Defendí la magia en plena oscuridad, y en esta caverna aun no veo rastros de sol /pero sé que ilumina/ Tomé postura divina sin siquiera conocer los contornos celestiales: y en este lodazal solo tengo mis manos de carne /que imploran/ Giro como remolino en llanto y una melodía de niño resquebraja mis huesos /las lejanías que siempre pude saltar hoy se hacen eternas/ En medio de la oscuridad más profunda construyo una luz a fuerza de sangre: cierro los ojos y miro al rostro de quien invoco /y el eco de mi voz ahuyenta la soledad/
Texto agregado el 28-06-2025, y leído por 30 visitantes. (1 voto)