Armando estaba sentado en el comedor de su casa mirando su programa preferido de televisión, pero le era imposible concentrarse: -Hacía una hora que un alegre taconear hacía crujir el cuarto dieciséis, justo el del vecino de arriba.
Poco a poco se fue asumiendo en un profundo sueño, hasta que se encontró caminando en medio de un sendero estrecho y soleado. Se encontraba aturdido y adormilado, lo último que recordaba era el taconear en el piso de arriba. En ese momento tropezó con un ancianoy su bastón, al cual le preguntó:
- Perdone, ¿Me podría indicar como llegar a la calle San Antonio? Es que salí a caminar y me he desorientado.
A lo que el anciano le respondió:
- Muchacho, ho hay un camino exacto.
- Pues, ¿Me podría indicar el camino más cercano?
Pero el anciano con una persimoneidad absoluta se fue por el camino hasta que desapareció tras los árboles.
Armando no sabía qué hacer, estaba totalmente perdido. Se sentó bajo un árbol y, como no, se quedó dormido.
De pronto se despertó en medio de un coro de sirenas, estaban muy asustadas, no paraban de llorar. Armandó se alejó de ellas y se acercó a un sireno al que le preguntó:
- ¿Qué les pasa?
El sireno con un cierto aire de rabia y celos, contestó:
- Las sirenas buscan a Ulises desesperadamente, está desaparecido desde hace dos días y como las tiene a todas loquitas de amor, no paran de llorar.
Armando ya estava desesperado, o sabía como había ido a parar a aquel lugar tan mágico lleno de sirenas, mientras observaba a su alrededor, vio como a lo lejos se acercaba una gran ola, quiso salir corriendo, pero se le echó encima.
Cuando consiguió salir de entre tanta agua, Armando se encontraba en el sofá de su comedor con el mando a distancia en su mano. Armando entendió que todo habñia sido un sueño, lo que no comprendió era porqué estaba empapado de pies a cabeza. |