De regreso a casa, me siguió un perro callejero. Por más que traté de espantarlo, no pude conseguirlo. El perro había decidido adoptarme como su amo; apenas llegamos a la puerta de mi casa, ladró bien fuerte. Los vecinos salieron a la calle, a ver a ese perro que ladraba tan fuerte.
Apenas vieron que era un pastor alemán, entraron a sus casas. En diez cuadras a la redonda, nadie tenía perros. No les gustó para nada ver que yo llegaba con un chandoso con muchos resabios. Le gustaba romperme las medias, también escondía las bragas de Claudia. Esa situación nos causó muchos problemas, pues estuvimos a punto de la separación.
Poco a poco fuimos quitándole los resabios. Ahora, ya no ladra todos los días, ladra cuando se lo pedimos; ya no defeca por todas partes, sino en el lugar que le hemos marcado para que lo haga. Ahora es más amoroso, no como antes que era rabioso, pues en más de una ocasión, trató de morderme.
Una vez que lo llevé pasear al parque, lo noté muy inquieto, estaba muy ansioso y botaba mucha babaza por la boca. Siempre dábamos diez vueltas a la cancha del Tejar. Casi todos los días había mucha gente paseando a sus mascotas, esta vez solo estaba yo con mi mascota. Me senté a descansar un rato en el césped, mi perro hizo lo propio. Al cabo de diez minutos, llegó un hombre desconocido al sitio dónde estábamos.
No me dio tiempo ni siquiera de levantarme, sacó un cuchillo y me amenazó con enterrarlo en mi cuello. Enseguida me pidió que le entregara mi reloj, mi teléfono móvil y mi dinero. Primero procedí a entregarle el reloj, luego el teléfono. Cuando estaba a punto de entregarle el dinero, mi perro lo atacó con tanta ferocidad, casi no deja nada del ladrón: Le mordió varias veces la mano, también la nariz y le arrancó un pedazo de oreja. Antes de que lo matara, con voz fuerte le dije:
-Ya basta.
Mi perro dejó de atacarlo, pues había aprendido a acatar mis ordenes. Al rato llegaron cuatro agentes de la policía motorizada, en un solo operativo encontraron al perro que se había escapado del cuartel, también atraparon a Edmundo, el famoso ladrón de espejos del planeta azul.
PEDRO MORENO MORA |