No te vas dando cuenta,
pero día a día, a ciegas,
vas borrando nombres,
y cada vez son más,
y más cercanos, íntimos.
Y cada jornada tiene,
inevitable uno desvanecido .
Ahora miras el calendario,
y ves que lo más querido,
ya no está, se ha ido,
solo es un simple trazo,
inscripción de tristeza,
y te vas sintiendo más solo,
pensando cual será el día
que tu nombre aparezca
escrito por un cualquiera,
si es que, tal vez, lo escriben,
en ese lento garabatear
de la vida hacia la muerte. |