Querida mía donde quiera que estés
ya sea en el cielo o sobre una estrella,
este año lo estoy terminando en silencio...
me llene de trabajo y destinos inciertos
pero mantuve el latente eco de mi latir por quienes quiero y quise.

Me gustaría contarte que ya no busco faros ni sirenas,
que aprendi a acercar los lápices a mis oídos para escuchar el mar
y que ahora los llamo caracolas,
que el hacer de mis manos encontraron un viaje hacia el interior
y que mis piedras que llamaba meteoritos
ya no cargan los versos malditos.

Amiga mía quiero contarte que aprendí a reír con los ojos
y que la pena se escondió tras mis pupilas,
miro de reojo mi entorno
y veo que me estoy llenando de luciérnagas
mientras espero que mis jaulas se conviertan en pájaros.

También te quiero contar que abandone la ingenuidad del Naif
y que ya no camino desnudo por la selva,
que deje de buscar la isla de las utopías
y queme las tablas del naufragio

Querida amiga…
no quiero dejar de verte en los espejos de las mañanas,
no quiero perder los cometas del recuerdo
que cubrieron nuestro universo,
me compré un gorro marinero para proteger mi frente
y guardar cada momento compartido.

Si… te echo de menos
pero cada vez que subo a mi bicicleta
miro hacia arriba y se…

¡que tu vas conmigo!