua al radiador y paso pasar una franela; de esta manera metiendo presión para cuánto antes regresar a Bariloche. En tanto que Duncan, después de tan largo viaje, está dispuesto a quedarse hasta el otro día. Y Astrid, junto con Fátima Verónica, lo mismo, porque piensan que recién comienzan sus vacaciones y tienen un montón de días por delante.
Pero al cabo de un rato, salen a la vereda a ver que pueden hacer para revertir la situación y ocurre de sensacional que ven a Saira con un grupo de tres señores. Que según lo que Caetano expresa, se trata de unos trabajadores de la construcción que están remodelando la casa de la esquina. Ocurriendo de sorprendente que de inmediato todo ese grupo de gente se suben a un auto, con Saira en medio de ellos y cómo chorro de agua de manguera de bombero salen cual si estuviera en una carrera de turismo carretera. Así pues Sheila quedando petrificada, impedida de mover siquiera los brazos para pedir auxilio. Con los demás presentes lo mismo, que permanecen catatónicos con lo incongruente de la situación; de esa gente salir a efectuar un viaje sin retorno, pareciera, por nada volviendo la vista atrás. Sumado a que la vivienda donde trabajan quedó con el portón abierto. Con además la propia Saira que parecía una integrante más del trío, cual cisne flotando en una lisa laguna imposible de querer arrojar una piedra. Pues entonces ha resultado que los albañiles de los vecinos de Caetano partieron raudos con dirección a la avenida principal, quedando todos con la boca abierta, excepto Caetano que queda diciendo que escuchó decir que son gente que provienen de la provincia de Corrientes. Por lo cual vuelve la cabeza y sigue parafraseando como pensativo, a la vez de manera preocupada, que posiblemente se dirigan a dicha provincia, pues también se han iniciado otros incendios peor aún que en ningún parte del país. Para lo cual, Sheila, tartamudeando, exige que le explique lo que quiere decir cuándo dice que gente desconocida se ha ido tan lejos llevando a su nieta sin dar explicaciones. A lo que Caetano, con parsimonia, vuelve a repetir, que debe ser porque la provincia arde en llamas superando ya las veinticuatro mil hectáreas consumidas.
Sin poder ser de otra manera, Dunca pide ayuda a Nelson solicitando cuánto antes salir a perseguir a esos albañiles; que con toda la premura que amerita la situación en breves segundos así lo hacen. Pero al no ser una pista de carrera por donde circulan sino una avenida importante de la ciudad de Neuquén, deben respetar las reglas de tránsito, pues sino corren serio riesgo de chocar o ser detenidos; lo que sería peor aún de lo que les está ocurriendo ahora, que es el hecho de no poder alcanzarlos como quisieran.
Finalmente la gran expectativa se va desvaneciendo en la medida que los poseedores de Saira se tornan inalcanzables. Pues entonces Caetano llama por celular al dueño de la casa vecina que están remodelando, relatando al dueño lo sucedido. Pero ocurre que este vecino le cuenta que no está allí sino en un hotel. Pero de todos modos le cuenta que en un momento escuchó a esa gente despotricar contra los padres de la niña, a viva voz vociferando que no la supieron cuidar como corresponde; y que por tanto a lo mejor éso tenga algo que ver conque la hayan llevado; porque aparte dice que se hizo voz populi que la mocosa estuvo en la fiesta electrónica donde estaban todos drogados; además de decir que está gente ya debe estar sintiendo que es su hija, siendo lo más probable que al saberla huérfana la pretendan adoptar. Escuchándose decir de parte de Sheila qué tengan cuidado porque la nena se llama Saira y forma parte de una familia decente.
Y mientras discuten por querer saber quienes son esas personas que tienen a la niña, Nelson se muestra incapaz de poder dar alcance al auto que persigue. Pero no obstante expresa cierta satisfacción de saber que la nieta de Sheila está sana y alegre; con asimismo agregar un reproche diciendo que antes de venir a buscarla, sabiendo que la piba es inquieta como perro sobrealimentado, se deberían haber tomado los recaudos necesarios para avisar que no la pierdan de vista. De paso recriminando a Duncan el hecho de no haber impedido que la nena esté hasta altas horas de la madrugada en sitio tan peligroso.
Por su parte, el sol está picante, se escucha decir por parte de Astrid, como queriendo apaciguar la alta tensión en los nervios; de paso agregando un comentario acerca de pensar que en África, en los lugares donde hay población, andan queriendo que no haya árboles, precisamente para evitar incendios. Entonces antes que nadie diga más nada, Caetano Feliciano propone mejor regresar a su casa pues allí tiene una motorhome y sin demora los invita a emprender un tours hacia la provincia de Corrientes; porque estando allí con toda seguridad los podrá localizar. Por lo cual, Sheila, dice aceptar la invitación; aunque de todos modos le consulta a Nelson a ver si está de acuerdo. Perp ante la propuesta osada de Caetano se genera un momento de confusión. Para finalmente entre todos emprender el regreso con el fin de iniciar dicho largo viaje.
Y mientras regresan no se hace esperar la pregunta de qué opinión tendrá la esposa de Caetano al saber que se ausenta por tanto tiempo. Con lo cual el hombre se desembucha con una confesión por todo concepto imprevista. Y es que está atravezado una crisis matrimonial y antes que su señora regrese prefiere partir y más luego por celular explicar el motivo de la ausencia. Entre otras cosas por considerar tener parte de la culpa al haber descuidado su función de protector de la niña. A lo que Sheila responde, que también ella tiene una culpa tremenda por el hecho del día de la fiesta electrónica haberse ido a dormir antes de hacer dormir a la niña.
5.
Y justo cuando están saliendo de la casa en la formidable motorhome, Caetano Feliciano ve a lo lejos a su señora esposa regresar de hacer compras. Que por consecuencia, rápidamente, en contramano, se desvía en la primera esquina; suponiendo que por una maniobra arriesgada escapa sin ser descubierto. Por lo cual, dejando el presente ido en su espacio ignorado, avanza por la avenida principal cual un sobreviviente del plan económico. Cuándo de pronto Sheila se anima hacer un comentario de tipo reproche, relacionado con la actitud egoísta de negar a su esposa una explicación al respecto de lo que sucede. Sobre todo porque su mujer ha de buscar a Saira, y al no verla pensará que fueron a dar una vuelta, donde más luego al observar que no regresan, con espanto se quedará sospechando de un abuso. Además porque lo más probable es que permanezcan ausentes durante más de un día, sobrado motivo como para tener qué informar en donde se encuentra la nena. Y sumado a esta recriminacion, se escuchan las palabras de Astrid Jenifer Sandra, que suscribe los dichos de Sheila, con además agregar otro reproche hacia Caetano por mostrarse tan egoísta; sumado que la persona de quien huye es la madre de sus hijos y que por tanto bien podría haberse tomado un par de minutos para contar lo que sucede. Cuándo de pronto suena el celular de Caetano que al instante tapa con una franela cual si estuviera sofocando un grave incendio, a la vez de decir, que si él hubiera detenido la marcha para informar a su esposa lo que ocurre, que tengan por seguro que el viaje no se hubiera realizado. Enseguida poniéndose a contar, que allá en Bariloche, no bien Saira subió a la motorhome quedó por completo obnubilada, como enamorada del vehículo, al punto que por nada se quería bajar. Pero que no obstante se veía muy triste, y tan triste que éso le llamó mucho la atención, motivo por el cual esa noche se quedó a dormir en la motorhome con una de sus hijas. Así pues, ante las palabras de Caetano, los presentes suspiran de alivio, más que nada por estar fascinados de igual manera, que en gran medida aceptaron la propuesta de encarar el largo viaje, pensando en pasear en el rodado de la marca Mercedes Benz. Por lo tanto comprendiendo perfectamente porque la nena por nada del mundo quería salir de allí dentro. Pues entre tanto dolor de perder a su madre en ese momento por fin podía gozar de alegría. Y así, dando curso a la emoción contraída, todos saborean cada instante sintiendo el mismo placer, casi por un momento dejando de juzgar la vida del chofer y dueño del castillo con ruedas, de ahora en más ubicada su figura en el pedestal más alto. Más por allí se escucha la moción de preparar unos ricos mates; entre otras cuestiones porque tienen un baño cerca. Pues entonces se produce un remanso, donde Sheila le hace conocer a Caetano que ella es una profesional de adivinar el futuro, en esta oportunidad haciendo una predicción muy arriesgada, asegurando que en pocos días ha de perecer el Papa Francisco; pero que además, oh casualidad, al otro día habrá un incendio forestal en las cercanías de Jerusalén. Como broche de oro agregando que más luego asumirá cual nuevo obispo de Roma, un cura de su línea de pensamiento, nacido en Estados Unidos, aunque además de nacionalidad peruana; y que ha de elegir el nombre de León XlV. Y al quedar todos mirando sin saber que decir, Sheila solicita que tengan un poco de paciencia pues en breve lo podrán comprobar fácilmente. Pues entonces, a propósito de su madre haber ofrecido una predicción tan detallada, Duncan, manifiestando saber que las chicas dudan de si acaso es una bruja con poderes paranormales, da a conocer que ella adora la fiesta de Halloween, en cuya fecha su aura adquiere la forma de una verdadera arpía, aunque ahora así vendada sería imposible apreciar ese fenómeno. Palabras que despiertan cierto aflojamiento muscular, donde además se genera una conversación sobre la actualidad de los Estados Unidos, en que Astrid opina que los aranceles a las importaciones que los yanquis aplican a los distintos países son todo lo contrario a la libertad de mercado, lo cual demuestra que son unos verdaderos nazis. Además catalogando dichos impuestos como un disparate cósmico por lo alto que resultan; pues aplicar un gravamen del cincuenta por ciento del total de la mercadería es una barbaridad de caro; e incluso amenazando castigar con otros aranceles extras aquellos que se atrevan a comprar gas o petróleo a Venezuela. A lo que Fátima Verónica se suma con decir que para ese Trump el pasado no existe, pues siempre habla como sí la historia del mundo empezara a partir de su mandato; porque el déficit de la balanza comercial poco tiene que ver con andar perdiendo dinero, pues lo que recibes a cambio es mercadería de la buena. Astrid nuevamente opinando que ese hombre pretende infundir miedo mostrándose dispuesto a destruir a quien se porte mal, pues con esa manera directa de actuar ambiciona justificar las bombas nucleares que hubieron arrojado en favor de la paz; con encima pretender que lo otorgen el premio mayor de occidente. Pues entonces el viaje continúa hacia el destino pactado, bajo un clima de tertulia politizada, donde han establecido pasar la noche en un camping de Santa Rosa, La Pampa, para al otro día retomar por la ruta cinco hasta llegar a la catedral de Luján; para más luego de persignarse y hacer unos pocos kilómetros mas, atravesar el puente de Zarate Brazo Largo, con luego continuar por una larga ruta en línea recta hasta llegar a la provincia de Corrientes. Y todo por una niña que se considera más importante que los próceres que se estudian en la escuela; se deja escuchar en plena carretera por parte de Nelson Raimundo. Más una vez establecida la rutina, se distienden de los motivos negativos que dieron origen al viaje, los cuales concideran poder resolver con un poco de astucia. Pero pasado un tiempo de andar por la ruta, cual si no pudieran dominar la lengua con relación hacer algún comentario acerca del tema de los tantos incendios, como es lógico, hablan con vehemencia de uno nuevo que se ha originado en la provincia de Chubut, que estaría siendo igual de devastador que los anteriores. Por tanto yendo la conversación para el lado del Estado Argentino, qué con la escusa del equilibrio fiscal se niega a enviar ayuda humanitaria. Y de esta cuestión, de haber tan poco dinero circulando entre los ciudadanos, aparece el tema que tiene que ver con el nuevo presidente argentino, pretendiendo imponer un decreto llamado de Ficha limpia, que impide ser candidato a aquellos que tengan alguna sentencia judicial en su contra y con ello castigar a los políticos corruptos de poder participar en futuras elecciones. Que según Astrid vendría a significar una cortina de humo cómo para de esa manera el gobierno postergar una necesaria ayuda ante la urgencia de reparar los daños que los incendios han provocado. A lo que Fátima Verónica agrega que esa ley de Ficha limpia.ha sido creada exclusivamente para arruinarle la carrera política a Cristina. Pero sin embargo Sheila vuelve hacer un nuevo vaticinio, de tipo clarividencia, acerca de ese decreto ir a perder la votación en la cámara de diputados, por tan solo un voto. Ocurriendo que al iniciar un nuevo hilo de conversación sobre política, chocaron con la imagen de Caetano Feliciano poniendo reparos en opinar sobre el tema, pues acostumbra delegar toda su fe y confianza en la democracia, donde siempre asiste a votar lo que según su entender conviene al país, pero más luego da vuelta la página y prefiere hablar de religión o deportes. Y entonces explica, que al igual que los juegos, que son un circuito cerrado con reglas fijas, la democracia bien aplicada, con honestidad y sin hacer trampa, es la vía perfecta para comunicarse con lo Divino que termina siendo sagrado. Porque además, entre otras cuestiones, se siente viviendo en un país gobernado por gente de muy bajo nivel, no valiendo la pena ilusionarse por las promesas, ni tampoco amargarse demasiado por los fracasos. Y más aún, en un mundo donde la mayoría de los gobernantes carecen de talento, optando por votar y hecharse a rezar porque el gobierno de turno sea lo mejor que pueda ser. Y en el fondo de su alma deseando que prontamente la inteligencia artificial supere ampliamente al ser humano, para así poder encontrar soluciones para los problemas más acuciantes. Hasta incluso queriendo obligar a los gobernantes a tener el ineludible deber de consultar la inteligencia artificial. Con de esa manera ir quedando el historial registrado en una app especifica, incluso pudiendo aplicarse sanciones si es que la sugerencia de la inteligencia fuera la correcta pero no obstante desestimada por el gobernante en ejercicio del poder. Por su parte Sheila se arrepiente de haber vituperado a quien lejos de ser un cuatro de copas, es quien los está ayudando a poder recuperar a su querida nieta; al extremo de poner en juego su matrimonio. Por lo cual le alcanza un mate bien espumoso y le da un beso en el antebrazo. Y pese a la angustia de tener a su nieta en dudosa custodia, Sheila mantiene enarbolada la fe en creer que todo se trata de un mal entendido. En tanto que Duncan, al ver a su madre hablar con determinada confianza, opta por recostarse en una de las camas. En cuanto a Nelson Raimundo, tiene una aceptable empatía con Caetano, y de las chicas, serias inquietudes de educar sus mentes, tratando de cambiar sus ideologías volcadas hacia el lado del populismo; calculando que con su predica algún día podrá llegar a demostrar las virtudes del neo liberalismo y de la libertad individual. Y mientras empiezan a sentirse entretenidos, el rodado surca los caminos con el conductor haciendo un reporte informativo de estar yendo por la ruta provincial seis, muy cerca de la ruta nacional ciento cincuenta y dos, donde tiene pensado desviarse como para ir directo hacia la provincia de La Pampa. Entonces Fátima Verónica bromea diciendo que la motorhome está tan limpia y reluciente que es imposible imaginar que pueda haber insectos en los cajones; por lo cual saca una cuchara, y sin pasarle un trapo la carga de azúcar como para endulza el mate lavado que le ha tocado en gracia. Al rato de un ameno transcurrir, ocurre que Sheila expresa imperiosa necesidad de quitarse el vendaje y poner uno nuevo. A lo que Duncan salta de la cucheta e intenta liderar la curación. Principalmente comenzando por aflojar la venda, que lleva puesta desde que salieron del hospital; de paso jugando a querer crear un determinado suspenso. Entonces Sheila, a viva voz expresa, que si por esas cosas de la vida se queda sin nariz que no se hagan problema pues se pondrá la careta de Caetano. A lo que el joven hijo responde, que se despreocupe por completo pues mientras él sea el doctor ella quedará hecha una pinturita. Agregando a su discurso la encantadora frase de su querida madre haberlo traído a este mundo para triunfar de la mano de él. Pero no bien desatada la venda, el propio Duncan se apresta a descubrir el rostro lastimado de su madre, Sheila. Y cuándo esto sucede, todos sin excepción escucharon un especie de ruidito, a la vez de verse algo diminuto rodar por el suelo. Con lo cual los actos reflejos del grupo se alinearon hacia la propia damnificada, de inmediato pudiéndose comprobar que carece por completo de nariz; que por tanto su rostro remite a la imagen de una calavera. Con lo cual, pese a que el sol aún se deja ver en el interior del recinto se provoca la rara sensación de estar en un castillo embrujado. Ahora la tristeza es generalizada pues la realidad indica que Sheila ha quedado con el cara lisa y el labio superior levemente leporino. Además con la piel un tanto en carne viva aunque en franco proceso de cicatrización; por fortuna al momento prácticamente fuera de peligro de contraer infecciones. Crucial momento donde se suscita una gran expectativa por saber cómo irá a reaccionar la damnificada luego de revelarse el tremendo desenlace. Al punto que la propia Sheila debe consolar al grupo manifestando que ya le parecía que algo malo sucedía, pues se tocaba la nariz y era como manipular el timón de una barca. Y agrega que así cómo ha quedado es como en realidad se siente por el hecho de haber perdido a su hija. Lo cual en cierta medida lo considera como una ilustración de su estado de ánimo; aunque más luego se va haciendo evidente que con el correr de los segundos se instala patente el malestar en todas sus formas. Pero en la medida que la motorhome avanza, Sheila parece resignarse rápidamente a estar tullida, sin más aceptando la nueva circunstancia que el destino le hubo deparado. Con enfrente tener a una Astrid que pestañea nerviosa mientras mastica deseos de darle un fuerte abrazo. Y aparte una Fátima Verónica suplicando al Cielo porque pueda recuperar a su nieta y poder empezar una nueva vida. Por su parte Caetano Feliciano se encuentra enfocado en el camino, pero sin embargo manifesta bronca de haber consentido que la niña hiciera migas con el vecindario; aunque aclara que de éstos vecinos en especial, lo ignoraba, pues solamente sabía que son trabajadores que provienen del rubro de la construcción. Más, Nelson Raimundo, esquivando la mirada, no obstante alienta a su pareja a pensar en cosas lindas, cómo queriendo insuflar fuerzas para poder soportar lo que continúa. Pero Sheila, de entre sus pertenencias, se apresura a recuperar la máscara de Caetano y se coloca el atuendo para ocultar el rostro deformado. Con ello dando inicio a una nueva etapa de su vida, demostrando que por nada bajará los brazos en éso de encarar el destino con el debido coraje. De todos modos el viaje continúa rumbo hacia la primer detención, donde, pese a la negativa de Sheila Paulina Lidia, todos coinciden en tener que ir al hospital. Aunque, no obstante el estupor general, Sheila con su careta nueva deja de sentirse una momia para con garra hacer frente al destino con su careta puesta. Pero cuando llegan a Santa Rosa, La Pampa, Caetano se dirige la nave en dirección de una clínica en exclusivo para que los médicos atiendan a Sheila como se debe. Aunque, sin embargo, Sheila sufre un retroceso en su ánimo, adoptando una actitud testaruda, negándose a ser atendida, de manera imprevista sugiriendo a cambio, mejor ir a comprar una buena provisión de carne vacuna, para de esa manera preparar un rico asado. Hora y media más tarde, ya se encuentran saboreando el asado criollo con variedad de cortes vacunos. Cuándo de pronto, por estar la radio encendida se escucha del noticiero un Último Momento que da cuenta de una denuncia contra un hombre de Neuquén, quien hubo secuestrado a una niña de nueve años, huérfana, que por culpa de los incendios estaba en custodia suya. Y sigue diciendo el parte que resulta que la denunciante la efectuó la propia esposa, por lo cual, de inmediato, el juzgado ha decretado el alerta Sofía. Pues entonces Fátima Verónica empieza a masticar la idea de Caetano Feliciano haber abusado de la niña; que por tanto se queda mirando de reojo la motorhome en busca de una revista pornográfica. Donde de manera coincidente Astrid hace lo propio en querer descubrir una prenda íntima de la chiquilina. Pero antes que alguien diga algo, Caetano Feliciano anuncia que no se ha de presentar a ser juzgado por algo de lo que se concidera inocente. Para lo cual está dispuesto a desafiar a la justicia permaneciendo prófugo. Además Caetano da por sentado que seguramente su esposa debe haber dicho mentiras para así calumniar su persona con un descontado asunto de índole abuso sexual; más con ello permanecer dominando el presente desde un lugar autoritario. Por lo cual hace un juramento de seguir adelante aunque a la mañana siguiente tenga que adquirir un tractor para continuar rumbo a la provincia de Corrientes. No obstante las enormes dudas, el grupo intenta tranquilizarlo asegurando que le saldrán de testigo por saber que los obreros de su vecino son los únicos culpables. Y mientras todo esto sucede la noche reluce por las tantas luminarias de los diferentes campamentos, que la luna ha quedado relegada solamente a las canciones que se escuchan de fondo. Y aún con la boca llena de la grasitud propia de la carne vacuna, siguen platicando de temas de política, escuchándose decir de parte de Astrid, que este nuevo préstamo que el gobierno ha solicitado al Fondo Monetario Internacional, es el trampolín perfecto para que en el futuro los gringos nos quieran comprar parte de la patria; porque a como el país viene acumulando deuda, cuando la argentina no pueda pagar van a exigir que le vendamos Tierra del Fuego. Pero ocurre que antes de discutir sobre política prefieren hablar de cómo continuar el viaje sin ser descubiertos, o bien detenidos por la policía en algún operativo. Que cómo primera medida Nelson le propone a Caetano que utilize la careta de Duncan para de esa manera poder ocultar su rostro ahora tan conocido; y si por esas cosas, como consecuencia de un pedido de identificación le pidieran que muestre la cara, que primero lo haga Sheila para que vayan a desistir de seguir investigando.
