Juraste que no te olvidaría que no podría vivir sin ti, te arranqué de mi corazón y eché licor en la herida. No sabes cómo me dolió casi que grito de dolor como si un fiera hambrienta enterrara sus dientes en mi corazón. Menos mal que llegó otra mujer bondadosa, caritativa y tierna con sus manos bien delicadas suturó con precisión la herida. Nadie mejor que ella para cerrarla definitivamente con besos y mil caricias la cicatrizó al instante. Con su forma de ser me hechizó nunca antes había sentido un hechizo de amor tan fuerte como el de ella. Ella no es ninguna bruja tan solo sabe manejar con precisión la aguja sobre un corazón desbaratado. PEDRO MORENO MORA
Texto agregado el 19-03-2025, y leído por 66 visitantes. (13 votos)