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Desde la profundidad del río.

La furia del río permitía que las olas embravecidas se acercasen cada vez más a la escalera desde la cual se subía hasta la rambla o se bajaba hasta la playa llegando así a cubrir los autos que por allí pasaban.
No era frecuente ver semejante espectáculo, la gente que solía correr sobre la vereda de la rambla brillaba por la ausencia y no fue hasta el amanecer del día siguiente que se pudo observar lo que el río había depositado sobre la arena.
El cuerpo de una mujer completamente desnudo adornaba la blanca arena cuya humedad había desaparecido gracias a los rayos del sol que brillaba con todo su esplendor mientras las aguas volvían a su cauce normal. El nuevo día era otro hermoso día de verano que en nada se asemejaba al anterior.
Los curiosos que por allí pasaban, miraban con horror el cuerpo de aquella joven que alguien quizá apenándose, lo había cubierto con una toalla dejada olvidada y que la arena había impedido que el río se la llevara.
La policía había cercado el lugar donde apareciera el cuerpo sin vida de aquella joven mujer hasta que el forense permitiera retirarlo.
Todo volvía a la normalidad y aunque muchos vieron personalmente ese triste espectáculo, no fue hasta la tarde en el noticiero que muchos se enteraron del suceso.
Durante varios días la noticia fue divulgada por la prensa escrita y televisiva, pero debido a que no se podía saber quién era la desdichada joven, al pasar de los días, como todo, fue perdiendo interés dando paso a otras nuevas noticias de crímenes y atrocidades ocurridas en el país y el mundo.
Se le tomaron las huellas dactilares, pero la mujer no era de este país y era muy difícil adivinar de dónde provenía, la policía solo esperaba que alguien supiera algo y se los comunicara, algún familiar o amigo que la echara de menos, pero por el momento nadie parecía conocerla.
Pero los días seguían pasando sin que nadie supiera nada de aquella mujer que el río trajo.
A pesar de todo, hasta del olvido de la gente, la policía seguía investigando sin archivar el caso.
Y fue así que una tarde, un joven que trabajaba como cocinero en un barco de pasajeros, proveniente de Argentina, se presentó a la comisaría uruguaya con el fin de presentar una denuncia que quizá arrojara algo de luz al caso de la mujer del río.
Nahuel que así se llamaba el muchacho, contó que estaba acostumbrado a venir todas las semanas a Montevideo en el barco que traía pasajeros desde la vecina orilla para volver luego con otros que iban hacia ese país.
Era novio de una de las muchachas que limpiaban los camarotes y que gracias a ese trabajo los dos juntaban dinero para casarse, pero en el último viaje, la chica desapareció y cuando le preguntó al capitán por ella, el hombre le contestó que no quiso seguir trabajando y dijo que se quedaría aquí. Ël no se había dado cuenta hasta que estaban lejos debido al trabajo de cada uno y le pareció que era imposible que Cristina le hubiera hecho eso, pero el capitán había sido muy convincente diciéndole que era una mujer y que ya se sabía cómo eran ellas, que quizá hubiera conocido a alguien más y lo había abandonado.
Nahuel no estaba conforme con lo dicho por el capitán y al llegar a Argentina se comunicó inmediatamente con los familiares de Cristina quienes le dijeron que ella jamás les dijo algo así, estaba muy contenta con el futuro casamiento y que sabían que ella lo quería mucho.
Luego de escuchar al joven, la policía se dirigió inmediatamente al barco a hablar con el capitán quien negó todo, él no sabía nada respecto a esa chica, estaba acostumbrado a que el personal de limpieza cambiara de trabajo y no se preocupó.
Pero Nahuel no estaba conforme con lo dicho por el capitán y decidió acercarse a la comisaría para saber si algo le había sucedido, si por casualidad ellos sabían algo respecto a su paradero.
Nahuel mostró entonces una fotografía que recientemente se había sacado junto a Cristina y al verla, el comisario supo que esa era la muchacha del río y llevó al muchacho hasta la morgue donde aún estaba depositado el cuerpo de la chica.
Con emoción y lágrimas Nahuel reconoció a Cristina.
De ahí en más se prohibió la partida del barco hasta que concluyera la investigación, el capitán decía que quizá la chica se asomó demasiado y se cayó al agua y que supuso que ya no querría trabajar más al no verla, pero se olvidó de aquello por eso no lo denunció.
Después vino el turno de la tripulación, todos fueron interrogados, nadie sabía nada, pero la experiencia de la policía sabía de los que mentían y uno de los marineros lo estaba haciendo hasta que, al interrogarlo más de una vez, el muchacho que no era más que un chiquillo confesó lo sucedido.
Estaban casi llegando a Montevideo cuando el capitán quiso propasarse con él y justo cuando estaba por cometer el delito, Cristina que había escuchado sus lamentos, apareció diciéndole al capitán que lo iba a denunciar si no dejaba y fue entonces cuando el capitán la tomó del cuello y la tiró al río aquella noche horrible.
Cuando la policía le preguntó por qué no había dicho nada y cómo era que aún seguía trabajando en ese barco, el muchacho dijo que estaba amenazado por el capitán que conocía a su familia y sabía de la pobreza en que estaban diciéndole que no solo lo dejaría sin empleo, sino que algo podría ocurrirle a alguno de sus hermanos o padres.
El capitán fue arrestado y así llegó el fin de aquel triste episodio, al volver el barco, un nuevo capitán estaba a bordo, de ahí en más las autoridades tendrían más cuidado con su personal.
Nahuel volvió a su país llevándose el cuerpo sin vida de su amada Cristina donde sus familiares le dieron sepultura.
La mujer del río volvió a salir en las noticias, pero esta vez con la tragedia resuelta.
Omenia 22/6/2025

Texto agregado el 23-06-2025, y leído por 30 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
24-06-2025 —Historia de tristes consecuencias en un estilo de crónica periodistica-policial que atrapa e impele al lector a participar en el esclarecimiento del suceso. —Saludos. vicenterreramarquez
24-06-2025 Una triste historia bien contada amiga Ome. Abrazo grande. sendero
24-06-2025 Un historia terrible y trágica, Ome. En todos lados hay tipos aprovechados como el de tu cuento. Saludos amiga. maparo55
24-06-2025 Triste historia muy bien contada. felicitaciones Ome! musas-muertas
23-06-2025 Es un cuento que te atrapa ,está tan bien redactado y se siente tan claro,porque sus letras,nos regalan una simpleza exquisita. Me encantó,claro que es triste y deja un poco impresionado al lector,por esa perdida... Un fuerte abrazo Victoria 6236013
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