Edmundo, llegó bien golpeado a la empresa dónde trabajaba. Llegó con los ojos morados, los labios reventados y tres dientes fuera de lugar. Al principio, casi no podía hablar; sus amigos le pasaron un vaso con agua de limón. Después de tomarlo sorbito a sorbito, pudo hablar. Sus compañeros, le pidieron que contara los sucesos, sin omitir detalle.
Edmundo no empezó a contar los sucesos de forma resumida y directa, sino que dio muchos rodeos. Sus compañeros le rogaron que fuera directo, al punto en cuestión. Ante la exigencia, contó que como de costumbre, se puso a pelear con todo aquel que no estaba de acuerdo, con sus opiniones. Esta vez la disputa era sobre el neoliberalismo. Edmundo, es fanático de este sistema que es una corriente de pensamiento económico y político que promueve la reducción del papel del Estado en la economía, la privatización de empresas y servicios públicos, así como la desregulación del mercado y la apertura comercial. El hombre con el cuál discurría, le explicó todos los aspectos negativos de este sistema. En lugar de argumentar con palabras, empezó a insultarlo. El hombre, que dicho sea de paso se parecía a Edmundo, se quedó en silencio. No estaba dispuesto a enfrascarse en una disputa de esas. El hombre se dio cuenta que discutir con Edmundo, es perder el tiempo, ya que no piensa. El hombre se alejó sin decir palabra, pero Edmundo, lo alcanzó y lo desafió a pelear.
El hombre, le dijo que no era de problemas y que no quería aprovecharse. Al escuchar esta respuesta, Edmundo se enfureció y lo agredió. El hombre, había sido un boxeador famoso, sin esforzarse le dio una paliza que Edmundo, nunca va a olvidar. Sus compañeros le preguntaron, si conocía a ese hombre. De ser así, lo persuadieron para que lo demandara, de paso le podía cobrar el pago de los tres implantes, ya que mueco no podía quedarse.
Edmundo, un poco avergonzado y temblándole la voz dijo que no iba a denunciar a nadie. Ante esa negativa, sus compañeros, solo atinaron a pasarle la escoba, la cubeta y el trapeador. Sólo a Edmundo se le pudo ocurrir, ponerse a pelear, con el otro de si mismo.
PEDRO MORENO MORA
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