6.
A la mañana siguiente, Caetano Feliciano solicita que por favor presten atención porque tiene una noticia muy alentadora. Acerca de un dato preciso que hará retomar la confianza en la empresa en la que están embarcados. Y así cuenta que le hubo entrado un mensaje perteneciente al vecino, dueño de la vivienda que están remodelando, donde le cuenta que revisando la obra a medio terminar, hubo encontrado un mapa donde hay marcado un campo en las afueras Curuzú Cuatiá. Y le informa que, en cuanto a los albañiles en cuestión, ignora sus datos personales, aunque, de corazón, le parece firme la pista de aquel mapa; que más que mapa se trata de un croquis. Y entusiasmado con la pista, Caetano expresa sin remordimiento una idea que tiene, que es la de permutar, lo antes posible, la motorhome por un vehículo cualquiera, desde luego con algún turista que esté alojado en el camping; y así dirigirse adonde dice el vecino; aquella dirección impresa en un papel perteneciente a una bolsa de cemento. A lo que todos responden que desde luego aceptan de buena gana, además jurando acompañarlo hasta donde sea necesario para dar con los irresponsable que se adueñaron de Saira. Y por tanto, conforne a lo convenido, en breve, empezaron hacer rodar la noticia de un señor adinerado estar dispuesto a permutar su casa rodante por algo de menos valor. Ocurriendo que antes de lo pensado, se hubo logrado conseguir un interesado, que sin dar vuelta aceptó el ofrecimiento de permutar su cuatro por cuatro por la motorhome. Pues entonces, luego de con camioneta nueva salir del camping y retomar el viaje, Caetano lanza una reflexión salida de lo más profundo del alma. Muy seriamente recapacitando acerca del lío en que se hubo metido, tan sólo por ofrecer ayuda en favor de las víctimas de los incendios de Bariloche. Por tanto viéndose forzado a tener que realizar una pésima transacción, al tener que cambiar su motorhome por un vehículo de origen japonés en el que están viajando. Con hondo pesar repudiando la movida negativa, catalogando el trueque cual una derrota económica además de afectiva; aunque frente a la mirada de Sheila de complicado pasar, admitie sentirse realizado por colaborar en una causa que bien vale la pena arriesgar el pellejo. Por su parte Nelson Raimundo hace una observación que tiene que ver con que, por la circunstancias en que se encuentran, la transacción se puede catalogar de jugada maestra. A lo que Sheila completa la idea diciendo que si bien la motorhome vale mucho mas que la Toyota Hilux, no resulta nada fácil encontrar a alguien interesado en adquirir un vehículo donde después e será muy difícil encontrar un estacionamiento apropiado. Y entonces Duncan agrega que además la patente y el seguro salen el doble de caros. Pues entonces es que Fátima Verónica le pregunta a Duncan, si él concidera posible que ese tipo pueda tener intención de poner en duda la permuta. A lo que Caetano responde que a su humilde criterio el comprador no se ha dado cuenta de nada, pues en un momento dijo que poco y nada utiliza el celular para navegar por la Internet, y que jamás mira noticieros ni tampoco lee los diarios. Pues entonces a propósito de la denuncia que interpuso la señora de Caetano, surge el tema del feminismo contestatario, en tanto que las mujeres se ven obligadas a defender sus derechos por sobre el machismo vigente. Que según lo que Fátima Verónica dice, hoy día el machismo ha encontrando en el feminismo un antagonista de fuste, además de un espejo donde poder mirarse los compadritos de siempre. A lo cual Astrid responde con un comentario acerca de los talibanes de Afganistán, que en estos precisos momentos parecen tener el índice de pobreza más alto del mundo, seguramente producto del feminismo occidental, qué a boicoteado en su contra por motivo de cómo tratan de mal a las mujeres. Pues entonces Fátima Verónica se hace eco de los dichos de su amiga, haciendo ver que en Estados Unidos combaten a los inmigrantes, principalmente porque temen que falten puestos de trabajo, en especial para que los padres separados a la vez de desocupados puedan conseguir empleo, con de esa manera poder estar al día con la cuota alimentaria. Redondeando la idea el propio Nelson, haciendo un comentario sobre que en Argentina el movimiento que defiende el derecho de las mujeres ha logrado que se apruebe una ley que impide a los hombres que se encuentre atrasados con la cuota alimentaria ingresar a los estadios de fútbol y demás eventos públicos. Pues entonces es que Duncan elogia a Caetano Feliciano por su determinación y valentía en haber cambiado la motorhome por la Hilux, al punto de confesar que lo siente cual un héroe inmortal; y aparte señala que cuándo estampó la firma en el contrato, éso le hizo evocar el gol que Maradona le hizo a los ingleses. Por lo cuál Astrid le pregunta a Duncan, a cual gol se refiere, si al qué hizo con la mano o acaso ése que esquivara a medio equipo contrario. Pero ocurre que antes que Duncan devuelva una contestación, Fátima Verónica, pareciendo no interesarle a cual de los goles se refiere, se anticipa en decir que para ella a Maradona lo mataron los neonazis por ser comunista; yahí quedando claro que el término de nazis que utlizan los rusos para definir a sus enemigos occidentales, es exacto, porque dedicar tanto esfuerzo para eliminar a un astro del fútbol, éso es cosa de ese tipo de gente. Por su parte, Caetano Feliciano reflexiona acerca de los humanos estar empecinados en la aplicación de un contenido negativo solamente enfocado en destruir al antagonista, de esta manera yéndose por la senda de acumular contenido adverso al recomendado por Jesús. Además debiendo sumarse a esta cuenta exclusiva del desvío del camino aconsejado, los equivocados contenidos que surgen producto de las recetas qué los partidos políticos van imponiendo en la sociedad. Pues entonces, como es lógico esperar, de esta manera se agrega contenido alejado del amor entre unos y otros, que finalmente es lo único que debería interesar. Tampoco existiendo un prefijo cristiano que intente apaciguar el odio con pequeños gestos de grandeza. De esta manera dando rienda suelta al discurso del odio, que lamentablemente desplaza al hermoso decir de los buenos modales. Pues entonces Caetano termina por decir que el mensaje de Jesús consiste en que el individuo deba asumir el trabajo de agregar contenido en idéntico sentido del amor hacia los semejante. Con ello pudiéndose crear una religión que acumula infinidad de testimonios y experiencias. Qué como máxima expresión de ése resultado se logra llegar a inventar la computación; por medio de aparatos electrónicos donde los seres humanos siguen acumulando contenido a mansalva. Y con relación a la cibernética ligada al paso de Jesús sobre la tierra, Caetano asegura que tiene de coincidente, que el Nuevo Testamento comienza diciendo que Jesús tuvo en Juan el Bautistaun un competidor de fuste; que juntos son el necesario binomio como para crear el lenguaje de la computación. Pudiendo darse por descontado que estos dos grandes genios incluso hayan podido vislumbrar el futuro tal como es hoy día. Porque Jesús, claramente estuvo influenciado por los pensadores griegos, y entonces su mente pudo darse cuenta que el mensaje del amor era la verdad necesaria, merecedora de una religión propia, que se va recreando permanentemente con el paso del tiempo, por medio del amor como herramienta para encontrar el verdadero camino de llegar a Dios. Religión que supo conquistar la mitad del planeta por su aceptación, con sus fieles, siempre dispuestos a poner lo mejor de cada uno en el mismo sentido de amar hasta el infinito. Y así Caetano.cuenta que para él, Jesús Cristo es el emergente de una época dorada del pensamiento de los griego. Arte de pensar a fondo, que alcanza su máxima expresión en el mundo superando a todo lo pensado antes. Corriente de pensamiento, la de los griegos, que seguramente debe haber calado hondo en la región. Dando como resultado una movida cultural, una moda propia, el cristianismo.
7.
