Gotea mi alma, existen brechas entre lo que soy capaz de soportar y todo aquello que enfrento.
Mi alma es un grito en medio del desierto, sin desesperación, sabiendo que no seré escuchado, expulsando de alguna forma todo aquello que empoza.
Detesto la sensación de asfixia, de frío inconmesurable que cae recorriendo mi espinaso, de miedo a no ser, de miedo a no reconocerme, de miedo a la soledad que en otros capítulos me brindó la mejor compañía, pero que ahora es una soledad trágica y melancólica.
Esta es mi historia, mi legado, el inicio de una gran aventura.
Tengo miedo de no lograr todo aquello que me he propuesto, tengo miedo de volver a tropezar, de perder la energía que me impulsa a ponerme de pie cada vez que caigo.
Tengo destrozado el corazón y esto realmente no lo esperaba así, en otros años me mantendría mirando el abismo hasta que el abismo mire dentro de mí, estaría suspendido e inamovible mientras el mundo sigue girando, pero hoy sé que este momento y todas las circunstancias que giran en torno a el son la culminación de una serie de sucesos que en el pasado doblegaron mi espíritu, esta es mi prueba, estos son los golpes que resisto antes los cuales grito libertad y continúo avanzando.
Dios, el destino, el universo o como quiera llamarlo ha colocado ante mí una prueba que me brindará la oportunidad de crecer.
Este teatro es solo para locos, nunca será la misma persona aquella que sale y aquella que entra.
La certeza y la satisfacción de cabalgar maltrecho, pero con el alma iluminada y triunfar, vale cada gota extraviada. |