La tristeza tocó repetidas
veces a mi puerta
tenía ganas de seguir adelante
y deseos de abrirme heridas profundas.

Cómo no la dejé entrar
a mi corazón y a mi casa
pateó dos veces la puerta
y se fue mascando rabia.

Una vez le abrí la puerta
le di café y torta de avena
estaba tan a gusto en mi casa
comiéndose mis helados de fresa.

A pesar que le di una patada
se quedó la muy descarada
se hacía la desentendida
con la renta y facturas atrasadas

Una vez sin ruborizarse me exigió
que la cuidara como a una rosa
que implora agua en verano
y calor en invierno.

No aguante más y la saqué a la fuerza
por favor cierra bien la puerta
la tristeza llega de un momento a otro
sin sentimiento abre heridas en el alma.

La tristeza es traicionera
es una vieja ladrona
que roba tu alegría
y deja la chequera vacía.

PEDRO MORENO MORA