Pues entonces luego de pasar la noche en un camping de Santa Rosa, La Pampa, el viaje continúa entre asfaltos y banquinas, circunvalaciones y mojones, puentes más lugares donde abastecer el cuerpo; con además, adivinaciones de Sheila, charlas cruzadas de política, y acerca de dar sabios consejos sobre la manera correcta de proceder frente una niña compungida por la muerte de su madre. Y así pues llegaron a la provincia de Corrientes y se alojaron en un modesto hospedaje. Donde más luego de acomodarse cada uno a su ritmo se va perfilando frente al futuro complicado con ánimos de perseverar en el rescate. Al frente del hotel se pueden apreciar algunos jóvenes jugando a la pelota en la calle, lo cual hace a Sheila evocar la infancia perdida. Pero no obstante le preocupa el futuro, sintiendo en la mente un oscuro velo que anula su arte premonitorio; que en vez de como siempre ser la portadora del diario del lunes, ahora su imaginación está atrapada en la representación de su nieta siendo presa de depravados. Pero sin embargo Caetano Feliciano, que estuvo largo rato intercambiando mensajes por celular, persuade a sus compañeros de ponerse a conversar de las cosas serias que suceden, al momento dando a saber que desea hablar del problema que existe. Pues entonces comienza diciendo, que los obreros que tienen a Saira en efecto se encuentran en la chacra detallada en el croquis; a tan solo doce kilómetros de Curuzú Cuatiá. Ellos casi como exigiendo que se presente allí para tratar el asunto en persona, y que por ningún motivo den aviso a la policía. Con lo cual sigue diciendo que tiene en mente la idea de aparecer por la mañana temprano, y más luego de pagar un rescate, salir con la nena caminando muy tranquilo hacia el lugar donde Sheila y compañía deberán quedar esperando. Pero sucede que Astrid y Fátima acusan tener miedo pues se va haciendo cada vez más evidente que se trata de un secuestro. Provocando en Nelson la necesidad de relativizar la realidad para poder sobrellevar el mal trago, por tanto hablando en términos referidos a seguramente ser todo un mal entendido ligado al cariño que le han tomado a la mocosa, que al sentirla cómo propia la retienen por bondad. Pero sin embargo los tres jóvenes unidos exigen que Caetano ofrezca una explicación sin eufemismo y detallada de lo que sucede. Por lo cual Caetano los incita a poder entender que de una manera ambigua esta gente está queriendo manejar la situación para el lado de conseguir dinero. Pues le han confirmado el lugar donde se encuentran, pero haciendo insinuaciones extrañas tendientes a que interseda una recompensa económica; o sea un extorsión. Pues entonces Caetano cuenta que tiene pensado presentarse dispuesto hacer una transferencia bancaria. Pero no bien se produzca una distracción, calcula que irá a salir corriendo hasta el escondite cercano donde sus compañeros deberán quedar esperando. Y mientras todos hablan despavoridos debido a la nena estár siendo víctima de una banda de trata de personas, Nelson y Duncan, no necesitando más evidencias claras, se aprestan a recibir indicaciones de Caetano. Con al mismo tiempo, Sheila, que padece con angustia la verdad de los hechos, manifiesta estar viendo la imagen de Saira y Astrid viajando en una avioneta. Qué por tal motivo de la imagen premonitoria que Sheila expresa, Astrid sonríe casi al borde de una risa comprensiva, a la vez de con tono de mimar a la abuela compungida, decir que ella está allí presente y ninguna intención tiene de trasladarse por el aire en aviones. Pues entonces Nelson se apresura a decir que está dispuesto a luchar hasta morir, porque perfecta cuenta se da que están siendo víctimas de delincuentes comunes. Por lo cual Caetano Feliciano, sin temor a romper el clima de empoderamiento que se ha formado, se atreve a contar que le ha dicho a los obreros de la construcción qué por favor no le hagan daño a la nena, pues cómo carece de padres él mismo desea poder adoptarla y por tanto es capaz de colaborar con lo que sea en favor de sus bolsillos. Pero cuenta que los albañiles se burlaron de él y lo trataron de viejo verde, pues parece ser que la nena les hubo contado que Caetano le ofreció casamiento y luego ir en la motorhome a recorrer América. Pero excepto Sheila, el resto de los presentes manifiestan sentirse desconcertados con lo que acaba de decir. A lo que Caetano responde que lo mejor será ponerse a la altura de los captores, pues de lo contrario pueden llegar a comportase de manera agresiva, donde la piedad irá a brillar por su ausencia. En tanto que al sentir lo que sus oídos escuchan, Sheila cruza una mirada con Nelson, tirando los ojos para arriba. Mientras que Duncan y las muchachas tragan amarga saliva sintiendo que recién ahora le viene la idea de estar frente a un problema muy serio. Que incluso en el fondo sospechan que Caetano acaso pueda ser uno más del grupo de secuestradores; por lo cual estaría dando vueltas para poder ganar tiempo hasta que cruzen la frontera. Pues entonces ahí mismo interviene Astrid diciendo que ese tipo de convenios matrimoniales existían en la antigüedad, pero que igual se ponga a pensar que Saira es una niña que apenas si puede atar los cordones. Para lo cual Caetano responde que éso que la niña les contó a los secuestradores es totalmente cierto, pero que él lo dijo en un contexto tendiente a querer lograr que pudiera desprenderse de un mal trance alojado en el corazón plagado de angustia. En sí mismo para el alma un estado de ánimo de suma tristeza, producto de la desesperación que le provoca el hecho de haber perdido a su madre, que hasta parecía no poder respirar correctamente. Caetano insistiendo en reconocer que en efecto dijo aquello subido de tono, pero en exclusivo hablando cual si fuera un psicólogo que intenta salvar a su paciente de morir producto de la consecuencia de una aguda depresión. Pero aparte de justificar su cuestionado modo de expresarse, Caetano les advierte a los presentes qué de todos modos ese punto débil de los delincuentes considerarlo un depravado, finalmente puede jugar a favor y terminar siendo beneficioso, por lo cual mejor dejar que piensen que él es un tiro al aire, precisamente porque es equipararse al nivel que ellos están acostumbrados manejar. Pero ocurre que ante las caras de duda de los presentes, Caetano insiste en decir, a modo de alerta, que hablar con esos malhechores es en verdad algo sumamente complicado, tanto como jugar con el dedo en el gatillo o como caminar sobre un campo sembrado de bombas. Porque finalmente lo único que les importa es hacer notar que están dispuestos a cualquier cosa con tal de cobrar una recompensa. Y así más luego de un momento de necesaria reflexión, donde todos se preguntan cual será la mejor manera de proceder, Caetano intenta volver a dejar en claro, que lo que saben los captores de él pretender a la niña por esposa, éso fue algo que sucedió en el viaje que hicieron desde Bariloche a Neuquén, donde mientras Saira le contaba que su madre murió por culpa de la gente que la rodeaba, paralelamente él intentó sofocar dicho discurso de animal herido por medio de ocupar su mente con ilusiones. Pues entonces se produce un contrapunto entre Fátima Verónica y el propio hombre cuestionado por ser un lengua larga, ella manifiestando necesitad de decir qué frente a una banda de secuestradores comportarse como un abusador generoso con las propinas éso puede ser en verdad muy contraproducente, pues luego a una primera transferencia aparecerán nuevas excusas en pos de conseguir más dinero. Y por otro lado Caetano que se defiende jurando que con Saira nunca sucedió nada incorrecto; pero así mismo dejando bien en claro que dijo lo que dijo, porque la veía super afligida, casi sin consuelo posible. Por lo cual le quiso provocar un shock capaz de desplazar el desgarrador conflicto. Pues entonces Sheila le recrimina a Caetano tener muchas audacia pues éso que hizo con su nieta la puede llegar a colmar de utopías vanas donde los deseos la irán a impulsar a rezar lejos del altar correspondiente. Y en eso de estar platicando sobre cómo funciona el sistema nervioso central, escuchan por la radio perteneciente al hospedaje, la cruda noticia de en la provincia de Corrientes haber furiosos incendios de provocar conflictos de extrema gravedad, rogando el locutor porque pronto venga el alivio de la lluvia, pues hay doce focos activos en distintas zonas que por nada se detienen. Siendo que los campos con pastizales y los bosques con árboles arden como papel picado, habiéndose incendiado un equivale al uno por ciento de la superficie de la provincia. Agregando el periodista que los departamentos más afectados son los de Curuzú Cuatiá, Mercedes y también Paso de los Libres. Pues entonces Sheila hace un vaticinio para cuando sea verano en Europa, asegurando que habrá incendios forestales en casi todos los países, pero los peores serán en España y Portugal, Grecia y Francia. Por su parte Fátima Verónica nuevamente le exige a Caetano que diga la verdad, que confiese si hubo abusado sexualmente de la niña. A lo que Caetano responde, sin dudar, de manera categórica, que no, que jamás hubo ocurrido algo fuera de lugar, que por nada del mundo haría esa salvajada. Pero Duncan, que hasta el momento permaneció callado ajustando las clavijas neuronales, de pronto le hace notar que la justicia lo busca porque su esposa lo denunció por secuestrar a una menor; que si bien éso no es verdad en cierta medida hace ver como su mujer desconfía plenamente. Pues entonces Astrid le recrimina a Caetano que no le cree ni siquiera un poco; de paso alertando al imputado, a que sepa qué cuándo una menor trata de seducir a un adulto, el adulto la debe saber contener y no dar rienda suelta al libre albedrío; porque precisamente el de mayor edad debe ser capaz de manejar a la criatura; más de inmediato ponerla a resguardo; además de rotundamente negarse a transgredir las leyes. Pero sin embargo Caetano expresa sentirse dolido por la desconfianza pues hacen mal en condenarlo por tan poco, justo a él que siempre fue leal y que lo único que hizo fue querer ayudar a la damnificada; insistiendo en recalcar que cuando habló de la posibilidad de contraer nupcias con la niña lo dijo como una forma de terapia psicológica. Con bastantes titubeos finalmente dejaron el tema de lado, con la promesa de luego volver sobre el asunto. A cambio poniéndose hablar de la contundente realidad de estar la niña secuestrada por una banda de trata de personas; qué vaya a saber uno que le puede tocar en suerte. Al amanecer del día siguiente, ya de temprano las aves pian como queriendo avisar que el sol se aproxima y que el fuego de los incendios no se canza de hacerle competencia. Con más luego las mismas aves irse como vinieron y otras volviendo a pozarse para continuar con la vida; casi como despidiendo a sus amados árboles. Mientras tanto la mañana se anuncia inestable, pero correspondiente a un día de verano intenso donde quizás por milagro recién el miércoles por la noche vaya a refrescar un poco. Por otra parte los ruidos del pueblo se hacen sentir por medio de voces y motores que en ambos casos se imponen por sobre el sigilo del silencio propio del amanecer. Aún faltan cuarenta minutos para la hora indicada, y Caetano se muestra ansioso por salir cuanto antes; con los demás, cada uno a su ritmo, que van entrando al comedor en busca del desayuno para luego marchar hacia la misión de rescatar a la pobre Saira. Saben que para lograr el cometido deberán esperar en las cercanías de la chacra escondidos en los matorrales, y están medianamente confiados por gracia del entusiasmo que Caetano demuestra. El sol asoma con dificultad, y su luz pasando por entre la enramada denota un parpadeo intermitente. Hasta se puede apreciar sobre una flor un par de mariposas que juegan a quien ocupa el sitio sagrado del polen. Con haber además unos pocos gorriones que comen parte del desayuno que las muchachas le han arrojado por el ventiluz. Pero como Caetano ha acordado con los secuestradores ser puntual, lo mejor será apurar un poco el trámite. Pero no obstante el propio Caetano manifiesta mucho miedo al fracaso que preferiría tener el efectivo encima. Entonces vuelve a repetir que el plan conciste en dejar a sus compañeros de grupo esperando en las inmediaciones, y como sabe que será difícil que le entreguen a la niña sin que medie la transferencia bancaria, tiene previsto en la primera de cambio, cuando estén distraídos soñando en cómo gastar el dinero, salir corriendo por el campo hacia el escondite; con de inmediato abordar la camioneta y juntos safar de la horrible situación. Confía en su plan plenamente, pues sabe que siempre el hombre descarriado es presa de severas distracciones y ahí mismo él irá provechar para sacar partido. Pues entonces sin pérdida de tiempo Fátima Verónica le advierte a Caetano que cuando alce a la niña qué por favor no la vaya a querer manosear sus glúteos. Así pues, luego de desayunar, marchan hacia la chacra indicada en el croquis, donde finalmente apenas si tardaron diez minutos en alcanzar el lugar designado como el escondite. Un lugar plagado de pastizales, donde frente al camino hay una pequeña laguna, de no más de treinta metros de circunferencia; más el resto es pura vegetación que oficia de escudo ideal como para no ser vistos. Pues entonces mientras se van acomodando en el escondite, Caetano a viva voz comenta que le dirá a los captores, qué por gracia de la naturaleza la mujer a los trece años ya está en condiciones de contraer matrimonio; y si por error las muchachas desaprovechan la juventud luego les cuesta en montón conseguir marido. Y además dice que cuándo termine de pagar el rescate y tenga a Saira a su lado, le ha de hacer una mueca compinche para indicarle que ya es libre; y al momento en que se produzca la distracción obligada de los que no han sido amamantandos como corresponde, la ha de tomar del brazo e irá ha correr por el campo a todo lo que le den las piernas. Además dice que, en un momento no más, cuando esté llegando a la chacra, irá a manejar con el codo del brazo asomando por la ventanilla. Con al momento de bajar de la camioneta mostrar que no está armado ni tampoco tiene intenciones de buscar pleitos. Con más luego, por medio de una seña oportuna, hacer que Nelson se haga cargo del vehículo y pegue la vuelta. Con lo cual, una vez estando frente a ellos, empezar a caminar como un vaquero del lejano oeste, y así ha presentarse cuál un ángel de dios designado para hacer obras de beneficencia. Más por ello, por su actitud desprovista de segundas intenciones, calcula que rápidamente podrá ganarse la confianza de los malhechores, que no bien agachen la cabeza sus piernas serán verdaderas turbinas propulsadas a combustible nuclear. Sucediendo que al subir a la camioneta, mientras termina de contar lo que ha de hacer en breve, por un segundo se olvida que debe llevar a su designado acompañante, por lo cual, con la lengua doblada sobre la boca, el propio Nelson suelta un silvido corto como para hacer notar que se está olvidando de él. Más cuándo la camioneta se aleja, de acuerdo a lo convenido, los que se quedan esperando hablan en voz baja evitando hacer demasiado ruido. Y así se quedan en el monte frondoso con las ansias propias que genera un bosque con fama de arder por el solo contacto de los rayos del sol. Pues entonces, mientras se miran sin querer hablar demasiado, Duncan hace notar que el barro de allí da la sensación de ser ideal para utilizar en la alfarería, por lo cual Fátima Verónica le exige que fabrique una taza para cuando Caetano regrese, de manera ilustrativa, hacerle notar que la nena aún se alimenta de café con leche endulzado con abundante azúcar. Pero ocurre que nadie ríe de la broma pues la muchacha lo manifiesta con evidente duda de cómo hubieron sucedido en realidad los hechos en aquella “bendita” motorhome. Más luego con relación a los tantos incendios dispersos por la provincia, sucede que Astrid hace ver que a lo lejos en el cielo se puede apreciar humo de un incendio muy importante. Pero no obstante la noticia, Sheila se muestra algo intrigante, con la careta que pareciera ser un poderoso motor que le la mantiene parada, que en vez de seguir hablando de igniciones manifiesta intención de hacer una predicción sobre el futuro. De este modo anunciando que pronto aviones chinos irán arrojar provisiones sobre la Franja de Gaza, allí en Palestina; todo por causa del bloqueo israelí hacia posibilitar ayuda humanitaria, pues eso hará que se provoque una hambruna tremenda, que despertará la compasión del mundo. Pues entonces es que Duncan se apresura a preguntar, sí para esa fecha los cuarenta y seis rehenes israelitas que faltan serán devueltos a sus hogares, encontrando por parte de su madre, una respuesta negativa que significa que para nada habrá un nuevo intercambio de rehenes. Y allí es que el propio Duncan expresa no entender el por qué el grupo Hamas de Palestina se niega a regresar a los cautivos, con lo cual la situación mejoraría las relaciones tan tensas. Ocurriendo con respecto al tema, que Fátima Verónica dice que los judíos deberían ser más comprensivos, porque finalmente todas las disputas sobre ocupaciones de territorios, siempre arrojan el mismo resultado, encontrando como réplica de los desposeídos la aplicación del terrorismo. Entonces Sheila sigue hablando pero ahora diciendo que ojalá Caetano pueda traer a Saira porque ella se siente en estado de inanición con la mente que pronto le irá a estallar en pedazos.
Y en eso de conversar de lo que en el futuro ha de suceder en el mundo, ven regresar por el camino de tierra la camioneta, pero ahora conducida por Nelson Raimundo. Pero no obstante nadie se aventura a festejar demasiado, pues recién en estos momentos Caetano debería estar haciendo la transferencia bancaria. Entonces ocurre que cuando Nelson se acerca caminando, Astrid Jenifer Sandra manifiesta querer comunicar a su padre lo que está sucediendo de malo. A lo que Nelson intenta sumar otro poco de aliento, diciendo que aunque de lejos pudo ver a Saira. Y con gestos grandilocuentes agrega que le llamó la atención que en la chacra había mucha gente; que a lo mejor éso pueda producir una grieta en la conciencia y por tanto pueda haber alguno que se arrepienta. Y en contraposicion a lo que se espera de Sheila, la mujer de la careta formidable, hace una segunda predicción, pues entonces anunciando que muy pronto una cantante famosa, habrá de tener un embarazo ectópico, idéntico al de su hija Olga María, pero con la gran diferencia que la artista habrá de salvar su vida. Y allí mismo sobre el final de sus palabras comenzó a balbucear como una persona derrotada, diciendo entre lágrimas, que le atormenta el hecho de poder predecir el futuro pero que del presente nada. Pues entonces Duncan la invita a mirar la copa de un árbol y con ello disfrutar del paisaje, diciendo que al espíritu cuando se la desborda con obsesión extrema eso puede enfermar al cuerpo. Y más luego de Sheila ponerse a contemplar el árbol que le señala su hijo, Nelson Raimundo continúa dando detalles del encuentro donde pudo ver a Saira, diciendo que le llamó la atención cómo lo miraba a Caetano con verdadero cariño.
8.
Y en eso de estar hablando de lo incómodo que resulta el escondite asignado por Caetano, y del desdén de la niña hacia los que hubieron atendido a su madre con alarmante desidia; con además hablar de las ilusiones inyectadas por un grandulote que las juega de terapeuta aplicando por su cuenta una terapia esotérica. Divisan a lo lejos la estampa de la niña tan buscada, parada en una roca que le oficia de plataforma, pensativa con la mirada exorbitante; de gorra con visera. Pues entonces los allegados de Saira, ubicados en la banda opuesta, quedan por demás perplejos, aunque enseguida comenzando hacer comentarios sobre un reconocer que se trata de ella, dando fe que sin duda han dado con lo que tanto buscan. Pero ocurre de complicado, que Saira no está sola sino que está rodeada de hombres extraños, donde resulta evidente que la tienen bajo estricta custodia. En efecto dando la sensación de estar muy vigilada, pero no por ello lastimada en su amor propio. Pasando los minutos y ocurriendo de inquietante que la hija de Olga María de Bariloche los observa sin hacer ningún tipo de mueca o señal de reconocimiento; al decir de Duncan, debiendo ser porque subida aquella piedra enorme parece estar en otro mundo. Que según el parecer de Sheila, sueña despierta con viajar en la motorhome al lado de su príncipe entre las montañas del Titicaca; sitio del mundo que a menudo menciona pues lo conoce por motivo de siempre estar hojeando una revista de actualidad. Aparte, bien se puede apreciar de notable, que lleva otra vestimenta distinta de la que tenía cuando salió de su casa, que al decir de su abuela, parece ser ropa que venden en la feria La Salada. En cuanto a la distancia que separa a un bando del otro, es de noventa unos metros. Pero sin embargo dicha situación de aparente parcimonia finaliza cuando un hombre de aquel grupo se desplaza hacia un costado en actitud intimidante. De además otro paisano hacer lo mismo, aunque para el lado opuesto. Con asimismo un tercer personaje, vestido de traje beige, que imparte una orden precisa a otro subordinado que se va ubicando en sitio diferente. En tanto que Astrid hace cuenta de la cantidad de individuos y la suma le arroja ocho. Y así es que en la desesperación, Sheila en voz alta hace votos para que su nieta se pueda revelar para regresar a su lado. Cuando de pronto ocurre lo contrario a los deseos manifiestos, pues la propia Saira es retirada de aquel pedestal, sin tan buenos modales como sería bueno esperar. Al mismo tiempo que un hombre alza un palo largo que tiene una lata de conserva con estopa en la punta, con además haber otro joven a su lado, que al momento de recibir una orden provoca chispas en un encendedor con intención de encender el recipiente; como es obvio para que la varilla arda transformada en una verdadera antorcha. Motivo por el cual Nelson Raimundo manifiesta pensar, que ponerse a jugar con fuego en época estival donde hay tantos incendios forstales, éso es algo verdaderamente intimidante. Pues entonces Duncan se atreve a gritar el nombre de Saira, y eso provoca que la niña sea retirada cual colegiala que marcha en penitencia a la celaduría. Por otra parte, el hombre de traje que da las órdenes, ahora indica que deben incendiarlo todo, por lo cual los subordinados también prenden sus otras antorchas, además procediendo a introducir los palos dentro de la maleza. Pues entonces Sheila, que tiene su mente ganada por diferentes pensamientos encontrados, se expresa diciendo, con voz quebrada por la emoción y el susto, que dicho fastidio que demuestra la nena, se debe a estar pensando en contraer matrimonio con el dueño de la motorhome. Y así de angustiada continúa parloteando que se llevará a la tumba toda la tranquilidad que tiene en la conciencia, de saber que la supo amar como corresponde pues su madre murió por efectos adversos que muchas veces la naturaleza tiene preparados cuando se producen malformaciones aleatorias. Con más luego enmudecer de golpe pues poco sentido tiene hacer predicciones acerca de lo que podrá suceder con su Saira en adelante, ya que resulta evidente que será utilizada para satisfacer el apetito sexual de bestias con el alma manchada de carbón. Por su parte Astrid pregunta que cuernos habrá sido de Caetano que no se ve aparecer por el horizonte. A lo que Fátima agrega que es evidente que no pudo cumplir la promesa de regresar con la niña luego de haber pagado un rescate. Duncan sumando su voz al desconcierto diciendo que tenía sobradas esperanzas de ver venir a Caetano corriendo por el prado con la Saira amada, feliz de regresar a estar con sus seres queridos. Aunque de repente su atención se ve absorbida por lo que ocurre allí en frente, que por lo que se puede observar lo único que la banda hace es incendiar todo a su paso. Entonces Fátima Verónica manifiesta la seria posibilidad de haber ocurrido que aparte del cuento del casamiento con Caetano, la nena haya dicho a los captores que el millonario hubo abusado de ella, qué por tal motivo aquellos albañiles de dudosa procedencia, fuera de sus cabales, ahora quieren tomar venganza contra todos los allegados. A lo que Sheila responde que para ella resulta evidente que está siendo manipulada por secuestradores profesionales, no teniendo sentido especular con cuestiones fuera de los intereses propios de un banda de criminales. Pero ocurre que el fuego avanza cual si las llamas sintieran odio mordaz hacia el grupo indefenso. Como primera expresión de lo que sucede de tremendo, Nelson expresando sentir miedo de morir calcinado. A lo que Duncan Otelo responde que le parecería una exelente idea subirse a la camioneta y huír despavoridos.
