REMEMBRANZAS
Han sido 15 malditos años. 15 malditos ritos sin ceremonias de vida. Han sido 15 infiernos, que sin luz de salida, perpetuáronse como 15000 océanos; sin balsa ni isla, sin terruño alguno que resguardara la tristeza de recordar, día a día, el rostro tuyo.
Largos y penosos momentos de ausencia y necesidad de ti, de malestares cardiacos, de pureza soledad. Momentos de angustias extremas y ahogos de vida, mentiras de sueños, alcanzándote por fin, conmigo, contigo.
Aun puedo hacer recuerdo de los lugares, aires y sabores de la carne compartida, de canibalismos placenteros, degustando tu piel, mi piel, tu aliento, mi respiro, tu cuerpo, mi templo. Y no parar jamás ni siquiera para soñar futuros irreales; pues ya viste, nada de lo que podríamos haber creado se hizo realidad, nada de lo que quisiéramos haber tenido, se acercó a nuestro presente.
Eres aun recuerdo de vida, recuerdo de mi presente, eres aun miembro activo de mis menesteres fundamentales. Pero me faltas, te ausentas de mi felicidad, convirtiéndote en enfermedad cancerígena, sin cura, sin futuro, sin promesa de una muerte digna.
Te extraño como siempre, enloquecido, te añoro como todos los días de mi condena, perturbando mis manos, mi vista, mi apetito y mis deseos de permanecerme cuerdo.
Lo que alguna vez prometí como juramento, mantiene viva el alma, mantiene encendida la plegaria de recordarte tal cual eras, para hallarte por fin entre medio del baúl empolvado, en medio, justo al medio, del momento en que decida olvidarme.
Te recuerdo tal como vienes siendo hace 15 años, rememorándote a cada pestañeo de mi conciencia, en cada lluvia de sangre, en cada montaña de azules, y en grises vientos que te traen a mi memoria, te dibujan en la cama de sal, en la espesura de mis deseos.
Permanezco intacto en la rivera del recuerdo, buscándote; allá, lejos de la atingencia, perdidamente encontrándote en las selvas de los días idos, viviendo el segundo, una y otra vez, siendo la esperanza de hallarte, aunque no sea en las predicciones, por lo menos acá en la seguridad de las remembranzas. Persiguiéndote como un corsario, entregando mi vida a tu recuerdo, necesitando por siempre la simple idea de lograrte.
Si llegas algun día a mi portal de cuerpo, golpea fuerte para que venga desde el fondo de la memoria a abrirte la puerta, por la cual introducirás maletas y petacas. Espero no vengas de visita. Golpea fuerte, para que pueda oírte y correr a las manillas que nos separan, y verte y recordarte en aquel pórtico paradisíaco, que me presenta en vivo, en directo y a todo color, la imagen exacta de mi recuerdo perdido, buscado por tantos años, tantos pasos hacia la ruralidad de mi mente, tantos caminos hallados, en mi propio encéfalo, en tu busca, por tu recuerdo.
Golpea con todas tus fuerzas, para que reconozca las facciones de aquella remembranza que vuelve a vivirme, que retorna a la fascinación, A mi fascinación de amarte . Golpea fuerte, pues ando en el fondo del patio, allá lejos, buscándote hace 15000 océanos de infiernos.
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