Te recuerdo amigo, tan cercano, curioso, espiritual y vi en tus ojos ese día cuando nos tomamos un café que alguien te había arrebatado la calma, te había detenido el paso cansino y compañero que te acompañaba hacía muchos años, por un incesante y desacostumbrado estimulo nervioso, pero al mismo tiempo, en un estado de sopor, de liviandad que hacia de tu rictus acostumbrado, esbozar una suave sonrisa de plena complacencia. Algo había ahí y yo hurgueteaba sin decir nada la posibilidad de saber sin que me dijeras, qué era eso que te daba ese halo de energía vital poderosa y al mismo tiempo una mirada taciturna.
Estoy enamorado.
Y ahí estaba el cuento de tanto misterio, era ese momento en que se despejo el cielo de tantas nubes y pude comprender que esa tibieza acostumbrada se ponía candente y al mismo tiempo etérea; de repente sus pupilas en ese desenfreno amplió su campo visual y de su boca las silabas se agolpaban para elaborar una frase, nada salía de ahí, bajaba la barbilla, inhalaba algo de aire y volvía a subir el rostro como emulando un sufrimiento, y si, sufría porque no entendida cómo de controlar sus argumentos, su vida, era un ser indefenso y deseoso de poder ser entendido, arropado y por qué no?, atendido.
¡Mujer!, por qué mujer me hiciste eso, por qué me desencarnaste el alma y sin garras más encima, fuiste pelando mis hollejos espirituales días tras días y yo sin darme cuenta, me sangraste por dentro, desgranaste las púas de contención y sin pudor alguno ni recelo, con una impertinencia descarada penetraste mi núcleo, me sacaste del centro y me perdí en tus ojos.
Hombre estúpido, cuánto he de sufrir ahora y por cuánto tiempo, pero amo, amo de modo sangrante, me muero de amor y te adoraré por siempre en estado consciente, con la melancolía de haber sido la sombra en tu espalda, la compañía en tus horas solitarias, el amante imperceptible en tu cuerpo dormido, porque lo he tocado de todas las formas posibles mientras soñabas con otro.
Me miró, yo lo hice también y comprendí lo amargo de ese café y lo dulce del mío.
|