Pero sin embargo Nelson despotrica de su propia persona, anunciando que ha perdido los juego de llaves; con al mismo tiempo contestarse que a lo mejor se le cayeron dentro de la camioneta. Para lo cual avanza hacia el vehículo y en breves segundos logra constatar que definitivamente ha extraviado el llavero completo. Con lo cual agacha la cabeza y empieza a buscar con desesperación entre la maleza; que a cómo avanzan las llamas pronto irá a arder hasta el último rincón del campo. Pues entonces Astrid protesta diciendo que si las llamas continúan avanzando en pocos minutos quedarán atrapados sin salida; con además agregar una serie de lamentaciones por el hecho de ser la laguna tan pequeña, cual un estanque donde yace un molino. Pero lo cierto es que los acontecimientos se precipitan y así es que, con espanto, observan que al otro lado del bosque los mismos bandidos continúan provocando otros focos de incendios. Pues entonces el desconcierto es tan mayúsculo que en cierta medida quedan como paralizados. Por lo cual se despabilan y amagan salir corriendo en dirección a la chacra, que al alzar los ojos ven venir a Caetano Feliciano; desnudo, además de visiblemente maltrecho. Pero cuando Caetano llega, ofuscado y pesimista, dice que a pocos pasos antes de entrar a la vivienda, lo abordaron cuatro tipos, que luego de darle una tremenda paliza, lo llevaron a la rastra a dentro de la casa, para finalmente despojarlo de sus ropas. Pero que en un descuido pudo escapar por una ventana abierta. Y así es que luego vuelve a comentar que siempre los delincuentes sufren distracciones porque nunca han sido amamantados con leche materna. Y puesto que está completamente desnudo, las chicas evitan mirarlo. Y por su parte Nelson se apresura a quitarse el pantalón, ofreciendo su calzoncillo más la camiseta de frisa. Pues entonces Caetano, incrédulo, propone subir a la cuatro por cuatro y huír por el camino hasta la primera intersección, y de ahí dirigirse de lleno hacia la ruta principal. Pero antes que Caetano continúe hablando en vano, Nelson lo pone al tanto qué como un aficionado perdió el llavero; con además advertir a los presentes que el incendio se va propagando hasta incluso tapar parcialmente la visión del camino.
Por su parte Duncan trasmite la buena idea de tenerse en la laguna un lugar donde refugiarse hasta que acudan en su ayuda los bomberos; apareció allí la lista de los que no saben nadar, Fátima Verónica solicitando alguna cámara de auto para usar de salvavidas.
Sin embargo frente aquella escena dantesca, las ocurrencias suenan a sonido de tiza sobre el pizarrón húmedo.
Pero Caetano Feliciano expresa sentir calor, además de tener necesidad de quitarse la sangre, por lo cual se dirige hacia el espejo de agua, casi como cuando la radio capta solamente una sola sintonía; qué ha como avanza el fuego la única alternativa que existe es refugiarse estando sumergidos en el agua. Que justamente es lo que está haciendo Caetano, al momento ocurriendo de excepcional, que al meterse en la laguna de pronto es atacado por un cardumen de seudo pirañas (pez que en estas regiones son llamados palometas) al instante sufriendo sin números de mordeduras. Para las chicas un sublime momentico, pues no paran de sospechar que Caetano es un pedófilo que se las da de catedrático, por tanto significando para ellas un justo castigo para el ser depravado que en cierta medida devuelve un poco de alivio al cuerpo. Pues entonces cuando el propio acusado regresa a la superficie, enseguida manifiesta sentirse conforme de saber que por intermedio de su dolor logra apaciguar los prejuicios de la gente que desconfía de su honestidad, ahora pudiendo drenarse el odio al verlo sufrir. Pero mientras tanto, ocurre de interesante, que Duncan y Nelson al intentar empujar en vano la camioneta hacia la orilla de la laguna, por gracia de aquel forcejeo inútil, es que encuentran las llaves al costado de una de las ruedas. Por lo cual, al instante, se ponen a la tarea de marchar enfrentando el camino en llamas, que en última instancia el fuego está presente en menor medida. Pues entonces Caetano vuelve hablar de su inocencia, diciendo que nunca le hizo nada malo a la nena; y que si ella dijera todo lo contrario es porque es una porquería de persona. Una soreta que miente descaradamente incitando a los demás a comportarse como una turba de barras bravas. Que si resulta así alguien debería darle una buena cachetada y que la cabeza le gire dejando al cuello enroscado como un trapo de piso. Pero sin embargo nadie se apiada del descargo de Caetano, Duncan expresando que le resulta temerario ver el camino amenazado por las tantas llamas, por lo cual se torna oportuno tomar decisiones urgentes. A lo que Nelson agrega que existe la linda posibilidad de dar marcha atrás y salir andando pese al peligro; por tanto dando gracias al cielo de esa contingencia posible.
Pues entonces, para bien o para mal, se deciden a enfrentar el camino de tierra, donde también existen bolas de fuego que se cruzan como peatones enardecidos, con a los costados gigantes llamas que parecen seres venidos del infierno. A los pocos metros de la Toyota Hulix ir camino a una posible salvación, ya se puede observar que emerge humo producto de la pintura quemada. Además el vehículo muerde unos escombros haciendo patinar las ruedas, que por la sensibilidad que cada uno tiene provoca un sobrecogimiento extremo. Porque además el fuego en vez de disminuir avanza, a lo que Fátima Verónica agrega que de tanta exitacion que siente sus miedos se le transforman en puro amedrentamiento. Pues entonces Sheila rompe el silencio y dice, que vistos desde lejos podrían llegar a ser considerados cual unos reporteros que se dirigen hacer un reportaje al diablo.
Por su parte Nelson, maldice un tropel de nubes grises pasando por sobre sus cabezas sin que las amarretas suelten una hermosa lluvia. A lo que Astrid responde, que su espanto y aprehensión, hacen a su instinto de conservación denotar cierta avaricia en cuanto a querer salvarse sin reparar en el cómo. Por su parte Caetano se queja de tanto pesimismo reinante, que le gustaría poder escuchar alguna frase interesante. Por lo cual Sheila anuncia estar teniendo una premonición que se le presenta en el mapa de la mente. Para lo cual, todos a la vez preguntan, junto con exigir que lo diga al instante, de que trata esa otra premonición que tiene. Entonces Sheila dice ver clarito que para el miércoles dieciocho de junio, la ex presidente Cristina, ha de ser encarcelada por decisión de la Corte Suprema en su propio domicilio. Lugar donde acudiran miles de manifestantes, con además el acompañamiento de una gran protesta social generalizada, y cortes de rutas con neumáticos quemados por todas las regiones del país. A la predicción de Sheila, Caetano responde con una reflexión acerca del peronismo, diciendo que este movimiento político tiene su origen, y a la vez de su gran apogeo, por causa del mundo necesitar de nuestros alimentos; dando como resultado la Argentina tener superávit fiscal producto de las grandes ventas a las europas, de carne de vaca y de trigo. Que en ese período se vendió mucha cantidad de materia prima y entonces abundaba el dinero constante y sonante. Por lo cual, frente a tanta riqueza es qué por dicho motivo nace la idea de la justicia social, es decir, la justicia social de tener que repartir entre el pueblo trabajador las hermosas ganancias obtenidas. Pero cuando todo ello acabó y por tanto dejó de haber superávit, la inercia no se detuvo dándose comienzo a la contracara del asunto, donde el país, acostumbrado a un buen pasar, de a poco se fue endeudando fulero. Pues entonces, de inmediato, Astrid Jenifer Sandra expresa que mientras en nuestro país nos vemos interesados por repartir las ganancias para mejorar la calidad de vida las grandes potencias invierten sus plusvalías en armamentos para que nadie los vaya a querer dominar. A lo que Fátima Verónica agrega que precisamente Cristina hubo cancelado la deuda con el FMI y luego los mismos que gobiernan ahora, están endeudando el país con cifras astronómicas e impagables. Porque los irresponsables de la derecha se quejan de lo costoso que le resulta la justicia social, y por tanto les parece bochornoso estar gastando a cuenta para que la gente viva mejor; y por ese mismo motivo, que ellos consideran una gran verdad, indiscutible, son capaces de matar al oponente político, con además justificar a los militares haber hecho en el pasado todo tipo de atrocidades. Pero finalmente no existe otra alternativa que dirigirse hacia la chacra, pues sobre el camino que conduce a la ruta hay un árbol cruzado, habiendo a los costados tanto fuego que ni caminando se podría llegar a pasar. Y junto con la charla de política que fue de a poco apartando lo medroso alojado en el ánimo, están recorriendo de manera aceptable el camino que conduce hacia donde está la niña, no quedando mejor opción que seguir derecho. Aunque sin embargo continúan los problemas, pues hay brazas ardiendo por el suelo, con lo cual pueden llegar a quedar en llanta. Al instante Caetano tranquilizando a sus compañeros, asegurando que ha de seguir andando para adelante aunque estén las gomas desinfladas. De todos modos continúan avanzando con dirección contraria a la que deberían, donde antes de llegar tienen pensado mostrar una bandera de rendición.
Y pese a estar coqueteando con morir acribillados, Fátima Verónica expresa estar de lo más entretenida, que para nada tiene miedo de enfrentar a esos turros malhechores. Entre otras cosas pues está interesada en conocer a Saira en persona. A la que le encantaría poder dar un par de consejos acerca de hacerle saber que en este plano nadie tiene la vida comprada. Sin embargo en esta oportunidad Fátima no consigue encontrar apoyo de su amiga del alma, quien, como buena hija de un juez, manifiesta pensar que a esta altura del partido deberían haber acudido a la policía. Sin embargo, Duncan, por esta situación complicada expresa sentir estar enrolado en el servicio militar obligatorio; con allí mismo Astrid pasar su mano por sobre la pelada que empieza a parecer un cepillo de alambre para hacer ikebana. Entonces Caetano toma la palabra y habla sobre la chacra diciendo que se trata de una casa antigua en aceptable estado de conservación. Con además contar que él pensaba que lo iban a dejar encerrado en el gallinero, cuando de pronto lo metieron en una habitación confortable, con encima los fortachones distraerse hablando de cuando vayan a viajar a Buenos Aires lo más probable será que pasen por el hipódromo; que por tal distracción pudo escabullirse sin ser descubierto. Y así va la Hilux ardiendo en llamas, que no obstante logra suavemente deslizarse por momentos haciendo olvidar el mal trance.
Cuando al instante, luego de atravezar una humadera bien espesa, alcanzan ver la guarida aparentemente deshabitada. De esta manera comenzando a sonar un montón de lamentaciones referidas al temor de Saira haber sido trasladada a vaya saber donde. A lo que Duncan trata de infundir tranquilidad diciendo que por motivo de haber los secuestradores provocado los focos de incendio, los más probable es que se hayan puesto a resguardo. Sin embargo Caetano manifiesta cierta tranquilidad de saber que la vivienda está vacía, pues esto quiere decir que se han ido a otro lado. Nelson coincidiendo en opinar que si hubiera alguien ahora mismo estaría metiendo balas en sus barrigas. Pero al mismo tiempo se escuchan risas nerviosas por parte de las chicas en tanto que Duncan opina que deberían entrar cuanto antes a investigar. Sin embargo Caetano huele el aire y alerta que existe gran posibilidad de haber algún cadáver calcinado. Y por más que hablan con enorme pesimismo, no obstante permanece intacta la ilusión por rescatar a la niña con vida. Pero al seguir olfateando de pronto se ve empañado aquel optimismo ingenuo, generando una situación enfermiza que sacude a Sheila haciendo que se le produzca una imagen premonitoria, un nuevo presagio sobre algo que irá a suceder muy pronto, donde Estados Unidos irá a bombardea la República de Irán, destruyendo un lugar oculto entre montañas donde se fábrica la bomba atómica; al momento Duncan recriminando a su madre el hecho de estar hablando de un tema que nada que ver con la apremiante situación que tienen enfrente. Alentando a enfocarse el descubrir lo que ocurre adentro de la casa, que no le resultaría extraño que estén todos reunidos utilizando a Saira para un ritual satánico. Pues entonces Fátima Verónica, con sobrada elocuencia, se suma al grupo de los que se animan a entrar. En tanto que Astrid pide disculpas y solicita permiso para quedarse esperando afuera; de paso montando guardia por las dudas que alguien se acerque. Y al momento, presas de una evidente consternación, mezclada con aprehensión y espanto, entran al interior del recinto, caminando con suma cautela. Nelson dándole la razón a Duncan al decir que corre cierto aire fresco que quizás se trate del alma de la querida Saira.
Pero ocurre que Caetano avisa que en una de las habitaciones hay un cadáver perteneciente a un hombre, que yace muerto sentado en una silla de ruedas, con la mitad del cuerpo quemado. Pues entonces revisan el cadáver en busca de encontrar pruebas que puedan arrojar luz al misterio. Pero solamente hay en la chaqueta un billete de la lotería. Pues entonces Sheila mirando los números del Loto plus da a conocer un visión del futuro, de alguna manera coincidente con la situación del momento: Acerca de un accidente de avión que irá a ocurrir en la India, que al poco de despegar, producto de una falla en los motores, docientos sesenta pasajeros morirán calcinados, excepto uno que saldrá ileso caminando. Y así cuando salen de la vivienda, cada uno a su ritmo, piensan en darle digna sepultura al muerto pero nadie se atreve a decirlo. Y ya estando afuera, Fátima Verónica es la primera en descubrir la ausencia de Astrid. Que por tanto se produce una alarma generalizada, donde todos a la vez se ponen a maldecir el nuevo problema que tienen; mientras, absortos y compungidos, buscan en los alrededores sin resultado alguno. Cuando de pronto, observan despegar sobre el aire, un avión que pasa rasante sobre la chacra, a ninguno cabiendo la menor duda que tanto Astrid como Saira viajan en dicha aeronave; con lo cual se acaba de cumplir la tercera predicción de Sheila.
9.
