Esta vez será la última dije en voz baja pero audible. Asegurándome que escuchaba y entendía cada palabra, intentaba convencerme en definitiva. La última, ya no más repetía mientras empacaba mis cosas. Todo lo realicé muy despacio tan minuciosamente como lo haría un ave al construir su nuevo nido solo que yo emprendía el vuelo.
Comencé deshaciéndome de todo aquello que ya no necesitaría. Quería cargar con lo necesario únicamente. Mire a mi alrededor. Los cajones abiertos, las ropas sobre la cama, el closet vacío, en el suelo; algunas cajas con los recuerdos de día mejores, pero en resumen tan pocas como mis ganas. En realidad no quería llevarme nada de aquello, cada una de esas cosas estaba impregnada de su aroma y mientras pensaba esto creí oír sus pasos y su risa al cruzar la puerta, casi pude ver sus enormes ojos cafés que me ataban a él como la tierra en la que se nace.Si, así era o quizá eso fue para mí, el lugar de donde surge la libertad, la conciencia y una pureza que ya no puede seguir conteniendo, que le sobrepasa La habitación de pronto me pareció más grande, más fría por un segundo regrese al primer día... todo igual. Siempre supe como sería, Nadie te obligo dijo mi orgullo. Si, pensé, nadie tan sólo esta necedad mía por permanecer por ser. Siempre lo supe, volví a pensar mientras una sonrisa apenas perceptible contrasto con todo esa decadencia que continuaba alargando la partida como si buscara un pretexto, cualquier pretexto.
El cuerpo me dolía, aún corría la sangre, más ardiente o tal ves más fría, tanto que dolía. Me dio rabia recordar su estupidez. La noche era perfecta, la luz cálida de la calle entraba lentamente hasta la cama donde él estaba recostado con la mirada fija y yo debajo de la luz neón de la lámpara colocada sobre el espejo del tocador justo detrás de mi. Ahí estaba completamente desnuda, mostrándome tal cual sin mentiras, apostando a que por una vez me mirara bien. Así fue. Su rostro cambio, el éxtasis de tenerme para el se reflejo inmediatamente. Me acerque lentamente y mientras más me aproximaba a su cuerpo su mirada cambiaba, del placer paso al asombro y después al miedo, fue cuando se lanzo violentamente sobre mi piel. Quería volar mientras él temblaba, aprovechar esa fuerza que intentaba destrozarme, quise volar mientras él me deshacía.
Me duele el ego tanto como este cuerpo. Creí que podía verme. Ya no más, es la última...
No me lleve nada. En el mismo cuarto se quedo todo, las alas, el mar, el alma, esa noche y hasta la canción inédita del ultimo cumpleaños, los zapatos y también cada paso, todo.
El aire en mi cara, el azul del cielo, las calles y la gente misma parecían nuevos. Incluso yo también me creí otra. No sabia adonde me dirigía pero estaba segura de que nunca regresaría. No voy a negar que más de una vez he dudado para volver la mirada y me basta recordar los silencios para apresurar el paso. Sé que ya paso mucho tiempo. Estos ojos que ahora miro son diferentes. Ya se como será sin embargo aquí estoy esperando un regreso en una noche que perece perfecta mientras un liquido caliente y pegajoso comienza a brotar de mi espalda. No sé que pasa. Algo duele si creo que algo me duele.