En esta soledad sin cauce
sobrevivo en la orilla del silencio.
Solo los pasos enjaulados
que saben de tristeza me rescatan
en las noches desveladas.
Sin más expectativas que mi sombra
abrazo la imponente realidad.
Me sojuzgo a lo cierto
sin excusas que suspiran lamentos.
Respiro y no interrumpo
los afanes del día.
Al margen de las cosas
que me rozan
ando con mis retazos descubiertos
sin pudor y sin lágrimas.
Se me gastaron las penas
en este transcurrir
mezclando indiferencia con batallas.
Y me pregunto si resistir
es un lugar o un momento
que a veces se detiene.
Atravieso paredes
en busca de otro tiempo
que prefiero olvidar
pero está ahí
fauces abiertas
riéndose de un día.