Luego de varios meses de angustia generalizada, más de medio año del veinte veinticinco, la niña Saira continúa desaparecida. Ocurriendo que los noticieros, que hasta hace dos meses atrás mostraban la cuenta de los días y las horas que lleva ausente, han dejado de hacerlo. Y en cuanto a Astrid, tampoco se sabe nada, pero se especula conque habría tenido un destino separado de la niña, habiendo sido utilizadas con propósitos diferentes. Pero sin embargo en Bariloche están reunidos trabajando sobre el asunto, por un lado Sheila y familia, intentando visualizar el destino de las desaparecidas, y aparte el padre de Astrid, quien se encuentra presente por intermedio de una comunicación directa con el celular de Fátima Verónica; quien hubo viajado hasta el sur y ahora oficia de nexo. Por su parte Nelson Raimundo se muestra admirado por el hecho de Sheila haber podido adivinar tantos hechos que se fueron cumpliendo, como ser la muerte del Papa Francisco y el hecho que Cristina esté presa. Más no sólo se muestra admirado sino también orgulloso, pues su compañera de la vida ha sido contratada para intervenir en el asunto Saira, utilizando sus dotes mentales en las artes de anticipar el futuro. Incluso Nelson está realmente creído, que además de utilizar la cabeza su cuerpo también participa, pues luego de cada adivinación le duelen hasta las muelas del juicio. Pero tambien se encuentra Duncan Otelo que con entusiasmo dice, que con relación al caso Saira, habiendo pasado ya mucho más de medio año, todos los que investigan ni pizca de algo certero han podido conseguir. Que por más que analicen el asunto siempre dan vueltas como el perro que se rasca la cola. Que por tanto, la participación profesional de su madre, quizás sea el único recurso disponible para revelar el caso. Continuando Nelson con otra hipótesis sobre lo mismo, haciendo mención de los posibles móviles, que serían la explotación para fines sexuales o quizás la venta de órganos (sin duda la cosa más horrenda que existe luego de comer carne humana). Pero lo cierto es que hasta la fecha nada se conoce de quienes son los malditos captores; ni tampoco existen pistas claras de adonde hubo ido el avión que ellos mismos vieron despegar en aquel campo en llamas. Además Nelson hace notar que tampoco existe seguridad de si en efecto fueron trasladadas en dicha aeronave. Además con respecto a la vivienda haciendo notar que ni dueño con escritura tiene pues ha sido construída sin permiso sobre un terreno del Estado. Por lo cual la única pista firme que existe, y también hay quienes lo ponen en duda, es que la pobre Saira habría permanecido un par de días cautiva en dicho lugar, en la propia chacra donde encontraron al hombre quemado en una silla de ruedas. Pero Duncan también hace mención de los albañiles que hubo contratado el vecino de Caetano, de los cuales se ignora sus identidades pues se hicieron pasar por otras personas; porque además esas mafias se reparten el trabajo y unos son los que secuestran, mientras que otros trasladan a las víctimas más allá de la frontera. A lo que Nelson responde, qué ni habiendo allanado la vivienda transformada en guarida se han podido encontrar huellas digitales; que hasta el pobre lisiado qué en vida fuera el ocupante que allí vivía, lo prendieron fuego para cerrar esa puerta abierta para la investigación. Pues entonces Duncan toma la palabra y continúa diciendo, imbuído de un orgullo propio de contagiar entusiasmo, que ahora por fin su madre va poder resolver el caso, luego de haber transcurrido tanto tiempo sin tener ninguna pista clara, todos los investigadores participantes jugando a las adivinanzas. A lo que Nelson, agrega, que por lo que se puede apreciar, a todas luces un berenjenal, pues sin duda se trata de un plan perfecto llevado a cabo por gente muy experimentada; tipos malos que han logrado ponerle un manto de duda a todas las posibles pruebas. Pero enseguida termina diciendo que pronto van a poder apreciar lo que puede conseguir la mente de su compañera alimentada con sus ricos frutos rojos transformados en dulces caseros. A lo que Fátima Verónica responde, que seguramente la banda de secuestradores está compuesta por militares de derecha, que lo único que saben hacer es administrar sufrimiento ajeno hacia los débiles indefensos; porque pueden ustedes dar por seguro que los militantes de izquierda tienen una conciencia que siempre aspira a construir un mundo mejor; y la gran prueba va a estar cuando dentro de pocos años los chinos sean una raza superior al resto de los mortales. Pues entonces Duncan luego de una pausa cargada de fastidio, siempre evitando confrontar con la muchacha, apunta sus cañones hacia Caetano Feliciano, haciendo notar que tampoco han podido acusar al millonario de haber abusado de Saira; que además por su negligencia hizo posible que la nena entrará en confianza con los indeseables albañiles. Nelson sacando como conclusión, que nada en concreto se ha podido extraer del enorme barullo internacional, que al estar la justicia en veremos, ahora están reunidos en su cabaña para intentar que su novia pueda predecir donde están prisioneras las chicas. Terminando de hablar, cerrando su discurso con una frase que hace alusión a estarse aún en pañales pero con serias perspectivas de poder encontra un solución definitiva. Por otra parte, unos metros apartada, sentada a su mesa de trabajo, Sheila yace concentrada, anotando sus visiones en un cuaderno, e intentando conectarse con las imágenes que desfilan por el caleidoscopio de su intelecto. Visiones espontáneas en forma de imágenes coloridas, de las cuales, luego, con profundo empeño, hará una selección tratando de captar señales reveladoras. Y así dice estar viendo a las chicas en una motoneta roja que viaja por una ruta rodeada de agua muy cristalina. Pues entonces Fátima Verónica de inmediato se lo comunica al padre de Astrid, quien enseguida, junto con su equipo de investigadores, tratarán de encontrar sentido a la predicción de Sheila. Pues entonces, Fátima Verónica, luego de enviar la visión de la motoneta en la cual estarían viajando las chicas, de inmediato recibe un mensaje de parte del padre de Astrid, barajando la posibilidad de qué estén andando en moto por alguna ruta de Annobon. Que vendría a ser una pequeña isla de África, apostada sobre el mar Atlántico, perteneciente a Guinea Ecuatorial. Isla que alguna vez perteneciera al Virreinato del Río de la Plata; de la cual sus gobernantes han dejado entrever que desean formar parte de la República Argentina. Pero ocurre que la señora Sheila no se muestra muy convencida de dicha hipótesis, aunque no obstante hace señas a Fátima para que responda que a lo mejor pueda ser así; con la intención de ganar tiempo en seguir trabajando tranquila. Pues entonces Duncan, con respecto a su madre, aclara que las representaciones que se producen en su mente bien pueden estar sujetas a inexactitudes, pero ello no quiere decir que se correspondan con cuestiones que nada que ver. Pues finalmente todo lo que ella visualiza, en sumo grado existe, aunque cabe la posibilidad que tengan cierto porcentaje de imprecisión en cuanto que esas visiones se encuentran en una etapa de crecimiento. Y en éso de estar trabajando con el juez sobre las visiones de Sheila, ocurre de sorprendente, que por la ventana ven aparecer a Caetano Feliciano, manejando una motorhome último modelo, de la misma marca que la anterior. Por lo cual, los presentes instintivamente agitan los brazos en son de bienvenida. Con un Duncan que se abraza contento con Nelson quien se encuentra sumamente sorprendido. En tanto que Fátima Verónica y Sheila sonríen con signos de admiración. Momento de gran suspenso donde de pronto los presentes empiezan a sentir cierto reparo, resquemor por seguir estando Caetano Feliciano sospechado de haber abusado de su pariente. Y así Caetano ingresa en la cabaña, saludando con sincero afecto, diciendo una verdad de perogrullo, al hacer notar que salvo Astrid y Saira están todos nuevamente reunidos. Aunque finalmente se saludan con discreto esmero, porque las circunstancias no ameritan para olvidar el drama por el que atraviesan. Pues entonces Caetano se larga a decir que a venido especialmente a jurar nuevamente, en persona, que por todo concepto es inocente, jamás habiendo tocado un pelo de la niña, siempre habiendo tratado a la dulce Saira cual si fuera su propia hija. Por su parte Duncan pone a Caetano al tanto de lo que están llevando a cabo, primeramente dejando en claro que Sheila está segura que su nieta está en compañía de la hija del juez, pues entonces pretende por medio de las predicciones, ubicar el lugar exacto donde acaso las puedan tener en cautiverio. Con además informar al recién llegado de estarse en contacto con el padre de Astrid y su equipo de investigadores; quienes dan por seguro que sí acaso existiera una pista clara, contundente, de inmediato las autoridades se encargaran de tomar las medidas pertinentes. El propio Duncan haciendo ver a Caetano el cómo su madre está haciendo gran esfuerzo mental para poder focalizar la guarida donde se podrían llegar a encontrar en el presente actual. Por su parte Sheila se esmera trabajando, poseída de ciertos temblores producto de acompañar con el cuerpo el dictado de sus frase, cómo poseída de una sutil energía que le otorga proyección hacia el futuro, de donde su voz sale acompañada de un eco metálico. Y entonces ocurre que Sheila manifiesta estar viendo una mansión, en un barrio residencial, de donde logra divisar una moto roja saliendo de dicha propiedad. A los trescientos metros de andar, pasando por un paso nivel. Para luego doblar en dirección al sur y así tomar por una avenida muy importante. Situación que reaviva las esperanzas haciendo que con toda prisa Fátima pase el informe al juez. Al instante recibiendo instrucciones de por favor incentivar a Sheila para que siga tratando de ver algo más en concreto sobre aquella vivienda. Por lo cual Sheila dice ver un cartel en la entrada de la esquina con el nombre de la mansión, donde ve escrito: El Paraíso. Allí dentro de la vivienda pudiendo divisar una hidrolavadora dentro de un gran garaje. Lugar donde se guardan autos que está totalmente recubierto con azulejos blancos. Pero ocurre que Fátima, motivada por la voz del padre de Astrid, mete presión en pos de exigir aún más detalles. Cuestión que provoca en Sheila una indeseada desconcentración, un tanto haciendo que abandone el trance que traía. Pero ocurre que del otro lado del celular se escucha un mensaje de voz masculina, que prácticamente implora para que diga a que linea de tren pernenecen ese paso nivel. A lo que Sheila responde que le parece que pertenece al Mitre. Pero sin embargo Sheila con los ojos llenos de brillo dice que hay algo que no le cierra porque en medio de esas imágenes de una mansión en una ciudad importante, le aparece la otra visión donde las chicas estarían viajando en dicha moto colorada; donde además van yendo por un desierto que rodea un enorme lago. Por lo cual Duncan, harto de ver a su madre trabajar a destajo, interviene y quita el aparato celular de las manos de Fátima, con lo cual luego lo estrella contra el piso, para de inmediato ponerse a pisotearlo con furia. Cuando de pronto Caetano interviene y solicita que se dejen de hacer quilombo porque la fuerza bruta no conduce a nada bueno, que por lo tanto lo único que han de conseguir es que Sheila se vea imposibilitada de realizar su trabajo con eficiencia. Pero Fátima Verónica habiendo quedado sin contacto con el juez, exige que igualmente Sheila diga, en que calle está ese garaje azulejado de blanco; porque sin ser ella ninguna nigromante, perfectamente puede darse cuenta e interpretar que la hidrolavadora es para limpiar la sangre pegada en los azulejos. Fátima Verónica continuando el reclamo con impulso aguerrido, haciendo interceder una frase que con gestos elocuentes presenta como entre comillada, abriendo la posibilidad que antiguamente en dicha mansión llamada el paraíso haya operado un campo de exterminio de la dictadura, con actualmente ser un lugar donde tienen gente en cautiverio. Además no resultando muy difícil poder sacarse como conclusión que sí la línea ferroviaria pertenece al Mitre, dicha mansión se encuentra en la provincia de Buenos Aires. Para enseguida la propia Fátima asegurar que a su criterio esa mansión queda a pocas cuadras de la quinta presidencial. Pues entonces Sheila insiste en decir que hay algo que no le cierra, y es que sigue viendo aún a las chicas andando en moto. Y en dicho preciso momento, donde Sheila a podido pronunciar palabras concretas que remiten a algo real, se escucha por parte de Nelson Raimundo decirle a Fátima Verónica, izquierdista de porquería, qué en el caso de tenerla de hija seguramente se quisiera pegar un tiro en los testículos. Y así continúa diciendo que por favor se lleve de inmediato un mate a la boca y se enjuague el sucio paladar, con de paso humedecer el alma incendiada del fuego revolucionario de los marxistas-leninistas; que embroman al mundo luchando sin descanso las veinticuatro horas del día para finalmente llegar al mismo lugar de los dictadores como Stalin, en masacrar y someter a los pueblos qué tanto dicen amar. Siempre adoctrinando sin descanso, metiendo púa permanente a las pobres gentes que les prestan atención porque les tienen miedo. Y además la trata de peticita insoportable, y le exige que le explique cómo hará él ahora para cerrar la boca y dejar de maldecir a quien tanto desea que no exista. Además le pregunta en forma de recriminacion, el porqué carajo si pertenece al occidente cristiano va a estar apoyando a los comunistas sanguinarios que no creen en Dios. Y así Nelson continúa despotricando. Con severamente reprochar a la joven que según su óptica es una militante de aborrecer. Porque Nelson Raimundo opina que cuándo la funesta izquierda logre dominar a la desdichada América Latina, y por ende a sojuzgar a sus habitantes, todos viviendo como esclavos presas de un dictador similar al de Corea del Norte (que según su criterio irán a expropiar las propiedades de los más pudientes que con tanto sacrificio han logrado conseguir) pues entonces serán los seres humanos más desgraciados del planeta. Pero además, con ironía, le pide que le diga, y le exige que se apure en contestar porqué de lo contrario está decidido a meterle un balde lleno de estircol en la cabeza, qué le ve de bonito a esa revolución de tiranos modernos, traidora de los valores de occidente que tanto han mamado los habitantes de aquí desde el nacimiento. Por lo cual, Fátima Verónica, sin quedarse atrás, responde con igual energía que su retador, diciendo que los occidentales tildan a los pueblos bárbaros como sanguinarios y resulta aquí en américa, los mismo que se quejan de la izquierda, exterminaron a millones de nativos a los cuales consideran seres inferiores. Al instante instando al hombre a que reconozca que son unos caras duras extraordinarios, además con ese modelo de ideología bastarda, unos chapados a la antigua, cuando a la vista está que la evolución indica que los humanos pueden llegar a estar todos bien económicamente, gozando de un buen pasar sin que haya tanta miseria. Para lo cuál, no bien se repuso del exabrupto, Fátima empieza a exigir a Duncan que le compre un celular nuevo; pero que de momento le preste el suyo porque así no puede estar, y mucho menos informar al juez de lo que sucede con esa mansión que Sheila dijo que vió salir a las chicas escapando en moto. A lo que Duncan responde con una pregunta, de si antes de comprarle un celular no prefiere que le pague con sexo. Entonces Fátima Verónica le responde, ser más qué imposible que ocurra algo semejante, pues luego con cual cara miraría a su amiga del alma. A lo que Duncan responde, que lo qué dijo, fue una manera de decir, porqué en realidad lo que sucede es que no tiene dinero ni para comprar caramelos. Y cómo trueno que rezagado acompaña al relámpago la esteril discusión es interrumpida por Caetano Feliciano, proclamando opinar lo inútiles que resultan las discusiones de la política, sobre todo porque ya es sabido que entre ellos tienen opiniones totalmente diferentes. Pues entonces Fátima Verónica agrega una frase referida al tiempo como encargado de despejar la incógnita de quien merece ser dueño del poder. Redoblando la apuesta con asegurar que el límite del gobierno actual será cuando el país entre en defaulk y ninguna inversión extranjera quiera invertir su capital en éstas latitudes. Por lo cual Duncan arremete diciendo que entonces cuándo los liberales pierdan las elecciones y los peronitas vuelvan a la casa Rosada, de nuevo volverá la inflación y así la gente comenzará a despotricar contra los populistas. Pero Caetano alegremente vuelve a decir que pareciera ser que hablar apasionadamente de política los enardece porque en cierta forma los hace sentir útiles. Que en resumidas cuentas debe ser porque ellos sienten estar participando en la transformación de la sociedad lo cual los hace sentirse realizados. Pero en su opinión, sigue diciendo Caetano, lo mejor es ser demócratas y por tanto aceptar las diferentes voces. Por otra parte Caetano le promete a Fátima, que si se calma, le va ha comprar un celular lo antes posible. Por lo cual Sheila le dice a Caetano que eso es hacer buena política. A lo que Caetano responde que lo único que pretende es devolver a Fátima cierta paz a su corazón descarriado, y para que no se consuma pensando cómo poder sobrevivir sin su correspondiente celular. Pues entonces luego de producido un clima de relativa calma, Sheila da por terminada la sesión de adivinación, diciendo basta ya de andar quemando neuronas. Entonces Caetano sigue opinando que en general los partidos políticos le están faltando el respeto a la democracia pues tienen plataformas que no se condicen con un modelo preparado para ser aplicado en democracia. Es decir, les cuesta respetar la constitución y operar sobre la realidad sin pretender hacer cambios propios de revolucionarios. Con además decir que últimamente va poca gente a votar porque el voto a dejado de ser secreto al estar los fiscales haciendo trampa, pues andan queriendo saber que votan los ciudadanos. Bombilla limpia y pava en mano, Nelson Raimundo arremete con la frase que lo caracteriza, que es aquella que lo mejor sería que se pueda excluir al comunismo de la democracia, por el simple hecho de no ajustarse a las reglas de la propiedad privada. Con lo cual Fátima le responde que si, que está bien, pues total el partido comunistas no existe. Pero que también se excluya a los liberales de la democracia, pues queda claro que pretenden embargar al país para que después gire como un satélite alrededor del imperialismo. En cambio Dunca manifiesta tener la mente ocupada en el asunto de Israel, solicitando permiso para explayarse con un pensamiento que lo persigue hace tiempo. De esta manera diciendo que Israel en estos momentos está enfrentando a un montón de países a la vez. Además, en la Franja de Gaza, con los bombardeos están matando a un promedio de mas de sesenta personas por día, con lo cual ya llevan sesenta y dos mil muertos; que ni de este cruel modo el grupo Hamas se digna liberar a los últimos rehenes que quedan. Pero Fátima Verónica dice pensar que los judíos de Israel deberían poder poner un límite a sus ambiciones de venganza, asumiendo un modelo de moral que los haga desistir de ser unos exterminadores. En tanto que Caetano Feliciano opina que ocurre que Jehová les ordena eliminar a los ocupantes de la tierra santa. Pues esa orden es producto de apoyar la fórmula acerca del origen de la creación, en tanto que Adán y Eva provienen del Cielo. Que por tal motivo, de tratarse de seres humanos irrumpiendo en la realidad de improviso, es que están obligados a exigir un lugar propio; sucediendo que al aparecer de golpe, por motivo de venir de otra dimensión, dios les da el derecho ha ocupar el mundo sin tener que pedir permiso. Pero Fátima dice que ahora es distinto, porque finalmente todos somos hijos de padres y madres, por lo cual debemos asumir una nueva moral con otros límites, de por ejemplo, hasta donde tenemos derecho a defendernos, acometiendo crímenes horrendos. Y entonces, literalmente, Caetano agrega que la predica del ojo por ojo se puede interpretar de dos maneras muy distintas, o sea, cómo tú me sacas un ojo y yo te quito uno tuyo. O por el contrario, como tú me agredes pues entonces yo tengo derecho a defenderme, por lo cual te devuelvo la agresión. O sea, tú empezaste acribillando y secuestrando a mi gente, y yo te voy a castigar pero con un estilo diferente. Porque aparte te aviso, qué esas cosas que tú haces yo no las practico; así que sí yo te hago algo muy distinto, pues embrómate y recapacita, porque yo quiero vivir tranquilo y no pienso entrar en ese juego tuyo de hacer las cosas a tu manera. Cuando de pronto el padre de Astrid hace sonar el celular de Sheila, y ésta luego de atender el llamado, amablemente, con gentileza lo establece como un contacto del Whatsap. Pues entonces le da la bienvenida pero le advierte que no está dispuesta a escuchar insultos, caso contrario procederá a bloquear la línea. Por lo cual el padre de Astrid le ruega que entienda que ama a su hija y la necesita con vida. Que por tal motivo, allí mismo, el juez le pregunta a Sheila si ella considera que su hija aún vive. A lo que Sheila responde que está segura que las dos andan en una motoneta roja. Pero de todos modos le advierte que ha dado por finalizada la reunión de la fecha pues el cuerpo le pide un urgente descanso. Por su parte Caetano solicita si no le pueden prestar un peine, pues la raya del medio está toda torcida. Mientras tanto Sheila pasa una rejilla sobre el mantel de la mesa y se queja de las migas de pan que han dejado. Y a la par en que la reunión se torna de nuevo amena, Caetano hace mención de haber dejado las llaves de la motorhome puestas en el tablero, y en seguida se pone a contar que la otra camioneta la entregó como parte de pago. Para finalizar hablando de los deseos que tiene de volverlos a llevar de paseo, pero esta vez por la ruta que recorre el Pacífico. Entonces Caetano hace alarde del andar suave de la nueva motorhome, que parece una seda y que por momentos el motor suena cual si tuviera turbinas de avión que empujan la nave sin importar si mil gordos van dentro. Y en éso de estar reacomodándose luego de tan acalorada discusión, escuchan qué alguien llama a la puerta. Todos a la vez sintiéndose sobresaltados, casi como si les hubiera llegado la hora del deceso. En tanto que Sheila sin saber de quien se trata, anuncia que son ellas, que ellas son, que las está viendo por medio del olfato. De inmediato volviendo asegurar que se trata de Saira y Astrid.
