Miguelito, el niño goloso
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Victoria, vivía una pequeña familia: el papá Roberto, la mamá Susana, el hermano mayor llamado Miguelito de siete años, su hermana Juanita de tres años y el pequeño Marco de seis meses.
Un día muy temprano, como todos los días se levantaron los padres, Roberto y Susana se pusieron a planear una pequeña fiesta sorpresa para Juanita, que sería al siguiente día.
- La madre Susana dijo:
Voy a preparar un hermoso pastel rosa, para que mi pequeña Juanita pueda compartir con sus amiguitos, pero será una sorpresa, no le digas nada a los niños.
– Le dijo a su esposo.
Pero Miguelito estaba escondido escuchando el plan de su madre.
Cuando su padre se fue a trabajar, Miguelito le preguntó a su madre muy sorprendida.
- ¿Mamá, es verdad que vamos a tener una fiesta mañana?
- Si, le dijo ella, pero será una sorpresa para Juanita. Y le pidió que no le dijera nada a la pequeña, él le prometió a su madre que no lo haría.
En el transcurso del día, la madre invitó a sus amiguitos de la escuela y esperó que los niños se fueran a dormir para poder preparar el pastel. Lo decoró muy bonito, de color rosa, que era el color favorito de Juanita.
Cuando ella terminó de decorar el pastel, se fue a dormir muy cansada y Miguelito despertó curioso para ver el pastel, fue a la cocina y se quedó tan sorprendido que dijo:
- ¡Oh! Es muy hermoso el pastel, y se ve muy delicioso.
Él miró para ambos lados y vio que no había nadie, pensó que podría probarlo para saber qué tal estaba, así que introdujo uno de sus deditos al pastel y se lo llevó a la boca.
-Uhmmn…
- ¡Qué rico está delicioso, si como solo un poquito por aquí mamá no se dará cuenta!
- Y empezó a comer, era demasiado tarde, todos dormían y él comía y comía.
- Cuando se dio cuenta, ya había amanecido, el pastel estaba todo destrozado, y él, con un gran dolor de barriga sin poder caminar, lloraba y lloraba mucho por lo que había hecho.
Juanita se levantó muy temprano y contenta, por fin había llegado el día de su cumpleaños. Corriendo fue al dormitorio de su madre, y ella la abrazó muy fuerte y le dijo:
¡Feliz cumpleaños, mi amor!
¡Gracias, mamá! – dijo Juanita.
- ¿Sabes? Tengo una sorpresa para ti.
Y Juanita se puso muy feliz.
- Ven conmigo, vamos a la cocina, te voy a mostrar algo.
Cuando llegaron a la cocina.
¡Oh sorpresa! Se encontraron a Miguelito llorando con el dolor de barriga y el pastel de Juanita, todo destrozado. La madre le preguntó por qué había hecho eso, y dijo que no estaba bien. Y él lloraba mucho, le pedía a su madre que lo perdonara.
Juanita se había puesto muy triste y su madre estaba muy enfadada.
Su madre le dio un remedio a Miguelito para el dolor de barriga y lo castigó, no podía salir al parque por un mes. Miguelito le pidió a su hermanita que lo perdonara por haberle arruinado su fiesta sorpresa.
Juanita le dijo a su madre que no se preocupara, que ya no importaba su fiesta, pero estaba muy triste.
Cuando despertó, su padre observó lo que había pasado y vio muy triste a Juanita, le dijo que no se preocupara y que todo se arreglaría y fue a trabajar… al regreso su padre le trajo un enorme pastel rosa.
En la tarde sus amigos empezaron a llegar a la casa, todo estaba listo, tuvieron una hermosa fiesta de cumpleaños. Y Juanita se puso muy feliz.
Miguelito no pudo bajar a la fiesta porque aún le dolía su barriga de todo lo que había comido, y todos se divirtieron y lo pasaron superlindo.
Juanita tuvo muchos regalos y Miguelito aprendió su lección, tuvo su castigo por goloso y desobediente.
FIN
|