Recuerdo que en aquella época teníamos un galpón muy grande, donde mi papa arreglaba autos, pero además era herrero y carpintero. Si no había autos para arreglar , los otros oficios nos salvaban. También había una huerta , donde los tomates eran la estrella, debido a que había todas las variedades que puedan imaginar en forma y colores, el aroma eran tan refrescante que daba placer estar en aquel lugar. Además criaban gallinas, conejos. ...Ahí era donde entraba mi mamá. Ella curtida los cueros y hacía acolchados y gorros. Me parece verla sentada al lado de una estufa en invierno con sus manitas trabajando el cuero hasta dejarlo una seda. Era buena cocinera hacia escabeche y los vendía.
En realidad en aquella finca todo se vendía, desde la mano de obra y lo que se producía.
Se trabajaba mucho.
En el galpón teníamos una mesa muy grande, donde había unos pincha papeles. Allí se guardaba de todo, hasta las recetas médicas de mamá, estaba toda nuestra historia, como un diario, año tras año.
Éramos los tres solitos, al mediodía mamá gritaba, Ya está la comida, entonces papá y yo corríamos a la mesa.
Mi papá era un hombre bueno, un hombre humilde, vivía para nosotras.
Y los días pasaban, entre aroma a tomates, autos rotos y pieles de conejos.
Una tarde mientras regaba los tomates vino mi abuelo materno, le dijo algo a mi papá, y cayó de rodillas al piso. Nunca lo había visto llorar así. Mi madre había muerto.
El tiempo paso, yo estudie y mi padre siguió con sus quehaceres, ya no había acolchados de conejos, tampoco habia conejos.
Nos quedamos solos en aquella casa sin vida. Pasábamos mas tiempo en el galpón que en otro lado. Se notaba demasiado su ausencia.
No quise dejarlo, ya habia terminado la secundaria, me quedé a su lado compartiendo la vida.
Una tarde se cayó como aquella vez, mientras regaba los tomates, solo que esta vez el aroma se convirtió en adiós.
Estudie medicina, soy la doctora Saenz como ellos querían.Siempre decían como seria mi vida. La doctora decían. La doctora Saenz. Todo quedo como aquel día, la cafetera en la hornalla,seguramente alguien apago el fuego, porque yo no lo hice, los pinches en la mesa, guardando nuestra historia, ya no hay tomates en el huerto, Todo esta abandonado, seco, como si nunca mas hubiera llovido. La tierra cubrió los recuerdos, nuestra tierra tan amada, los cuido del tiempo.
,En la siesta me siento bajo la sombra de un laurel , curiosamente las hojas de sandalia se reflejaron en la pared formando el perfil de mi padre leyendo un libro. Me quede en silencio, observando aquella maravilla, se había manifestado una vez mas, la vez anterior fueron las azaleas qué florecieron anticipándose a la fecha que siempre lo hacían, dio un solo pimpollo, después de abrirse tan bella flor la planta se seco.
Hay un silencio que quiebra el alma .
Una paloma grande , la más grande que hayan visto jamás , voló por el huerto, iba y venia, no era de este lugar , jamas se vio una asi , se poso en mi hombro , se quedo quietecita, como buscando amor, sentí su calor, y haciendo un movimiento con su cabeza rozo la mía como una suave caricia,
después moviendo sus alas y dejando claro qué ella es la reina del cielo, se hecho a volar , perdiéndose entre las nubes, entonces,pude decir adiós.
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