No fue el frío del mar lo que me consumió, sino ella.
Sus ojos —dos pozos de barro cubiertos de ceniza— se colaban en mis sueños, entre ola y ola.
El capitán me encerró en la bodega después de que gritara su nombre durante una tormenta.
«Esa mujer te está matando», rugió, escupiendo su saliva amarga.
Él no entendió que no era una mujer, sino lo que quedaba de una.
Texto agregado el 10-04-2025, y leído por 67
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Lectores Opinan
11-04-2025
—Posiblemente el capitán no entendió o no pudo comprender que no eran los ojos de una mujer, sino que eran los ojos de la propia conciencia del marinero que soñaba. vicenterreramarquez
11-04-2025
Me gustó mucho tu manera de narrarlo, se puede sentir la desesperación del personaje. vaya_vaya_las_palabras
11-04-2025
Como duele y consume el recuerdo de una mujer o lo que queda de ella en nosotros. Buen texto. maparo55
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