Esperé que volviera sin querer volverme. Le esperé de noche donde hasta el silencio duerme. Le esperé sentada, le imaginé mil veces. Le soñé en mi cama hasta que me pidió perdón. Vi su sombra, oí su voz. Tan sólo eso necesitaba. De esa forma regresó. Fue suficiente, me bastó para darle entonces así mi espalda. Subí a un árbol, y de rama en rama llegué a la copa hasta atrapar mi alma. Volé sin querer volverme. Volé y volé, con total calma. Autora: Cielo Vázquez (cieloselva)
Texto agregado el 08-08-2025, y leído por 79 visitantes. (5 votos)