Cuando Porky era chiquillo
el cucho le regaló un potrillo,
primero brilló su pelaje con cepillo
después con su lengua de ratoncillo.

Al paso de los años
sin pensar en los daños a los demás
Porky mandó al potrillo
a seguir los pasos de Petrosky.

Porky, hace rato peló el cobre
sobre la sangre de sus víctimas
con pésimas decisiones levantó
un imperio de impunidad y traiciones.

Cuándo Porky, menos esperaba
se apareció Iván el bueno
le cerró la jeta que destilaba veneno
el pueblo le pidió a Iván llevarlo a la cárcel.

Al cucho de Porky ya lo encerró
por comprar falsos testimonios,
al cucho le gustaba el serrucho
y patrimonios ajenos.

Muy pronto, el chancho y el cucho
estarán presos en la misma prisión,
esta premonición muy pronto
será una hermosa realidad.

El chancho y el cucho
tienen los mismos resabios
la mentira a flor de labios, el dinero del pueblo
en sus cuentas bancarias, y muchas madres
llorando en las funerarias.

Pedro Moreno Mora