El Amor que Habita en Silencio
Un oso errante, solitario y fiel,
siguió un aroma dulce como el alba,
cruzó montañas, se olvidó de él,
y no supo que el perfume era su alma.
Así el amor camina entre nosotros,
invisible, callado, puro en su andar,
no busca, no exige, solo se da,
como el sol que calienta sin preguntar.
Pregunté al mundo: ¿qué es el amar?
Me habló de abrazos, de penas, de espera…
pero en el centro callado de meditar,
descubrí una paz más sincera y verdadera.
Era un aroma, un susurro divino,
una llama serena brillando sin fin,
un cristal tan frágil como divino,
que en dar su luz se siente vivir.
Y desde entonces, siembro en el viento
semillas de amor sin esperar flor,
porque el que ama con todo su aliento,
lleva en el pecho la voz del Creador. |