El oso perezoso, que no quería estudiar.
Había una vez en la escuela del bosque, un lugar mágico donde todos los animalitos iban a aprender algo nuevo cada día. La escuela estaba escondida entre los árboles más altos, y sus aulas eran claros iluminados por el sol que se colaba entre las hojas. La maestra, la señora Cabra, era muy sabia y paciente, y siempre se esforzaba por enseñar a sus alumnos con cariño y dedicación.
Pero entre todos los animalitos, había uno que no quería ir a la escuela: el oso perezoso. A él no le gustaba madrugar, ni estudiar, ni hacer tareas. Prefería quedarse en su cueva, durmiendo o comiendo miel. Cada mañana, la señora Cabra y sus amigos hacían todo lo posible para convencerlo de que fuera a clase. La ardilla le llevaba nueces para el camino, el conejo le contaba historias divertidas, y el pájaro carpintero le cantaba canciones alegres. Pero el oso perezoso siempre ponía excusas: "Hoy hace mucho frío", "Estoy muy cansado", "Mañana iré, prometo".
Un día, los amigos del oso perezoso decidieron hacer algo más para ayudarlo. La ardilla, el conejo y el pájaro carpintero se reunieron y planearon una sorpresa. Al día siguiente, llegaron a la cueva del oso con una mochila llena de libros, lápices y un mapa del bosque. "¡Vamos a la escuela juntos!", le dijeron. "Te ayudaremos en todo lo que necesites, y después de clase iremos a buscar miel". El oso perezoso, viendo el esfuerzo de sus amigos, no pudo negarse. Con un suspiro, se levantó y los acompañó.
Al principio, el oso perezoso se sentía incómodo en la escuela. Le costaba prestar atención y se distraía con facilidad. Pero la señora Cabra, con su infinita paciencia, le enseñó a leer y a escribir poco a poco. Sus amigos lo animaban cada día, y pronto el oso comenzó a disfrutar de aprender cosas nuevas. Descubrió que le gustaba mucho estudiar sobre las plantas y los animales del bosque, y que tenía un talento especial para ayudar a los demás.
Con el paso de los años, el oso perezoso se convirtió en un estudiante destacado. Ya no era perezoso, sino curioso y trabajador. Cuando terminó la escuela, decidió estudiar medicina para ayudar a los animales del bosque cuando estuvieran enfermos. Se convirtió en un médico muy reconocido, y todos en el bosque lo admiraban por su sabiduría y bondad.
El oso siempre recordaba con cariño a sus amigos y a la señora Cabra, quienes nunca se dieron por vencidos con él. Y así, en el colegio del bosque, el oso perezoso demostró que, con esfuerzo y apoyo, todos podemos alcanzar nuestros sueños.
Fin.
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