La torta.
¡Irene!, ve por las tortas ¡Quiero una de pavo enchilado!
_ Sí, madre, voy.
Irene camina por las aceras jugando con las pequeñas piedras. Llega y compra
la torta de pavo. La de ella de pierna porque la fríen en mantequilla y le gusta. Regresa a casa. Irene lee un libro de esos que tienen monitos. Su madre los compra. No hay otra cosa qué hacer en el pueblo.
Irene pone la torta sobre la cama, sin darse cuenta de que la grasa impregna la sábana.
Muy temprano recoge la mochila y corre apresurada a la escuela, pues se le ha hecho tarde. La maestra saluda al grupo. Ve como la maestra
la observa insistente y le da pena, se agacha. Le habla para darle indicaciones de algo que hizo mal. Regresa a casa muy contenta, se dispone a leer otra novela, pero mamá la vuelve a
mandar por tortas, solo que cuando regresa su madre la toma del pelo y arrastra hasta su cama, justo allí, frente a la mancha de grasa que dejó la torta y pregunta: ¿Qué es eso?
Irene no sabe qué es eso, no se dio cuenta cuando sucedió y contesta sincera, directa _ No sé mamá ¿Qué es? _ No te hagas tonta ¿Te metiste con mi marido?
_ Co… ¿Cómo? ¿A dónde me metí? No comprendo _ Las tortas caen al suelo. Todo es un desastre.
_ ¡Súbete al carro! _ Pero ¿Qué pasa mamá?
Irene no entiende nada.
Rechinan las llantas, enfurecida se dirige a despoblado. A lo lejos una casucha solitaria.
_ Doña Pancha, la chamaca se metió con mi marido
_ ¿Qué edad tiene?_ 12 años cumplidos_ A ver niña, parte las cartas en cuatro.
_ ¿Cuatro? _ Sí, no seas mosca muerta. Bueno, acá dice que te metiste con tu padrastro.
_ ¡Te metiste, Irene! ¡Pla, Pla! (la golpea).
Irene ha dicho que no tantas veces, que por última vez solo contesta
_ ¡Sí, mamá! Creo que sí.
RH |