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MADRE





La tormenta nocturna hacía ulular lúgubremente el aire que se colaba por un resquicio a través del marco de la ventana, produciendo un silbido agudo, como una advertencia de peligro.

Yo era demasiado mayor para dormir con mi madre pero demasiado niño para dormir solo;
Aún así, ahí estaba, en mi habitación, oyendo nervioso como las ramas golpeaban el cristal, imaginándome a oscuras que las inquietantes sombras que golpeaban y se deslizaban desde el exterior eran estilizados dedos negros, de algún tipo de entidad desconocida, que arañaba con sus afiladas uñas el frágil vidrio a punto de penetrar a través de él.
Y cortarme limpiamente la garganta.

De repente un impacto más fuerte que los anteriores me hizo salir de la cama de un salto.
Yo sabía que a mi madre no le gustaba que fuera a mitad de la noche a dormir a su cama pero los nervios me hacían temblar las piernas y las manos y un instinto, imaginariamente de supervivencia, me hizo alcanzar la puerta de mi habitación en dos rápidos pasos.

Prefería sentir la vergüenza de despertarla por miedo, a pasarme la noche vigilando desquiciado la ventana.

La puerta de mi cuarto siempre permanecía abierta y había una luz muy tenue a mitad del pasillo en el que al final de este se hallaba la habitación de mi madre.

De día este pasillo tenía unas proporciones más amplias de lo habitual, pero de noche se me antojaba extraordinariamente largo y angosto.
La luz de la mesita del pasillo apenas iluminaba un metro a su alrededor y el resto era pura oscuridad.

Ya en la puerta, en un acto de valentía aparecido de no sé dónde, me quedé quieto dudando si abordar el pasillo hacia el cuarto salvador de mi madre mientras observaba la ventana al fondo de mi habitación, que seguía crujiendo.
Por un instante me pareció que estaba haciendo una tontería y sentí deseos de volver a mi cama.
Pero de pronto un golpe más fuerte que los anteriores me hizo pegar unas zancadas alocadas hasta casi la mitad del pasillo, a la altura de la mesita de la luz, con la que tropecé torpemente tirando la lámpara que se rompió estrepitosamente en el suelo y me quedé paralizado en medio de la total negrura.

- ¡Víctor, qué pasa...! - oí desde el final opuesto del pasillo la voz de mi madre, seguramente alarmada por el ruido de la lámpara al romperse, y que me parecía lejana, como si el pasillo hubiera adquirido de pronto mayores proporciones.

- ¡Mamá!... Me he asustado con la tormenta y he tropezado con la mesita y se ha roto la lámpara - dije compungido.

- ¡No pasa nada cariño! Solo es una tormenta. Pero si tienes miedo puedes venir a la cama con mamá. Solo tienes que avanzar unos pocos pasos. Yo te espero aquí.

Por un momento me tranquilicé y sentí algo de vergüenza, pero un ruido detrás de mí, como una pisada, me asustó sobremanera.
Estaba seguro, que ese sonido no provenía de mi ventana y se parecía más a un paso, aunque mirando hacia mi cuarto no se distinguía nada. Me había quedado paralizado hasta que de nuevo oí, esta vez claramente, una sigilosa pisada.

- Víctor, cariño te estoy esperando en mi habitación...¿Vas a venir?- escuché la voz lejana de mi madre desde el fondo opuesto del pasillo, que por momentos se me hacía más y más agobiante.

- ¡Sí mamá, ya vo...!

No pude terminar la frase porque una mano me atenazó fuerte y sorpresivamente la boca. Un escalofrío, como un espasmo eléctrico, me recorrió por todo el cuerpo y me inmovilizó aterrorizado.
A punto de estallar de pánico alcé los ojos hacia la figura que me tenía fuertemente sujeto. Pero todo estaba oscuro.

- ¡Shihss! - chistó y sin soltarme empezamos a retroceder lentamente hacia mi habitación.

(- !Víctor! ¿vienes?...sigo esperando...- oí sonar la voz, extrañamente aguda.)

Una vez dentro de mi habitación y en total oscuridad quedé libre, pero aún paralizado por él miedo sentí como esa figura cerraba la puerta del cuarto sin apenas hacer ruido y pasó el pestillo.

(- ¡Víctor! - se oyó distorsionadamente desde la lejana oscuridad al final del pasillo.)

De pronto, la figura se acercó a mi oreja y en voz muy baja susurró:

"...tranquilo...yo también la estoy oyendo".

Dijo con voz temblorosa mi madre...









Texto agregado el 25-06-2025, y leído por 80 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
26-06-2025 Agarra desde la primera línea, excelente texto. Saludos y estrellas. nelsonmore
26-06-2025 Muy bueno!! Saludos. ome
25-06-2025 Ufff, me asusté! Caramba Vigía…Qué bien que relatas. Un placer leer tus textos nuevamente. MujerDiosa_siempre
25-06-2025 Que hermoso lo que escribiste.Que bien relatas ,se siente el miedo muy normal en un niño ante una tormenta. Me hace eco,me dejo sobrecogida,mas aún ,cuando el final me queda tan claro. Te felicito Saludos Victoria 6236013
 
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