Dos asesinatos.
Las noticias de la mañana hablaban de dos asesinatos en Punta del Este.
Los dos hombres asesinados a balazos no tenían nada que ver uno con el otro, uno era un distinguido cirujano plástico y el otro un vagabundo que vivía en la calle sin más compañía que las drogas y el alcohol desde hacía muchos meses.
La investigación no era fácil, por tal motivo la policía formó dos grupos, uno se ocuparía del cirujano y el otro del vagabundo.
El comisario encargado de las investigaciones había nombrado a dos oficiales jóvenes para lo que llamaremos caso uno el del médico y otro con oficiales más experimentados para el segundo caso.
Los oficiales se miraron entre sí y le preguntaron al comisario el motivo que tuvo para la elección de los oficiales a lo que el hombre les respondió que los jóvenes se ocuparían del médico ya que tenían menos experiencia y los otros al vagabundo porque ese les daría más trabajo.
Nadie entendía el porqué de la elección, pero el comisario explicó que el segundo caso era mucho más difícil porque nadie sabía quién era el vagabundo muerto en cambio al cirujano lo conocían todos, por ser famoso y allí debían buscar al asesino, entre pacientes insatisfechos y también entre familiares y socios.
Así comenzaron los dos grupos nadie pensaba que un caso tendría algo que ver con el otro, todos creían que sería coincidencia que los hubiera asesinado una misma persona, no tenían relación entre ellos.
Los primeros en descubrir algo que pudiera resolver el caso fueron los jóvenes, una mujer que fue vista en la escena del crimen junto al cirujano, llevaba el rostro desfigurado y se pensó en seguida que podía ser un motivo suficiente debido a una mala praxis. Las cámaras de la calle, lugar donde lo habían matado de dos certeros tiros al corazón, la mostraban sonriendo al verlo.
El problema del vagabundo, muerto en la misma cuadra era diferente, allí no se encontraba el motivo, pero con astucia y mucho trabajo, se supo que el hombre no pertenecía a este país y huellas digitales mediante se descubrió que era un ciudadano peruano que hacía algunos meses se había radicado en nuestro país, que tenía un trabajo que perdió al mes de ser contratado y que, al no tener a nadie, comenzó a beber y de ahí pasar a las drogas fue un paso nada más.
Se comunicaron con la embajada de Perú y ellos con sus familiares.
Lo curioso fue que dichos familiares eran personas de un alto poder adquisitivo y no entendían cómo había terminado en la calle.
Muchas fueron las investigaciones de grupo, pero pronto se enteraron de que al venir a este país el hombre traía consigo mucho dinero supuestamente venía a hacer negocios los cuales estarían casi cerrados desde que salió de su país, pero al llegar se instaló en un hotel y una mañana al despertar no tenía ni siquiera sus documentos, le habían robado todo dejándolo bajo los efectos de una droga casi muerto. Totalmente desfigurado e irreconocible.
Por alguna razón nunca hizo la denuncia, pero al no tener nada, ni siquiera para comer, la calle pasó a ser su domicilio.
Todos se preguntaban el motivo que tenía para no llamar a su familia, cosa que no hizo.
Un hermano del occiso viajó desde Perú para llevarse el cuerpo del vagabundo, pero al verlo en la morgue dijo que ese no era su hermano, que su rostro no era así a pesar de que las huellas digitales decían lo contrario.
Las cosas comenzaban a complicarse para los dos grupos, hasta que el comisario con mucha más experiencia les dijo que era muy probable que los dos crímenes estuvieran relacionados.
Fue entonces que tuvieron que unirse los grupos de oficiales encargados de esclarecer los crímenes y uniendo lo encontrado por unos y otros, llegarían a descubrir la verdad.
Resultó ser que la mujer desfigurada, nada tenía que ver, estaba sonriendo porque el cirujano la había dejado en esas condiciones, pero no lo había matado simplemente disfrutaba el verlo muerto.
A pedido del comisario, dos oficiales viajaron a Perú para saber más sobre el vagabundo que resultó ser un próspero hombre de negocios, aunque se había distanciado de la familia justamente por eso, por dinero.
Por eso cuando le sucedió lo del robo, no pudo llamar a su familia, quizá ni les hubiera importado.
Pronto se llegó a saber que el cirujano tenía una clínica en Perú y por ahí fueron descubriendo la relación de uno con el otro.
Cuando los oficiales volvieron de Perú, con todas las pruebas que juntaron, se las presentaron al comisario y se supo que en realidad el vagabundo, venía a instalar una clínica en nuestro país, pero a alguien esto le molestaba. El cirujano tenía un socio que no estaba enterado del negocio que pensaban hacer y al enterarse de que él no entraría en dicho negocio, pagó a un sicario una suma importante por dos asesinatos que supuestamente nunca serían asociados, sólo que no contó con la astucia de los dos grupos y de un comisario que, a pesar de las diferencias entre los dos crímenes, logró dar con el culpable, o mejor dicho con los culpables ya que el socio ideó el plan y un sicario lo ejecutó. Presos los culpables los oficiales le comentaban al comisario que en un principio creían que era más fácil el caso del vagabundo, pero que al ir descubriendo todo, ahora se daban cuenta de que jamás hay que subestimar un caso dado que si de crímenes se trata a veces nada es lo que parece.
Omenia
11/5/2025
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