"Abrid la tumba. Al fondo de esta tumba se ve el mar".

He tenido un año (de abril a abril) que me ha significado duelos profundos, me obligó a aprender a dejar ir aquello que no te suma y te hace daño, a valorar mi condición (in)humana y a inspirarme como hace décadas no ocurría. Siento que fui, cual metal en manos del artesano, sometido a las llamas y golpeteado hasta convertirme en lo que hoy soy. Pero algo falta para cerrar todo esto. Volver a conectar con la brisa, dejarme llevar por las olas que tanto te inspiraron como poeta en tus textos.

He venido a dejarte una ofrenda, a cambio, no pido nada más que me compartas tu conexión con el mar, para que me permitan volver a sanar, aunque la sal escueza, son tus palabras, el aroma de las algas y la brisa marina golpeando en mis sonrrojadas mejillas, las que me dan la fuerza vital para seguir avanzando.

Solo te pido eso, déjame ver, a través de donde se encuentran tus restos terrenales, lo divino y profano, acompáñame a chapotear y admirar una vez más, lo vasto y profundo de aquello que tanto te inspiró y que dejaste como huella de hierro ardiendo sobre mi alma, que danza con la esperanza de verte una vez más.