10.
Cuando Nelson abre la puerta tirando fuerte contra su cuerpo, para sorpresa de todos, del otro lado aparece Astrid Jenifer Sandra, con cara de estar más allá del bien y del mal. Pero no obstante el inerme aspecto, dice, con ancha sonrisa en los labios, aquí me tienen para lo que gusten mandar. Pues entonces, su amiga Fátima, con tono de soprano grita hasta verse la campanilla cual un badajo. En tanto que Sheila ríe con las manos apoyadas en la quijada, a la vez de esperar con ansias que detrás de Astrid aparezca su nieta Saira. Finalmente, pues resulta imposible no reparar en la vestimenta de la recién llegada, Fátima le pregunta que hubo sucedido que está ensobrada con ropa de fantasía. A lo que Astrid comienza a invocar el pasado anterior a ser esclavizada, donde era libre como un pájaro de campo, enardecida haciendo notar las vueltas de la vida por lo mucho que se quejaba por aquél aislamiento producto de la pandemia, día y noche recriminando al pobre gobierno de Alberto el hecho de no poder salir del aquel monumental encierro; qué cuánta irónicas juntas terminó por decir. Que ahora, vaya paradoja, exclama, habiendo conocido la verdadera mazmorra todo le parece salido de un cuento de hadas. Porque luego de haber logrado escapar de aquel maldito cabaret, la liberación le resulta el resplandor de una existencia que recién comienza, que hasta le han vuelto los deseos de respirar hondo, hasta pudiendo adorar la helada nieve sobre la escasa ropa que lleva puesta.
Nadie quiere interrumpir a la querida Astrid, pero sin embargo Sheila se anima, en principio pidiendo disculpas por anteponer sus ansias, con más luego preguntar qué se ha hecho de Saira, si acaso es que hubo escapado con ella. Pero ocurre que al momento de Astrid dar la buena nueva, de haber podido escapar juntas, Nelson cierra la puerta olvidando que del otro lado se encuentra la niña. A lo que Astrid, reacciona con parsimonia a la vez de manifietar estar todo bien, pues Saira le dijo que de momento prefiere quedarse esperando en el invernadero. De inmediato dando a conocer que Saira, también ha sufrido ilimitada cantidad de vejaciones al punto que tiene suma vergüenza de tener que contar el calvario al que ha sido expuesta. Pues entonces Caetano sugiere permitir que la niña pueda estar un poco sola, con lo cual de a poco se irá acostumbrando a estar de nuevo en familia. Por su parte, Fátima, sin poder disimular la alegría, alienta a su querida amiga a olvidar y retomar la vida como de costumbre. En tanto que Sheila la tranquiliza diciendo que no hace falta dar explicaciones pues queda claro que han pasado por algo muy duro de soportar. A lo que Astrid responde que su sangre ahora es nicotina mezclada con whisky escoses. Pues entonces Sheila pregunta a Astrid con qué prendas está vestida su nieta. A lo que la muchacha responde que debajo de una campera de cuero que le queda enorme lleva ropa similar a ella; porque dicha vestimenta es cómo un uniforme para las prisioneras de aquel sitio espantoso, que por tal motivo Saira no quiere que nadie la mire ni le pregunte nada. Entonces más luego de escuchar el tremendo testimonio, que apenas es una mínima porción de un derrotero siniestro, todos abrazan a Astrid haciendo demostración de la angustia que sienten. Momento de gran tensión donde entre medio de la calurosa bienvenida Astrid y Duncan se miran como desubicados con relación a cómo han mutado de aspecto, con ella que expresa sorpresa de verlo tan cambiado. A lo que el joven responde que parece otro pues tiene el pelo revuelto. Pero no obstante las tantas preguntas que yacen latentes se impone el querer saber cómo hubieron llegado hasta Bariloche. Pregunta que Astrid responde con total naturalidad, dando a saber que viajaron en una motoneta de la marca Suzuky, de ciento veinticinco cilindradas; que con esa bella maquina, propiedad de un repartidor que se hubo solidarizado con ellas, hubieron logrado huír de la banda de trata de personas, viniendo de un tirón desde Buenos Aires. Por lo cual Fátima Verónica exclama, cómo pudo haber sido posible realizar semejante hazaña si Astrid no sabe manejar ni un monopatín eléctrico. Pues entonces, su amiga y compinche, responde que la niña Saira es la heroína absoluta quien ha conducido cual una campeona del Dakar. Pero al mismo tiempo en que Astrid solicita que observen su pinta de bataclana, a Sheila se le dibuja en el rostro una mueca de dolor, que si no fuera que su rostro permanece oculto hubiera acaparado la atención del conjunto. Pues entonces la propia Astrid continúa diciendo que con esa facha tumbera no es difícil imaginar las noches de jerga cabaretera. Y así sigue diciendo que todo un regimiento de hombres muertos de hambre hubo pasado por debajo de esa pollerita. Además manifiestando ignorar cómo hará para volver a ser lo que alguna vez fue. Pero Fátima Verónica interrumpe el lamento de su amiga y le recuerda que es libre; qué todo aquel horror por fin ha terminado. Y por su parte Sheila le propone a Astrid que se de una ducha caliente y se ponga ropa decente. En tanto que Nelson Raimundo, muy seriamente seguiere ir pronto a recibir a la niña Saira, pero utilizando la inteligencia con llevar a la práctica una modalidad de presentarse por separado, tratando de hacer parecer que nada a sucedido de malo. Pues entonces, debido a que nadie se opone, Nelson da por sentado que están todos de acuerdo y entonces pregunta quién se anima a salir primero. A lo que Duncan opina que tal vez sea él el más indicado. Por su parte Sheila declara que si ella sale primero a lo mejor su nieta pueda sentirse como un barco de papel secante pronto ha hundirse de tanto absorber agua de la fuente. Por su parte Caetano Feliciano propone ir último, junto con todos, con de inmediato ponerse a batir palmas proponiendo dar un paseo en la motorhome, como haciendo de cuenta que la felicidad está a la vuelta de la esquina. Pero Sheila, no obstante estar de acuerdo en salir de a uno, protesta porque luego de tan largo viaje manejando una motoneta, ahora tener que seguir andando sobre ruedas.
Entretanto que deliberan quien será el segundo que vaya al invernadero a estar con la niña, Duncan se retira de la casa al encuentro de Saira. Pues entonces más luego de una pausa donde Astrid se apresta a higienizarse, Nelson, mirando por la ventana, da cuenta que por fin Saira se ha encontrado con su tío dentro del invernadero. Con de inmediato hacer notar que la niña se ha puesto hacer un dibujo sobre un papel. A lo que Sheila responde que a lo mejor esté escribiendo algo que no se atreva a decir en voz alta.
Pues entonces, debido a que Astrid le contó vida y obra de Fátima, calculan que cuando Saira la conozca en persona la habrá de considerar con mucha estima, con lo cual la anotan para salir segunda. En tanto que Nelson dice que cuándo le toque el turno y la tenga enfrente, lo primero que le dirá es que por él no se haga ningún problema pues nunca la irá a juzgar por haber ido sin permiso a la fiesta electrónica. Mirar por la ventana es la acción determinante y así observan a Saira que sigue haciendo dibujos mientras mueve los labios contando la experiencia. Pero en definitiva todos concuerdan el ser muy positivo que se pueda expresar hablando y dibujando. Pero ocurre que a juzgar por la angustia que se refleja en la cara de Dunca, da a pensar que lo que escucha es algo muy difícil de aceptar. Por lo cual se apresuran a definir que Nelson saldrá en tercer lugar, haciendo aporte de una cuota de optimismo, además de llevar consigo una taza con chocolatada, acompañada de alfajores rellenos con frutos del bosque. Por otro lado han establecido que cuándo uno salga le dirá al otro que regrese poniendo un excusa equis.
Por su parte la nieve se deja apreciar cuál una sábana de dimensión ilimitada, mientras que en el invernadero se sigue viendo a Saira cómo habla y dibuja. Mientras que en la cabaña, Astrid, luego de tanto dolor, por nada del mundo quiere salir de la ducha, además de solicitar a las gritos que por favor nadie se comunique con el padre, ni de aviso a la policía.
Pues entonces Fátima, evitando llevar la contra a su amiga, e impedida de conversar mientras se higieniza, comienza a sacar cuentas de los minutos transcurridos desde que Duncan salió a recibir a su sobrina. Finalmente siendo para su criterio los suficientes, con lo cual calcula que ha llegado el momento de cumplir su tarea de reemplazar al primero. Más, sin consultar con terceros muy segura sale de la cabaña al momento vociferando acerca de la madre de Duncan solicitar ayuda para encender unos inciensos. Con además a viva voz decir, a modo de pregunta, quién será aquella chiquilla tan hermosa que se deja ver atravez del ventanal del invernadero. Más por otro lado ocurriendo todo a la inversa, con el muchacho que al trote regresa a la cabaña, impregnado de desasosiego; donde al instante de entrar apoya su espalda contra la puerta, además de tomar hondo respiro como para poder sobreponerse. Más, a pedido de su madre que lo alienta a no dejar nada adentro del buche, de inmediato se pone a contar lo que hubo conversado con Saira. Antes que nada dejando aclarado que se siente como un recién caído del catre, por enterarse hasta donde puede llegar la maldad los hombres. Pues su adorada niña, se ha visto envuelta en una historia de los pies a la cabeza espeluznante. Repitiendo sin tomar aire, qué al extremo de estremecedor es lo que acaba de enterarse, que luego de escuchar sumamente espantado dejó de pensar qué la vida es hermosa para en adelante considerar que es hermosa en tanto te halles exento de ser víctima de esas mafias de aborrecer.
Pero sin embargo Sheila sigue compenetrada en sus visiones, como haciendo fuerza por descubrir algo positivo dentro de aquel lodazal de miserias. Avanzando por el salón con la mirada perdida, para finalmente cuando llega a la mesa golpear con las manos abiertas, felizmente diciendo que ya lo tiene, aleluya, que ya lo está viendo y no se equivoca. De inmediato apoyando un cuaderno de notas, más con un bolígrafo apuntando la visión que de golpe le ha venido al tercer ojo. Y así como dominada por la virtud de su arte, luego de anotar la visión en el cuaderno, le solicita a su hijo que continúe con el relato sin omitir nada, pues ella está viviendo algo estupendo que cuando él finalice dará a conocer a los presentes; una noticia de inesperado encanto. Pues entonces, fuera de sí, Duncan pide perdón por verse tan conmovido, qué con honda preocupación comenta que Saira habla cómo una niña que pareciera venir de la guerra. Y así sigue hablando presa de una fuerte rabia que logra sofocar dando rienda suelta a la verborragia, volviendo a recalcar que ella ahora ha dejado de ser una niña inmaculada. Además cuenta que Saira está creída que esa misma organización es la propia que haciendo trampa hubo enfermado a Olga María, totalmente a propósito, por medio de pasarle una bacteria mortal atravez de la saliva de alguien que se acercó a preguntarle algo, para después, una vez contagiada, en la clínica ser abandonada hasta que empeore su estado de salud; y una vez entrada en severa crisis esperar de brazos cruzados cómo le llega el turno de la agonía, para finalmente robarle el corazón o quizás el hígado y las corneas. Perplejo y dolorido, Duncan respira hondo para tomar fuerzas para poder continuar el exhaustivo relato, de paso haciendo honor a su madre que le ha solicitado que no olvide nada dentro. Por lo cual, ahora sí tomando el impulso final se anima a informar a los presentes que a Saira le han extirpado un riñón. Agregando a la escalofriante noticia, la triste realidad qué tanto Astrid como Saira fueron violentadas de esa misma manera. Para finalmente terminar contando lo que le hubo dicho la niña, qué más luego de ser intervenidas quirúrgicamente, con apenas un breve pos operatorio y las heridas a medio cicatrizar, en la misma vivienda del horror, sin importar la edad, así no más cómo estaban las explotaban sexualmente. Donde los clientes que asistían, sin excepción, lo hacían provistos de máscaras para no poder ser identificados. Además Duncan cuenta que Saira, mientras le contaba lo sucedido, dibujaba las figuras de los tatuajes que recordaba, como por ejemplo, la cruz esvástica, la lengua de lo Stone; y allí Duncan se quebró agarrándose la cara sin poder seguir enumerando tatuajes. Agregando que no obstante la morbosidad del relato Saira se expresa con suma claridad, cosa que a él le parece de pesadilla escuchar a una niña hablar de ésa manera tan cercana a lo espantoso; como un esperpento despechada de su destino malhabido.
Pues entonces, absorto por el crudo relato, Caetano Feliciano se siente obligado a intervenir, cómo primera medida aconsejando no hablar con abundante bronca de esa gente de los mil demonios. Al momento diciendo que de alguna manera cargarse de locura es como a la distancia darles un premio; con aparte tener de negativo que uno se termina por envenenar el alma. Pero ocurre que Nelson proclama que a su criterio lo mejor será esperar a que Astrid salga del baño y que ella misma decida cuándo prefiere informar al mundo de lo ocurrido. Por lo cual Dunca manifiesta su parecer, diciendo que Astrid, al igual que Saira, tienen suma vergüenza de que se enteren que les han quitado un órgano. Pero ocurre que Sheila, obrando con celeridad, muestra el cuaderno donde hizo el apunte, y así proclama que allí está escrita la visión que tuvo con respecto a ese tema de la operación. Por lo cual Duncan jura que Saira le mostró la herida, con de paso decirle que los guardianes por allí también le pasaban la lengua. Motivo por el cual Nelson se muestra asqueado y por tanto declara sentirse indignado como nunca en su vida de tener que escuchar y aceptar la realidad de lo que sucede, que por tanto le gustaría acudir cuanto antes a la policía. Por su parte Duncan responde que simplemente habría que considerarlos como seres de aborrecer que sólo merecen que los pongan a hervir en hollas con agua pelando. Y así Caetano, también muy indignado, invoca a Dios, manifiestando que seguramente el Creador al crear el universo habrá pensado que el humano es imperfecto y que seguramente algún desfazaje podría ocurrir, pero más que seguro que jamás habrá imaginado que semejantes abominaciones pudieran suceder tan amenudo. Porque según lo que expresa Caetano, la creación Divina es tan perfecta que en lo concerniente a la robótica es llamativo qué pudiéndose poner toda la tecnología en diseñar robots que superen a los humanos sin embargo los ingenieros se subordinan a lo conocido; y toda esa grandiosidad merece ser asistida con honor y dignidad, más nunca con desencantos.
Entonces Nelson que masculla la posibilidad de un venganza, ante las palabras de Caetano prefiere anunciar que irá a preparar el chocolate y de inmediato saldrá a reemplazar a Fátima Verónica.
