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Inicio / Cuenteros Locales / joeblisouto / Lo que perdura bajo la tierra

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El cementerio olía a tierra mojada y gasolina. Dejé dos monedas sobre la losa de mis padres. Brillaban bajo el sol, como las lágrimas que nunca los vi llorar. Ellas trabajaron cuarenta años por eso: círculos de metal que ahora no compran ni un suspiro.
Un vaso de cerveza vacío yacía junto a la tumba de Alfredo Gómez. 1932-1998. Nunca supe quién fue. Quizás un hombre que corrió hacia bares, camas o ruidos. Como todos.
Me senté en el suelo. Las rodillas crujieron. Pensé en Sócrates: "Conócete". Pero ¿cómo hacerlo en un mundo que vende espejos deformantes? Una mujer dejó claveles marchitos en una tumba sin nombre. Se persignó y murmuró algo que el viento se llevó.
—¿Para qué sirve? —pregunté al aire.
Un niño rio entre las lápidas. Su madre lo regañó.
Hace un año dejé de trabajar. Escribo poemas que mi hermano hojea en silencio. Nunca hablamos de ellos. Prefiero así.
Hoy, al salir del cementerio, vi la tumba nueva: María Luz, 2001-2023. Alguien escribió «Te amamos» con tiza. Mañana la lluvia lo borrará.
El viejo del puesto de flores fumaba mirando al cielo.
—Hace calor —dije.
—Aquí siempre hace calor —respondió.
En casa, preparé huevos revueltos. Mientras comía, una luz plateada cruzó mis ojos cerrados. Glaucoma, pensé. O tal vez mi muerte entrenando.
Mi padre decía que la vida era una tontería. Mi madre me llamaba tonto. Tenían razón. Por eso escribo: para que mis palabras sean las monedas que alguien encuentre cuando yo sea polvo.
Anoche soñé con ellos. Mi padre buscaba un reloj caro. Mi madre preguntaba: ¿Le gustará? Yo callaba. Ahora sus huesos descansan bajo el silencio que tanto temieron.
En las noticias hablan de guerras y apagones. Rusia y China juegan a dioses con cables cortados. Mi hermano acumula pilas. Yo escribo a la luz de una vela.
Hoy volví al cementerio. Las monedas seguían allí. En el bolsillo guardo el cuaderno azul de mi padre, lleno de versos sobre mariposas que nunca firmó. En la última página escribí:
Padre,
el éxito que perseguiste
era humo.
La poesía que escondiste
es fuego.
Una mariposa azul se posó en la losa.
Duró un instante.
Fue suficiente.

Texto agregado el 12-05-2025, y leído por 41 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
14-05-2025 Tema qué no descae en todo el curso. Construcciones reflexivas bien hiladas. Te felicito. peco
12-05-2025 Tristeza es lo que percibo, mucha melancolía, pero al fin en el cementerio solo eso se encuentra. Saludos. ome
 
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