No fui yo quien rompió el espejo, que nadie me culpe,
no diluí mi imagen en las entrelíneas de mis páginas,
no quise traducir el mundo con mis propias palabras,
yo nunca me escondi en los bastidores de mi historia,
no me quise encontrar al perderme en los sentidos,
entre la memoria distorsionada y ese olvido necesario,
dejé siempre una puerta abierta; una salida o entrada,
la pregunta sin respuesta para mi lector entrometido,
en un desafio que cada uno debe saber como mirar,
yo nunca inventé mi retrato, yo tan solo me dejé llevar,
en una mirada introspectiva que me salvaguardase,
no me enfrenté a mi propio dilema y salí el vencedor,
dejé que mi lector exegeta accediese a mi esencia,
traduciendo mis letras en su mediación desregulada,
entre el contenido y la forma me rebelé inconsciente,
las musas se apropiaron de mis verdades reveladas,
entre tu y yo hay solo una distancia que nos aproxima,
una razón que no quiere más la racionalidad esperada.
JIJCL. 20 de septiembre de 2025. |