—Habla quedo. Que no se oiga.
—Es tan bonito decirte que me gustas… toda.
—¿No sabes que las paredes oyen?
—Y si oyen… ¿qué?
—Me espanta que nos recuerden.
—¿Después de tanto tiempo?
—¿Tanto? Para ellos no hay reloj.
Un crujido.
—¿Escuchaste?
—Gatos, quizá.
—No. Ese vaivén… ¿lo sientes?
—Arriba. La pieza de mi abuela.
—La de sus tres maridos.
—Siempre prefería las noches con luna.
Silencio.
—No hagas ruido —dice ella—. No sea que despierte… la prima.
—¿La viva?
—No. La celosa.
*Sin buscar imitar a Rulfo, reconozco en este texto su herencia.
Texto agregado el 09-05-2025, y leído por 81
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Lectores Opinan
19-05-2025
Juan Rulfo se avergonzaría que eres "su heredero". No jodas, hombre. Los lectores van a pensar que el "maestro Rulfo" es un mediocre como tú. No jodas, viejito. Heredero del gran Rulfo, jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaj. Hasta el fantasma de Pedro Páramo te buscaría para darte una golpiza por tomar el buen nombre de Juan beethoveniano67
15-05-2025
Esta excelente
Me gusto mucho *****
Saludos
Victoria 6236013
10-05-2025
Excelente texto, Rubén. Cómo homenaje a Juan Rulfo, está perfecto. maparo55