AÑOS 80 y 90.
Las luces de la ciudad, deslumbraban mis ojos, la noche me nublaba el pensamiento, bebo hasta besar el suelo, como un boxeador noqueado.
Pienso en ti, cada hora, cada minuto, cada segundo, es un pensamiento obsesivo lleno de amor.
Yo callado, tímido, agobiado, todos bebiendo como yo, como tú, haciendo todos lo mismos como zombis en la noche.
Beber y mirar a las chicas era nuestra única diversión.
No me gusta esta vida, cambio de amigos y empiezo a dejar de beber y vivir más por la mañana, viajamos con los nuevos amigos, vamos a pueblos de los alrededores de Sevilla.
Escucho a Kaoma y “su llorando se fue”, me transporta a los años ochenta y noventa.
Entonces sentía que no encajaba en ningún sitio, como a mis 54 años sigo sin encajar, todavía tengo la esperanza de encontrar el amor.
|