Así como se ajustan telescopios
para ver de planetas sus trayectos,
agrandados por nimios microscopios
se vuelven animales los insectos...

Pienso que el docto juzga al ignorante
para así presumir su doctorado,
que el mismísimo crítico pedante
vale menos que el mismo criticado.

No te alcanza tu alcance de ciempíés
para aplastar un mundo de lombrices,
aunque el mismo Señor lavó los pies
de sus pobres y sucios aprendices...

¿Es que, acaso, tú nunca has sido un niño?
¿No te limpió una madre con sus manos?
¿No te abrigó en invierno con cariño
de igual forma que a todos tus hermanos?

¿O no has visto un desfile de pizarras
a la vista infantil de tu pretérito?
Si aprendiste a escribir lo que nos narras,
todo resulta insípido y demérito.

Y si le das razón a tus razones,
diciendo que tu numen no se aprende,
¿no ves la sombra en torno a las visiones,
no oyes cómo el silencio nos pretende?

L.G.C.