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La naturaleza humana.

Ese día, no puedo decir que fue el peor de mi vida, pero si diré que la cambió por completo.
En el funeral no pude derramar ni una lágrima, mi padre nunca había sido el mejor padre ni por cerca, yo era el segundo hijo y por supuesto no era al que más quería, mi hermana mayor siempre había sido su preferida, aunque debo aclarar que no tenía celos de ella, mi hermana es la mujer más buena del mundo, ella me crio junto a mi madre, tuve dos madres desde el día que mi padre murió.
En aquel entonces yo tenía catorce años y mi hermana veinte y aún recuerdo cómo me cuidaba y defendía cuando mi padre sacaba su cinturón, aquello no voy a olvidarlo jamás, mi madre no podía defenderme, estaba enferma de los nervios debido al sufrimiento de soportar el genio indomable de mi padre y de sus borracheras que siempre terminaban con un castigo para mí sin que hubiera hecho nada.
Pero el día que murió, debo confesar que, aunque no soy una mala persona, respiré al fin, ya no lo volvería a ver ni sufriríamos por su culpa, pero ahora que los años pasaron, quizá he aprendido a razonar y me gustaría saber qué hubiera pasado con notros si no hubiera muerto.
Mi madre nos dijo a mi hermana y a mí que alguien había entrado a la casa mientras estábamos estudiando y que lo habían matado para robar, pero, aunque por aquel entonces fingí creerlo y no me preocupé ahora es diferente, han pasado quince años y soy un hombre hecho y derecho y quisiera contar algo más sobre su muerte.
Mi padre era un empresario con varios negocios, vivíamos muy bien, nunca nos faltó nada a pesar de su genio, nos daba todo lo que necesitábamos y más, lo único malo era la bebida y verdaderamente creo que eso lo mató.
Mientras era chico, veía como entraban y salían de casa sus socios, las empresas que tenía a pesar de haber fundado algunas, otras eran compartidas y ahora que ya soy un hombre con algunos años me he dado cuenta de que nunca a la policía se le ocurrió investigar a sus socios.
Es verdad que algunos ya han muerto y que las empresas ya no existen, pero mirando una fotografía que aún está colgada en lo que ahora es mi despacho, pero que antes fue de él me pongo a pensar al verla que cada persona nace con una forma de ser y quizá la de mi padre no fue la que él hubiera querido, no lo sé.
Y volviendo a la fotografía que por alguna razón nunca descolgué de la pared, me doy cuenta que sus ojos parecen mirarme y quizá por eso es que volvieron tantos recuerdos a mi mente.
La muerte de mi padre fue rara, se encontraba solo en la casa, mi madre había salido a hacer los mandados para cocinar y cuando volvió lo encontró recostado en la cama como si estuviera dormido y aunque intentó despertarlo, sólo cuando vio el charco de sangre y la casa un tanto revuelta, fue que se percató de lo que había sucedido y llamó a la policía.
El juez luego de comprobar nuestras coartadas y saber que no estábamos en la casa y al no poder descubrir en los meses siguientes quién o quienes lo habían matado decretó muerto por persona o personas desconocidas.
Y así continuamos nuestras vidas que gracias a mi hermana que se hizo cargo de los negocios, pudimos hacerlo como antes. Yo continué estudiando y pude recibirme, soy un buen abogado como lo era mi padre y a veces hasta creo que me parezco a él, pero sólo en lo físico porque no suelo beber como lo hacía él ni torturar a mi familia, mis hijos son mi debilidad y los quiero a los tres por igual.
Y volviendo a la fotografía, creo que va siendo tiempo que la cambie, no puedo soportar verlo, creo que él lo sabe, aunque no me haya visto, que yo…
Ese día estaba cansado de sus borracheras y tomé el revólver del lugar donde solía guardarlo y lo escondí en mi mochila, tenía mucho miedo de que algún día lo usara contra mí y volví antes o mejor dicho ni siquiera fui al liceo, mi madre no me vio en la casa y supuso que ya me había ido lo que nunca supo fue que apenas ella salió, volví a entrar, fui hasta la habitación y de disparé, después revolví la casa, todo con unos guantes por las dudas y después el río se encargó de llevarse al fondo, el arma.
La naturaleza humana a veces se repite entre padres e hijos y me encuentro en un dilema cuando veo a mis tres hijos y descubro que alguno tiene la misma mirada mía y de mi padre y no sé…

Omenia
15/2/2025


Texto agregado el 17-02-2025, y leído por 63 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
18-02-2025 Creo que nadie tiene derecho de privar una vida, al final la confesión del hijo. buen cuento Ome. Abrazo grande y buen inicio de semana. sendero
18-02-2025 La prudencia y la violencia siempre tienen un límite. El alma humana es insondable e imprevisible. Un cuento muy entretenido Ome. maparo55
18-02-2025 —Sí, es cierto, aunque no siempre la herencia genética se manifiesta de la misma forma. —En este caso determinado, desde mi punto de vista detectivesco, creo que incidieron más las circunstancias generadas por el alcohol y la violencia y no precisamente que los genes. —Saludos. vicenterreramarquez
18-02-2025 El cuento atrapa, pero lo mejor es que engaña al lector. Algo buenísimo para el género. Te felicito. peco
 
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