Finalmente sucediendo así, que Nelson sale al exterior de la cabaña, a la vez solicitando a Fátima que regrese a ayudar a la señorita Astrid a vestirse con ropa nueva. Por lo cual, al disolverse la reunión entre las chicas que están en el invernadero, Nelson desde lejos comienza a hablar poniéndose a elogiar la bella motoneta roja que está estacionada cerca de la entrada a la propiedad, con luego entonar una canción de bienvenida donde la letra hace mención de una niña que es venerada por todos.
Por su parte Fátima, ajustándose a lo convenido, regresa a la cabaña a ritmo pausado pues se siente conmovida para mal. Y ya estando dentro comienza a contar lo que estuvo conversando. Ofreciendo un relato parecido al que tuvo con Duncan, pero con el agregado de algunos detalles nuevos, como por ejemplo que la pobre Saira piensa que los clientes usan caretas porque con el tiempo van perdiendo la nariz de tanto aspirar cocaína. Que a ella también la obligaron a tomar de esa droga en polvo pero que no hubo perdido la nariz porque casi siempre en vez de aspirar soplaba para afuera. Volviendo a repetir que a la buena de Astrid también le pasaban la lengua donde tiene la cicatriz de la operación, pero que ella en vez de sonreír lloraba a mares.
Ademas, como hecho destacable, Fátima cuenta que al principio de la charla le preguntó a Saira, si Caetano hubo abusado sexualmente de su inocencia, recalcando que sería muy importante que le cuente la pura verdad, porque de ser así, le esperan muchos años de carcel. Gran clima de atención se provoca a la espera de la respuesta que le diera la nena sobre el asunto. Que hasta parece verse en el rostro de Fátima una importante expresión de júbilo, mientras que Caetano contrae la mandíbula y estira los labios. Con más luego de un pausa cargada de suspicacia, Fátima terminando por estirar el brazo y estrechar la mano de Caetano, solicitando disculpas por todo lo que ella dijo de malo acerca de su persona. Pues entonces el hombre le responde que al principio le resultaba incómodo que lo traten de degenerado, aunque en el fondo de su corazón se siente tranquilo porque nunca hubo hecho nada fuera de lugar. Aunque no obstante el aval de su paz interior, confiesa que es presa de un resquemor importante, pues por esa sospecha se armó un lío tan grande que ni estando en la televisión pública jurando de rodillas ante millones de espectadores, pudo evitar que el mundo entero desconfíe de su palabra. Finalmente agregando que bastante piensa en lo caro que le viene saliendo el asunto de haberse ofrecido a colaborar con los damnificados del incendio de Bariloche. Aunque ahora al ver que la niña lo exime de culpas, más deseos que nunca tiene de querer llevarla a dar una vuelta en la motorhome.
Con su máscara que remite al acero y su voz que retumba en el interior del cuero, Sheila exhibe la libreta donde hubo escrito su última profecía, rogando a los presentes que por favor lean lo que hay allí escrito. No sin antes hacerles recordar que ella anotó ese presagio segundos antes de saber la verdadera historia. Pues entonces Duncan se pone a leer y en breves segundos queda pasmado por la noticia. De inmediato emergiendo a su piel un fulgor derivado de la alegría que se apodera de su cuerpo. Quedando como flotando entre nubes, a la vez de mascullar vocales de aquella nota escrita. Con más luego, por lo bajo diciendo, que si esa profecía no es una quimera es algo fantástico que en cierta medida pone paños fríos a los tanto sufrimientos. Por su parte Caetano agarra del brazo a Duncan y lo sacude como si fuera una expendedora de gaseosas que se ha tragado el cospel, en específico para que diga en voz alta qué es lo que dice la nota. Y Duncan, que aún continúa conmocionado por la predicción, reacciona y sencillamente con sus propias palabras dice que su madre asegura que no les han quitado ningún órgano. Porque solamente les han hecho un tajo, con una posterior sutura, con el objetivo de humillarlas a más no poder. Pero Astrid Jenifer Sandra, que yace a un costado de la escena, con los oídos atentos como radares, escucha la buena nueva, por lo tanto interrumpiendo la conversación. Sin preámbulo agradeciendo al Cielo el don de Sheila de saber tanto acerca de adivinar lo que existe en el mundo. A la vez de ponerse a festejar dando saltos y volteretas, pudiendo por primera vez reír con la libertad de un tornado; de esta feliz manera contagiando a los demás que enseguida se suman al festejo. Pues entonces los ánimos crispados empiezan a acomodarse al feliz presente, otorgando nuevas energías en la conciencia, en forma generalizada comenzando a gozar de cierto tipo de bienestar espiritual. Pero Fátima da un alerta en concreto, al concepto vertido en la predicción, poniendo en duda el trabajo de Sheila en cuanto a festejar por anticipado, pues a su modesto entender de momento es imposible poder corroborar si alguien en verdad tienen todos los riñones puestos. Razonable duda que Astrid trata de rebatir relatando determinados acontecimientos que sucedieron en el cabaret del horror, paradójicamente llamado el paraíso, que sin duda coinciden con la visión que Sheila tiene sobre el asunto. Como primera medida poniendo de relieve el hecho de haber tenido muy poco tiempo de convalecencia, pues a los dos días ya fueron puestas a trabajar nuevamente; la propia Astrid apurándose en aclarar que habla en plural pues no había quien se salve de esa supuesta extracción bochornosa; que hasta ella misma se preguntaba que harán con tantos riñones. Y una vez dicho lo del pos operatorio tan breve, continúa describiendo como funciona ese tétrico lugar, donde hay una población de mujeres jóvenes, muchachas adolecentes, y niños de ambos sexos. Todos sujetos a constantes fiestas sexuales, pero que en las horas muertas los guardianes no se cansan de dar clases de anatomía repitiendo a cada instante que todas las personas tienen un corazón, un hígado, dos pulmones, dos riñones. Y a esta lección se la coronaba con frases que decían, que se les hubo tomado prestado un riñoncito para que se porten bien y para que sean prolijos con predisposición a dar lindas caricias, porque de lo contrario les irán a quitar el otro riñoncito que falta. Rematando la amenaza con hacer recordar que de ser así se deja de existir de inmediato presas de un insoportable sufrimiento.
Con este relato escalofriante, dicho en función de Astrid querer demostrar que muy probablemente la visión de Sheila sea la correcta, Duncan siente una viva eclosión en el sistema de valores, que por tanto se muestra impresionado cómo nunca antes, sobre todo por hacer evaluación de la sumisión y tolerancia que han tenido que soportar. Pero Astrid hace notar que otra cosa no queda pues sino te amenazan con sacarte un dedo o así mismo las orejas. Volviendo la muchacha recién liberada del cautiverio a repetir que toda esa virulencia aplicada en adultos es un martirio equivalente al de los desaparecidos en la dictadura militar, pero en niños es algo incomparable, repugnante, bochornoso, pues las pobres criaturas miran al inmundo represor cual si hicieran travesuras. Por su parte Duncan responde que calcula que se debe sentir el alma dopada con poderosos soporiferos que lentamente te hacen perder los deseos de vivir. Pero la propia Astrid se muestra predispuesta a estar exigente, omitiendo tener que adaptar su voluntad a concentir opiniones, solicitando que su amiga le toque la zona donde yace la herida en busca de algún tipo de hueco. Y mientras tanto ocurre el tanteo para la localización de algún espacio vacío en la ubicación del órgano, Duncan insiste en decir que confía en la visión de su madre porque nunca erra en lo referido a acertar lo que ocurre. Por lo cual todos aplauden y vitorean como en un especie de aniversario, pronunciando repetidas veces el nombre de Sheila. Ocurriendo de peculiar, donde Caetano Feliciano hace notar, que allí afuera Saira ha salido del invernadero para ponerse a mirar en dirección de la cabaña.
Ocurriendo que finalizado el comentario de Saira estar mirando, Sheila, que también se muestra muy exaltada, hace una pregunta, de tono apremiante, acerca de si es verdad que los clientes entran a las habitaciones enmascarados para tener sexo, porque de ser así, teme que cuando se enfrente con su nieta ésta piense que es parte de la organización de trata de personas. A lo que la avezada Astrid responde afirmativamente. De paso agregando que el gusto de los clientes es muy variado, incluso habiendo grandes orgías con matrimonios de adultos rodeados de menores. Con aparte existiendo la opción de tener relaciones de dos en un pequeño reducto; donde desde fuera de los tapiales se suelen escuchar hondos suspiros. Pero en cualquiera de los casos los clientes asisten desnudos con sus máscaras puestas. Y tan verídico es el asunto, dice Astrid, que muchas veces se acordaba de Sheila, puesto que allí se usan máscaras idénticas a la suya; y que también muchas veces se preguntaba si Caetano no sería cliente del Paraíso. Por lo cual, al instante, Fátima Verónica increpa a Caetano, obligando a que de inmediato responda al respecto. Con lo cual Caetano dice, como jurando al Cielo, que todo es producto de una extraordinaria coincidencia.
11.
Pero sin embargo Astrid al enterarse de la predicción de Sheila se muestra tan alegre que pareciera nunca haber tenido problemas por nada. De todos modos, por resultarle imposible no agregar una moneda en la alcancía de afecto que ha desarrollado con Saira, antes de hablar de su alegría sin par, con orgullo prefiere contar que la niña le dijo que cuando sea grande desea ser presidente de la nación. Agregando que en verdad la cree super capacitada y que además le hubo comentado que al no estar de acuerdo con la ideología del liberalismo prefiere abrazar la doctrina de la justicia social; y entonces para cuándo sea mayor de edad seguramente se irá a afiliar al partido peronista. A lo que Fátima Verónica responde qué está segura que entre las dos la podrán ayudar a mejorar su discurso y así hacer crecer su mirada sobre una realidad justicialista. Pero sin embargo Astrid aclara que quiere que sepan que jamás hubo pretendido manipular sus pensamientos; pues sin necesecidad de influencias fluyen hacia el populismo como agua de manantial. Pues entonces, de manera solapada, Duncan dice que sí por esas cosas de la vida la nena le sale peronista la irá a encerrar en un convento.
Por otro lado, al Astrid ignorar que han decidido salir a entrevistarse con Saira en turnos de a uno, su amiga Fátima Verónica considera que lo mejor será precipitar el encuentro de Nelson y así hacerle saber la buena nueva con el próximo que salga. Pues entonces Caetano Feliciano se postula para ir a encontrarse con la menor y de paso agradecer que no lo haya acusado de nada indecente. Por tanto, antes de Caetano hechar a andar, Fátima le grita a Nelson solicitando que regrese pues el termotanque está apagado y nadie sabe como prenderlo. Por su parte Sheila, preocupada por su conciencia estar cargada de vergüenza en cuanto a tener una máscara reemplazando al rostro destruido, un segundo antes de Caetano dar el primer paso sobre el suelo del parque, alzando la voz le sugiere que le vaya preparando el terreno para que su nieta de a poco se entere que ella se ha quedado sin nariz, y además que le explique que ha tomado la decisión de usar una careta de lo más bonita. Por lo cual, mientras Caetano avanza hacia el invernadero, le va diciendo a Sheila que se quede tranquila qué en cuanto a la máscara no le debe nada porque se la obsequió de onda. Por su parte, pertinaz con el tema que la enorgullece, Astrid sigue relatando que siempre con Saira se toman unos minutos para hablar de política. De paso ampliando el tema al hacer saber que en una de aquellas charlas, la niña se atrevió a opinar sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Muy segura de si diciendo que tanto los judíos como los del grupo Hamas, deberían tener piedad de los niños que están muriendo de hambre; que ya suman más de ciento cincuenta.
Pues entonces más luego de Caetano Feliciano relevar a Nelson Raimundo éste regresa cabizbajo y meditabundo, mientras que por la ventana ven salir a Saira que escapa corriendo hacia la motorhome.
Y enseguida, cuando Nelson entra en la cabaña, se muestra visiblemente contrariado, con actitud por demás osca, exhibiendo gran perturbación en su afable carácter de hombre equilibrado. Además apresurado por decir que la niña le hubo contado algo muy difícil de aceptar. Secreto tan pesado que siente que su cuerpo ha comenzado a levitar sin poder digerir la circunstancia nueva. Que hasta ha comenzado a sentir que le están dando ganas de estar en una isla desierta. Al punto que duda si debe seguir unido en pareja con Sheila. Al momento manifiestando tener pavorosas visiones que le nublan el entendimiento. Porque finalmente lo que ocurre es que le resulta imposible asimilar lo que la piba le ha contado con total desenfado, cual si fuera lo mismo ser libre en un mundo capitalista que esclavo del comunismo. A lo que su concubina le responde creer saber a lo que se refiere. Agregando que todo hombre que se precie de ser grande de corazón debe poder comprender que la vida no es algo fácil. Entonces ocurre que las chicas exigen a Nelson que diga de inmediato lo que Saira le hubo dicho. Por lo cual Nelson como atragantado con miga de pan de centeno, da a conocer que Saira le hizo saber que su padre biológico es Duncan Otelo. Ocurriendo que Fátima Verónica, impulsada por la inercia de la anterior conversación sobre política, expresa por fin ahora entender porque Duncan se siente tan loco por Saira querer ser peronista; porque seguramente pretende que la nena se afilie a la Libertad Avanza. A lo que Nelson reacciona de manera incontrolable, preguntando si en efecto Saira se ha pronunciado en favor del peronismo. Que por las miradas que recibe de los presentes interpreta la respuesta como afirmativa por lo cual proclama qué con más razón no los quiere ver más ni en foto. Y al ver la reacción del dueño de casa todos quedan asorados, con lo cual Nelson continúa despotricando acerca de Saira ser hija de Duncan. Como fruto de aquel vilipendio a su vez dando por descontado ser el segundo embarazo fruto de la misma relación. Por lo cual Duncan le hace saber que no entiende como la niña se pudo haber enterado; pero dando a saber que en efecto el amor por su hermana era muy real y con promesas de ser eterno. Pues entonces Astrid pregunta a Sheila cómo es que que Saira supo de la paternidad de Duncan, pues a ella nunca le dijo nada. A lo que Sheila, con cara de pocker, responde que alguien se lo debe haber contado.
Y así, seriamente compenetrados, deliveran acerca del problema en cuestión, enseguida apareciendo la idea de ser lo más conveniente hacerle creer a la niña que está equivocada, que lo que le dijeron es totalmente falaz.
Pero de pronto la charla se ve interrumpida pues Fátima Verónica, sobresaltada, expresa miedo por la posibilidad que en el preciso momento Caetano acaso pueda estar abusando de la niña. Aunque sin embargo Astrid les recuerda que Saira le habló muy bien del millonario y lo hubo eximido de culpa y cargo, además dejando en claro que le tiene mucho aprecio. Con además hacer recordar qué cuando ella hubo viajado en la motorhome, Caetano por largo trayecto le permitió que maneje el volante, de paso enseñando a poner los cambios de velocidad. Y entonces Fátima Verónica, a propósito de lo que dice Astrid, pregunta cómo es que Saira supo conducir la motoneta. Encontrando por parte de Dunca la información de él haberle enseñado a manejar la suya.
Pero en medio de la charla, todos observan cómo Nelson no logra zafar de la bronca que le produjo el enterarse de quien es el padre de Saira. Por lo cual Astrid pregunta quién será capaz de sacar a este cristiano de ese berrinche enquistado en su caracter podrido, que por nada logra dejar pasar por alto el tema del insesto. Por lo tanto gran expectativa se provoca por saber cómo se comportará el dueño de la cabaña donde están reunidos, quien para colmo de males agarra un florero y simula vomitar dentro. Con más luego decir que desea que todos se vayan ya mismo de su domicilio. Que para él la relación con Sheila ha llegado a su fin; por lo tanto con el resto de las cosas lo mismo. En tanto que Astrid Jenifer le implora que recapacite pues recién acaban de conseguir la libertad de un cautiverio prolongado, que por tanto necesitan tiempo para reponerse. A lo que Nelson Raimundo responde que para él sería un ideal si se fueran ya mismo.
Por lo cual Sheila se incorpora del asiento decidida a salir al encuentro de su nieta; al decir hiriente de Nelson, doblemente nieta. Y mientras Sheila se dirige hacia la motorhome, Duncan, como para atemperar los ánimos caldeados, dice que de seguro el vehículo es el lugar indicado donde poder pasar la noche. A lo que Nelson responde que donde van a pasar la noche ha de ser en la propia comisaría. Por su parte Astrid manifiesta no entender cómo de estar inmersos en una realidad copada ahora están metidos en un ring de boxeo. Finalmente haciendo una severa crítica a Nelson, de estar lavándose las manos con jabón blanco, y lo peor de todo, encima pretendiendo dejar en la calle a una familia indefensa. Nelson respondiendo, que por el camino de los disgustos va a terminar con un infarto al miocardio, totalmente medicado de urgencia, recetado con el fentanilo contaminado de bacterias letales, terminando por ser la víctima número noventa y siete.
Más cuándo antes de lo pensado Caetano regresa, con cierta intriga alojada en el semblante,
anuncia que Sheila por fin se pudo reencontrar con su nieta. Por su parte Fátima Verónica le pregunta a Caetano si ha puesto al tanto a la niña sobre la cuestión de la máscara. Y éste muy orondo le responde que absorbido por decirle la noticia de estar sana, más el asunto de la niña solicitar que le muestre como funciona la motorhome, se olvidó por completo.
