El saxofón del silencio
Introducción:
En la quietud de una noche cósmica, un saxofón invisible canta lo sagrado. Estas líneas son su eco, escritas por un alma que danza con los planetas y escucha el silencio como una melodía eterna. Quien las lea, que respire lento... que escuche profundo... porque hay notas que solo se revelan a los corazones en paz.
Mientras escucho el saxofón de algún artista que no deja de frotar la cadencia inmortal—
aquella que une las almas de un mundo hambriento de armonía—
cada mirada, cada palabra, cada silencio
se vuelven estatuas de mármol, hermosas como el Adán de Rodin,
simples como la mirada de la madre.
Bajo este beso a la verdad, brillan mis sentimientos
como estrellitas en una fiesta de niños.
Hay un amor tan grande que no puede verse,
pero sí sentirse,
cuando el saxofón del silencio toma forma
y canta su melodía del universo.
Los planetas bailan; nacieron para ello,
para amarse en la distancia
—donde su belleza se revela plena—.
Y hay algo dentro de mí que no cesa de vibrar.
¿Será el divino?
¿Será el saxofón?
¿Será el silencio?
Sea quien sea, lo abrazo como a un hermano,
como a una parte de mi ser.
Pues hay un océano en una gota,
y hay paz en un ser de paz.
Quienquiera que viva en este mundo hermoso
debe sentirse bendecido
al sentir cómo el poder del divino
sube y baja por su humilde respiración.
El mundo fue creado para reventar de cambios inconscientes.
Y vibrará la luna, el sol...
Todo será como un cuadro vivo del divino,
que en estos tiempos canta su silencio
en las almas que escuchan el saxofón
de un ser bendecido por la vida.
Y así...
vivir tocando su armonía de paz,
de una campana de luces. |