Me niego a olvidar el instante detenido en la memoria;
mi sueño estancado en la frágil laguna de los deseos,
la claridad silenciosa de una eterna mañana turquesa,
en una celebrada acuarela de tranquilos colores frios,
la azulada paz de serena mirada despierta al recuerdo,
de un fértil pasado que transita entre todos los tiempos,
ocre de los días furiosos que nos acorralaron insomnes,
y la tarde gris que se desvaneció en la noche silenciosa,
en la nueva esperanza mil veces repetida al amanecer,
en una idea que vive entre la obsesión y la insensatez,
azulada infancia de aquella inocencia de suave lavanda,
sin culpa, sin dobles intenciones, en anaranjada alegría,
el tiempo es ilusión pasajera que el olvido nos recuerda,
perentorios instantes que se alimentan de metonimias,
cuando todos los sentidos se aúnan en la fiesta jubilar,
en aquel sueño del que nunca nos despertamos; la vida.
JIJCL, 12 de abril de 2025.
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