El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo
Si yo fuese dromedario no tendría sed.
¿Qué hora es?
Bebió las gotas de rocío de mis cabellos
Me lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo
Adiós» con su pañuelo soberbio

La hermosisisísima Obra Altazor
Del Señor Vicente Huidobro
Sé que lo he dicho varias veces. lo diré de nuevo
El más hermoso libro que ha dado la literatura chilena al Mundo



Las Crónicas de Ikaro - La Caza


Amanece
Las primeras luces de un sol que se asoma detrás de las montañas en el horizonte, se derraman por el paisaje como agua del mar que avanza en las arenas de alguna plana en la marea alta
Flota en el ambiente un viento frío que llena de vida los pulmones
Los primeros pájaros se ven volando de un lugar a otro como trabajadores que salen a sus fábricas
En este escenario, en uno de los cerros
En lo más alto de una montaña, Ikaro duerme debajo de un árbol
Envuelto en sus alas como si fueran cobijas, se envuelve para protegerse del frío
Con las primeras luces sin embargo, comienza a despertarse
Parpadea en silencio mirando en derredor por si había alguna sorpresa
Lentamente, Ikaro se va incorporando
Hojas de una extraña planta acumulan el rocio de la noche formando pequeños pozos y él bebe de esa agua
La fría sensación del agua de rocío, le ayuda a despertar
En un momento, en un bostezo, expande sus enormes alas cuan largas son y las agita un poco como para despertarse
Pasado este momento de somnolencia, Ikaro recorre el espacio caminando lentamente
Se detiene en el borde de un precipicio y observa el paisaje mientras siente un gruñido de sus tripas recordando todo el tiempo que lleva sin comer
Mira en derredor buscando árboles que tengan algún fruto
No ve ninguno
Inmediatamente olvida ese y se detiene pensando que hará
Parado en el borde de un acantilado, en la cima de una montaña, la brisa matutina agita sus rebeldes cabellos y el plumaje de sus alas
Ikaro, indiferente a todo eso, toma entonces la decisión de bajar. Justo cuando se dispone a saltar. ve en el valle, abajo una fugaz mancha gris que se asoma fugzmente y desaparece
Todo el se queda quieto
Enfocado y atento a esa mancha gris
Inmovil como una estatua alada, Ikaro espera pacientemente que vuelva a aparecer
Luego de unos minutos, la pequeña mancha gris se asoma una vez mas y esta vez se detiene recelosa junto aa una piedra
Ikaro la observa
Su boca comienza a salivar mientras el hambre hace gruñir su estómago
Sin embargo, no se mueve
Espera
Espera pacientemente que se adentre un poco má, que se aleje un poco más de su guarida
Un poco más
Cuando la mancha se ha desplazado hacia el valle varios metros
Entonces siente que ha llegado el momento y se lanza en picada
Ráfagas de frío aire agitando su pelo en la caída mientras pliega sus alas para aumentar la velocidad y no emitir sonidos
Varios metros antes del suelo las despliega mientras gira velozmente volando en forma horizontal a la tierra yendo como un rayo en dirección de la mancha ignorante del peligro que se acerca
Avanza cuidadosamente mirando hacia adelante
Un poco más
Un poco más
Entonces
Demasiado tarde la mancha que había tomado la forma de un conejo comprende el peligro y queda petrificada por el terror
Ikaro como un rayo alado gris, avanza a toda velocidad y justo cuando pasa por encima del conejo
Lanza sus manos como si fueran garras atrapando al conejo y estrangulandolo mientras inicia el vuelo ascendente
Vencida la poca resistencia del conejo, Ikaro se enfila justo a la cima en que estaba
LLegando entonces, disminuyendo casi su vuelo a un suave planeo
Pone los pies en tierra mientras recoge sus alas y comienza a caminar
Regresa a la alero del árbol que lo lo cobijó durante la noche
Entonces
Se acomoda ahí para disfrutar de su caza


Randal Tor