EL SOFA VERDE
Una acogedora casa del pueblo tenía un sofá verde que era el centro de atención de la sala de la familia. Era un sofá viejo y cómodo, decorado con cojines suaves y forrado con una tela verde brillante que parecía absorber la luz del sol. La familia lo había heredado de la abuela, y desde entonces se había convertido en el mueble favorito de todos.
Pero este sofá era más que un mueble, era un testigo silencioso de las risas y las lágrimas derramadas por todos. Vio la pareja recién casada; vio crecer a los niños, había escuchado las historias de los padres y fue el refugio de los abuelos en sus momentos de soledad. La forma en que el sofá parecía absorber los sonidos y los olores de la casa lo hacía sentir como si tuviera vida propia.
Un día, la familia decidió redecorar la casa y cambiar este mueble por uno nuevo; pero cuando intentaron moverlo, se dieron cuenta de que estaba pegado al piso. Nadie se explicaba por qué, pero parecía que el sofá no quería ser movido. La familia se rio y se preguntó si él buscaba quedarse en su lugar.
Mientras intentaban encontrar una solución, los miembros de la familia siguieron usando el sofá cotidianamente. Contaban historias y sus recuerdos favoritos. La madre recordó la primera vez que había amamantado a su hijo, y el padre de los niños recordó las noches que pasaba allí con sus pequeños, leyéndole cuentos antes de dormir o viendo televisión.
Los niños pensaron en las tardes que habían pasado jugando sobre él, y los abuelos recordaron los consejos que le daban allí a sus nietos.
A medida que hablaban, el sofá parecía brillar con una luz suave y cálida. La familia se dio cuenta de que el sofá verde no era solo un mueble, sino un símbolo de la historia familiar y del amor de todos.
Entonces, decidieron dejarlo en su lugar habitual y rodearlo de nuevos muebles: mesas, lámparas y cuadros que complementaban su belleza.
Con el tiempo, el sofá se convirtió en el elemento central de la casa, pues la sala era el lugar donde la familia se reunía para compartir anécdotas y buenos recuerdos del pasado.
Y aunque nunca se supo por qué estaba pegado al suelo, ellos suponían que era porque el sofá verde se había acostumbrado a su confortable lugar y no quería ser movido de allí.
El sofá verde enseñó a la familia que hay objetos son más que simples cosas: son testigos de nuestra historia y de nuestro amor. Y que a veces, lo que esta viejo y desgastado puede ser precisamente lo que necesitamos para recordar lo verdaderamente importante.
Los abuelos, padres e hijos aprendieron a apreciar el valor sentimental del sofá y a cuidarlo como lo que era, un tesoro familiar. Y el sofá verde siguió siendo el centro de atención de la casa, el lugar donde la familia se reunía para compartir momentos especiales.
La forma en que el sofá verde había unido a la familia fue como un milagro, y todos estaban convencidos de que nunca se desprenderían de él.
Alberto Vásquez Diaz.
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