De qué te vale dormir
en la misma cama conmigo
no vas a conseguir arrimarte a mi cuerpo
de mi alma ya estás lejos.

Entre los dos interpuse
una barrera de hielo
hace rato te propuse
que durmieras aparte.

No entiendo porqué
aún no te has ido
me alegra que estés sufriendo
y llorando al amanecer.

Bien caro la estás pagando
por haberme traicionado
te corté de raíz de mi alma
y en la herida sembré un nardo.

No te atrevas a ponerme
un dedo encima
porque se va a congelar
al cabo de tres minutos.

Hace rato estoy esperando
que recojas tus cosas
y te vayas a otra parte
con tus sollozos.

Los hombres también
nos aguantamos las ganas
cuando las mujeres nos traicionan
no acariciamos con manos heladas.

PEDRO MORENO MORA