El campeón excepcional

Incomprendido en el colegio por los que debían formarme,
encontré refugio en lo desbiado de la vida, esto es común,
no hay que sorprenderse, en uno de esos días de alguien
que vive sin saber que está vivo, caí dentro de una trampa.
Los de quinto de secundaria, que me mostraron el vicio de fumar,
que parecían lo excepcional, me incentivaron a pelear a la salida
en respuesta a un desaire.

Me puse en guardia, no quería golpear en el rostro, ni fuerte,
solo asustarlo, pero él se agachó y con un solo golpe finta
que debió ser en el estómago, solo para demostrar que soy un forajido más,
le volé dos dientes.

No quise hacerlo, pero por ese golpe me expulsaron
y nuevo colegio tuve.
Pero por ese golpe, cuando visité el colegio, me volví el campeón.
Llegaba y me decían: “Aquí viene el campeón”.
Un campeón sin querer, un campeón de la oscuridad.

Yo no quería ser un campeón de esa forma,
solo quería ser aceptado por los forajidos que los veía
excepcionales.
Pero los excepcionales no eran ellos.
Al final, el excepcional era yo.

¡Y tú, mi campeón, sabes que eres excepcional!