En todos los salones de clase, hay un alumno bien inteligente y otro bien tontito. A Simón el Bobito le hacían creer que era un genio y, él sé lo creía. El más inteligente representaba a sus compañeros ante las directivas del colegio, siempre estaba buscando el bienestar de sus compañeros.
Generalmente, era un chico avispado y fluido para hablar, no andaba con huevadas, como el más bobito, que siempre andaba tratando de llamar la atención, sin conseguir nada. Un día el Rector del colegio citó a su oficina al más inteligente y el más bobito. Después de saludarlos les dijo:
-Tengo una misión para cada uno de los dos.
Jorge que era el más inteligente le dijo:
-Cuál es la misión que debo hacer.
El rector le contestó:
-Tú tienes que ir por todos los colegios de la comuna llevando un mensaje de convivencia ciudadana y amor.
Jorge de inmediato le contesto:
El mensaje lo tengo que escribir yo mismo.
El Rector de inmediato, le contestó:
-Como tú eres inteligente, lo tienes que redactar.
El más bobito preguntó:
Cuál es la misión que debo hacer?
El Rector le contestó:
Las misiones se delegan por el grado de inteligencia.
Simón el Bobito, le dijo:
-Deme de una vez la mía.
El Rector se la dio.
Desde ese día Edmundo se la pasa pintando y borrando estrellas en planeta azul.

PEDRO MORENO MORA