Hay una luz que no solo aclara los ojos, sino que despierta la conciencia.
Un sonido silencioso que susurra la voluntad del Creador.
Un sentir que disuelve las fronteras y nos une con la creación.
Un sabor que sacia la sed más profunda del alma.
Dentro de ti yace esta verdad.
No la busques afuera, sino en el silencio de tu propio ser.
Ahí, donde la paz no es un anhelo, sino una realidad esperando ser encontrada.
Texto agregado el 19-02-2025, y leído por 39
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