Pero no obstante la ansiedad por saber cómo irá a reaccionar Saira al ver a su abuela con aquella máscara similar a la de los clientes, Fátima Verónica opta por poner al tanto a Caetano de la noticia fresca de Duncan ser el padre de la menor. Donde además se suma la complicación de Nelson recién darse por enterado de esa incómoda realidad, reaccionando de bulgar manera al punto de querer disolver el vínculo con Sheila; y como consecuencia con el resto de la familia. Además de solicitar a todos los presentes retirarse cuánto antes de su domicilio. Al instante sucediendo de peculiar que el incrédulo de Duncan dice haber escuchado de boca de Saira querer afiliarse al partido peronista. Con lo cual se armó peor puesto que Nelson estalla de indignación, sumamente irritado solicitando que cuánto antes desaparezcan de su vista.
Sin embargo, contra toda rabieta, hay nieve por todos lados lo que hace impracticable el desalojo, quizá por lo cual en cierta medida Nelson finaliza de meter presión al asunto, comenzando a decir que estaría bueno que puedan entender que estando un gobierno liberal en el ejercicio del poder, el país tiene garantizado tener el boliche habilitado en forma. Mientras que si gobierna el peronismo es lo mismo que quedar con la faja de clausurado. Montadas en la desazón de hablar de política en medio de las turbulencia de las emociones, las chicas prefieren hacerle entender a Nelson que lo mejor que el humano tiene es la realidad, por tanto lo invitan a celebrar que Saira sea hija de Duncan y Olga María. Por su parte Nelson manifiesta sentirse un estúpido apoyando a Sheila por sus adivinaciones y al mismo tiempo él tener que enterarse de las cosas por boca de una chiquilina. Por lo tanto, de un humor malicioso, anunciando que están despedidos, y que cómo los referí del fútbol les saca la tarjeta roja. Por su parte Astrid le hace saber que ella no tiene ninguna intención de quedarse. A lo que Nelson responde que en realidad ella no es molestia, sino que todas esas adivinaciones de su novia ahora le resultan insoportables; igual que la niña qué con lo que hubo sufrido se ha convertido en un monstruo de peluche. Y así pues Astrid tocada en el amor propio le recuerda que ahora Saira es su segunda mejor amiga. Pero a cambio Nelson le responde que precisamente por ello es que desea que se vayan todos.
Pues entonces Caetano Feliciano apunta que Cain mata a Abel, sin querer, pues ignoraba que la muerte existía; por tanto a Duncan y Olga María les ocurrió lo mismo, pues el amor les hizo omitir el pasado.
12.
Cuándo ya estaban por agarrarse a las trompadas de eximios boxeadores, apareció la pregunta que permanecía inerte alojada en la recámara de lo pendiente, y así pues Fátima Verónica interroga a su amiga sobre cómo hubieron conseguido escapar de la mansión acondicionada como para ser un boliche de enmascarados. Por lo cual, sin escatimar detalles, Astrid se larga a contar como hicieron para huír de aquel maldito Paraíso, hace apenas un día no más. Con de paso, ante la cruda verdad del relato, el ánimo podrido de Nelson ir quedando rezagado por gracia del enorme suspenso. Cómo primer paso, Astrid dando a conocer que a la hora del mediodía fue donde se produjo el desenlace hacia una bendita liberación. Y no por casualidad sino pues era un momento del día dónde siempre se producía un hueco propicio para evadirse. Pues en dicho horario, donde prácticamente no hay servicio sexual, el personal de guardia acostumbra solicitar pedidos al delivery para obtener comida rápida. Por tanto en esa detención dedicada al almuerzo, Astrid hubo observado una circunstancia propicia para poder salir de aquel perfecto infierno. Siguiendo el relato contando que los guardianes siempre encargan pizzas y empanadas; solo para ellos, claro está. Donde entre otras cosas ella se acordaba de las palabras de Caetano, diciendo que por falta de mamar el vital calostro, todos los que se dedican a ser delincuentes se distraen sin remedio. Siguiendo el relato con dar a conocer que al presentarse siempre el mismo repartidor, que al momento de entregar la mercadería dejaba la moto encendida, es que pensaba tomar prestado su vehículo para escapar con su adorable Saira. Sobre todo porque por un largo momento este ángel del delibery se ponía a conversar con los guardianes; de lo mal que anda Boca Juniors; de lo tanto que le cuesta a River Plate la copa Libertadores. Pues entonces Astrid sigue contando y hace mención, qué para enfrentar aquel crucial momento debería saber conducir una motoneta, cuando en realidad no sabe manejar ningún tipo de robado. Más no encontrando solución posible, fue que se animó hacérselo saber a la buena de Saira, a ver si por esas cosas de la vida se le ocurría alguna solución ingeniosa. Con gran sorpresa encontrando de parte de la menor la soberbia respuesta de hace un montón de tiempo ella misma saber y estar preparada como para manejar motonetas de alta cilindrada. Pues entonces, al día siguiente, y en lo sucesivo, con miradas y señales a la distancia, pudieron, del verbo poder, entrar en complicidad con el repartidor. Quien en ese crucial momento se empezó a distanciar más de lo acostumbrado del rodado. Con además hablar con los guardianes largo y tendido. De esta manera pudiendo encontrar la milagrosa oportunidad de escapar sin ser detenidas. Que además hasta se dieron el lujo de pasar por enfrente de la quinta presidencial, y de paso, con los brazos en alto hacer la ve de la victoria. Sumado a que a las pocas cuadras pudieron empezar a disfrutar de cierto aire triunfal al poder alcanzar la Avenida General Paz sin ser descubiertas. Y más luego ya estando camino al sur, a las pocos kilómetros de andar por la ciudad, vieron y se animaron a hurtar un par de cascos en un estacionamiento exclusivo para motos, además de la bendita campera de cuero. Pues entonces, cuándo la propia Astrid hubo terminado el relato, le recrimina a Nelson el hecho de no valorar a Saira en su verdadera dimensión, pues sin vueltas se ha convertido en una heroína de admirar, que sin duda merece todo el apoyo de sus seres queridos; igual que aquel afable motoquero, a quien sin pérdida de tiempo deben devolver su herramienta de trabajo.
Pero pese a todo lo que hay de justo y de cierto sobre el reproche hacia Nelson, éste parece mantener su postura firme de romper los lazos que lo unen a la familia de Duncan. Que hasta comienza a sacar del ropero la ropa de Sheila y a colocar las prendas en un valija con rueditas. Con lo cual el hijo de la genial mujer en lo referido a las artes de la predicción, expresa que quizás sea lo mejor alejarse del empedernido antagonista de la sana convivencia, para así comenzar una vida nueva alejados de tan serios cuestionamientos. Por su parte Fátima Verónica, apoyando el reclamo de Astrid, le sugiere a Nelson que se apreste a afinar un poco el lápiz porque resulta deshonesto desalojar a una señora mayor y a su nieta convaleciente. A lo que Nelson, de manera sistemática, responde que su novia es joven como para rehacer su vida en otro sitio. Y en cuanto a la niña, no le extrañaría que se trate del propio demonio encarnado en un capullo en flor. Por su parte Caetano Feliciano expresa estar convencido que Saira debe vivir en Bariloche, a lado de sus seres queridos, incluido Nelson, y en aquella misma cabaña. Cuándo de pronto, entre el discutir sobre las graves diferencias que los separan, se escucha la detonación de un disparo de carabina automática. A lo que Caetano manifiesta conocer el ruido de esa arma. Por lo cual, todos, con ávidos ojos focalizados en el exterior, empiezan a mirar lo que sucede. Pudiéndose ver salir de la motorhome a la propia Sheila. Que con prisa se aproxima a la cabaña. Pues entonces gran expectativa se produce dentro de un entorno convulsionado donde nadie se atreve a pronunciar palabra, prefiriendo esperar que ella misma cuente los motivos de aquella detonación. Más cuándo Sheila de regreso atraviesa el umbral de la puerta de la cabaña, se deja ver en su ropa un orificio de bala, a la altura del hombro, de donde emerge una poca de sangre no más. Sin pérdida de tiempo, pese a que Nelson se muestra aprensivo conque se pueda manchar el tapizado, sientan en un sillón a la mujer lastimada, con de inmediato llevar adelante una curación de urgencia. Pero al segundo, cual si en el exterior hubiera un enfrentamiento armado, se escuchan otros dos disparos. Que por lo que se puede apreciar desde la cabaña, van dirigidos hacia la motoneta, la cual se prende fuego. Más enseguida suenan otras tres detonaciones mas, claramente dirigidas a los neumáticos del Fiat de Nelson, que mientras éste maldice el subversivo accionar de la pequeña, el auto queda inutilizado. Pero ocurre de interesante que antes que Nelson termine de maldecir emitiendo sin números de insultos, la casa rodante comienza a circular por el parque hasta salir de la propiedad. Y mientras que la niña Saira se aleja, con además saberse impotentes en cuanto que no pueden hacer nada para evitarlo, Sheila cuenta que justo cuándo hablaban del reciente entredicho que tuvo con Caetano, donde el millonario hubo anulado el pedido de matrimonio, pues le explicó que en su momento lo dijo en función de provocar una reacción favorable para poder reemplazar los tristes pensamientos por ilusiones vanas, pasó que cómo poseída por una furia sin medida tomó el arma de un ropero de inmediato comenzando a exigir que se descubra la cara. Pues entonces cuando ella hizo lo que le pedía y vió que le falta la nariz, Saira empezó a maldecir el hecho de haber nacido; aparte dando por descontado que Sheila aspira cocaína. Que por ende forcejearon un montón, motivo por el cual se produjo el tiro que le diera en el cuerpo. Pues entonces Sheila sigue contando, qué aún estando dentro de la motorhome, por calcular que iría a morir allí mismo, y por sobre todas las cosas, angustiada de imaginar a la niña rezando en la cama para que se cumpla la promesa de Caetano en querer llevarla a recorrer América, fue que le dijo algo totalmente imprescindible como para apartar de su vida la cruel enfermedad. Y ello es precisamente que siempre debe evitar rezar el Padre Nuestro estando acostada en la cama antes de dormir; y ni siquiera pensarlo, siquiera; pues ello también puede hacer mucho daño a la salud. Y tanto, que sí eres anciano, con uno sólo que vayas a rezar en la cama antes de dormir, corres el riesgo de quedar temblando por el resto de lo que te quede de existencia. Luego, aunque parezca mentira, por estar compenetrados en querer sanar la herida de Sheila, que finalmente sólo se trata de un raspón, nadie hubo prestado atención a sus palabras en cuanto lo malo que resulta ponerse a rezar en la cama antes de dormir. Y para colmo de males, Caetano toma la palabra y cuenta que Saira le confesó que el día anterior a la fiesta electrónica su abuela le hubo revelado que Duncan es su verdadero padre. Pues entonces es que Sheila se ve obligada a reconocer que días antes del secuestro ella se lo contó todo. Aclarando que se lo dijo, más que nada porque ya no podía soportar que su nieta insista en acusarla de haber dejado morir Olga María, cuándo en realidad era amada como nadie en el mundo; y lo que sucedió es que enfermo gravemente, donde por ese motivo morir es moneda corriente. Y mientras tanto que Sheila redondea la idea argumentando que le pareció el momento oportuno para que Saira sepa la verdad de ser hija de Duncan, principalmente para que pueda saber perdonar a sus semejantes, con también comprender que el amor no obedece las leyes jurídicas sino que florece donde los sentimientos se mancomunan. Dónde más luego de dicho mentiras tanto, Caetano hace votos porque la niña no vaya a atropellar a nadie; porque además advierte que sí comienza a disparar a terceros correrá serio riesgo de hacer una tremenda cagada. Al momento Nelson Raimundo notificando a Duncan, que por el hecho de ser el padre, deberá pagar los daños y perjuicios que pueda ocacionar; y pues entonces le pregunta, con qué, si no tiene donde caerse muerto. Aunque sin embargo la propia Sheila manifiesta cree que la nieta no vaya hacer daño a nadie, porque el disparo que ella recibió fue por culpa suya que quiso hacerle prestar atención a lo que le estaba diciendo de no rezar en la cama. Entonces sucede que más luego del tema de la paternidad, llegó el turno de volver hablar acerca del asunto de Caetano, que hace tan sólo un momento hubo anulado el matrimonio de esta manera provocando un nuevo shock que de seguro la hará olvidar la tremenda experiencia vivida en la mansión El Paraíso. Cuándo de pronto, cual un toro en el rodeo, ven venir la motorhome a alta velocidad. Pero con la particularidad que detrás, a lo lejos, ven acercarse lentamente un patrullero del pueblo. Pues entonces Nelson amaga salir pero al instante retrocede, volviendo al lugar del comienzo. Por allí escuchándose decir por parte de Duncan que el rodado avanza directo a embestir la cabaña. Por un momento y al mismo tiempo, todos sintiendo pavura por ser presas de una inminente colisión. Pues entonces la motorhome hace impacto contra la vivienda, haciendo sacudir la estructura cual si hubiera ocurrido un terremoto. Qué hasta una viga del techo se desprende y cae, pegando de refilón en la cabeza de Nelson. Y así y todo, luego del primer choque, la motorhome retrocede, volviendo a embestir la cabaña, con tal fuerza que ahora sí se derrumba una buena parte del techo. Pues entonces luego del par de embestidas, el vehículo se aleja por la calle pero en sentido al lago. Aunque siempre con el patrullero a lo lejos queriendo dar alcance, pero que se ve totalmente descangallado por tener los neumáticos desinflados. Ocurriendo que al momento de estar todos desparramados por el piso se empiezan a sentir algunos comentarios. Siendo la voz de Fátima la primera en hacerse notar, queriendo saber si los demás están en buena forma. Y así pues se preguntan como están, Sheila respondiendo que la herida de bala no es nada comparados con el porrazo que se dio. Y entre quejidos que como sonidos de ranas se escuchan, de pronto se destaca la risa de Caetano, que al momento de levantarse dice que luego del segundo impacto pudo ver como la motorhome escapaba de un patrullero que andaba a dos kilómetros por hora. Pero Fátima Verónica, antes que nada, prefiere atender a Nelson que se ve seriamente golpeado en la cabeza. Con lo cual acomoda su cuerpo maltrecho en posición horizontal pero así mismo derecho. Felizmente, segundos después, la propia Fátima anunciando que Nelson respira y está vivo. Mientras que Astrid comienza a balbucear palabras de desconcierto, de repente preguntando a los demás que fue de la niña Saira. Pero ocurre de inesperado que Nelson Raimundo anuncia que no recuerda su nombre. Por lo cual Duncan lo interroga en si no sabe que ellos son sus familiares. A lo que Nelson responde que no recuerda nada. Aunque sin embargo dice darse cuenta que está viviendo en el final del invierno del año veinte veinticinco, donde actualmente hay un gobierno liberal que hace grandes recortes a la administración pública. Y además dice que recuerda que todos los miércoles se colma la plaza del congreso de jubilados que piden aumento; pero no obstante aclara que le suena un tanto exagerado pues parecen las madres de los desaparecidos. E insiste que es consciente de muchas cosas pero igualmente se siente impedido de saber su nombre. Con además ignorar quienes son las personas que lo rodean. A lo que Caetano Feliciano le informa al herido que se llama Nelson Raimundo, marido de Sheila Paulina Lidia. Y que es un señor muy comprensivo que le gusta mucho la política. Pero que quizás al revés de lo que imagina está en contra del gobierno actual. Al momento Astrid agregando que está afiliado al partido peronista, y que además ama a la cultura de los populistas. Donde enseguida se suma la voz de Fátima Verónica que trata de convencer a Nelson de odiar a la gente de derecha, y que le gusta tanto Cristina que tiene planeado poner una foto enmarcada al frente de la estufa a leña. A su vez, al momento de todos estar de lo más divertidos, Sheila al verlo acostado en el piso le pide que trate de dormir un poco, y que cerrando los ojos se ponga a rezar un Padre Nuestro. Al instante Sheila preguntando a Nelson si recuerda el Drepa Tronues. El hombre respondiendo que si, qué perfectamente pero que se dice: Padre Nuestro; insistiendo en manifestar que lo recuerda al pie de la letra. Pues entonces se pone a rezar, y una vez terminada la oración, empieza a sentir que su mano derecha sufre de un fuerte hormigueo. De lo cual se queja bastante. Pero Sheila le pide que apoye la nano izquierda sobre el antebrazo derecho desnudo, el antebrazo, por lo cual le remanga el puño de la camisa. Y así Nelson Raimundo lo hace y se le va la sensación de tener la mano adormecida. Para lo cual agradece, y nuevamente agradece, aunque no la reconozca, al cielo que sea su esposa. Pero no obstante Sheila le solicita que así como está de acostado repita nuevamente el rezo. Para al instante de hacerlo, Nelson ponerse a temblar cual si hubiera contraído el mal del Párkinson. Y ocurre que en éso de estar haciendo maldades contra el pobre desvalido que tiembla como una hojita ante el viento, Duncan ve por la ventana venir a su hija Saira andando en una bicicleta enorme de tamaño, de ésas de tres ruedas con una caja delante que se utilizan para repartir periódicos, por lo cual dice que ahí llega Saira manejando el triciclo del bisabuelo de Margarita Jazmín Azucena, el hombre que antaño repartía diarios por todo San Carlos de Bariloche.
Fin de la primera parte.
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