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Pueblo chico.

Vivo en un pueblo cercano a la frontera, muy pequeño y quizá debido a eso es que estoy al tanto de vida y obra de cada uno de mis vecinos.
Soy Andrés, policía retirado, aunque para ellos no significa nada ya que, si un gato se sube a un árbol o si le faltó dinero al farmacéutico, ellos acuden a mí.
Esa tarde sucedió algo bastante raro, mi esposa suele salir por las tardes, va a la iglesia, de compras al otro lado de la frontera o a visitar a alguna amiga sin las cuales el pueblo sería muy aburrido.
Eran alrededor de las dieciocho horas y Anabel, mi esposa, aún no había regresado y esto me extraño sobremanera, sus salidas no tardaban más de dos horas ya que todo está a la vuelta de la esquina.
Decidí ir a buscarla en bicicleta, ella no salía nunca sin la suya, el auto era para cuando viajábamos a la capital o para alguna emergencia.
Recorrí cada lugar donde sabía que podía estar y nada, nadie la había visto entonces comencé a preocuparme.
Los muchachos de la frontera, policías también, me ayudaron buscarla, pero todo fue inútil.
Volví a mi casa por si había regresado y se hubiera olvidado de llamarme al celular, pero allí tampoco estaba entonces me decidí, iría a la comisaría, mis antiguos compañeros sabrían que hacer.
Anabel y yo llevamos treinta años de casados y tenemos dos hijas que no viven en el pueblo y a las que vemos no tanto como quisiéramos, casadas las dos habían levantado su nido fuera del pueblo.
En cuanto estuve en casa, llamé a mis hijas, no quería preocuparlas, pero el preocupado era yo ya que ellas me dijeron que estaría en casa de alguna nueva amiga.
Anabel es una mujer sumamente hermosa y bueno… uno tiene imaginación que, aunque no quisiera pensarlo, en fin, nunca se puede estar seguro. Ni yo mismo daba crédito a mis pensamientos, era ridículo, me comportaba como un muchacho y no como un hombre de mi edad. Nunca fui celoso, bueno en realidad no es del todo cierto, pero…
A eso de las veinte horas tuve la sorpresa de mi vida, una llamada a mi celular me notificaba que tenían a mi esposa muy cerca de mi casa y que si quisiera verla tendría que ir a la dirección que me daban. Creí reconocer la voz de la persona que me llamó, pero en ese momento no supe quién era, salí corriendo lo más que pude y me encontré en una casa con las luces apagadas y pensé lo peor, mis nervios me estaban jugando una mala pasada y por momentos pensé que caería desmayado en cualquier momento.
La casa estaba totalmente en silencio y a oscuras, pero mis instintos pudieron más que yo mismo y de un golpe abrí la puerta… al hacerlo todo se iluminó, casi todo el pueblo estaba dentro de la casa y Anabel junto a mis hijas y yernos con copas de shampagne en sus manos…me cantaban el feliz cumpleaños. Anabel sabiendo lo olvidadizo que soy había preparado una gran fiesta sin que yo me enterara y fue increíble, jamás me sentí tan aliviado al ver a mi esposa y más aún a la noche cuando volvíamos a casa luego de una fiesta extraordinaria, le contaba lo mal que me había sentido al ver que no volvía y mis pensamientos más profundos al pensar que ella se había ido con alguien, entonces Anabel me confesó que esos pensamientos la llenaban de orgullo y que quizá eran como un bálsamo que necesitábamos para saber que aún al pasar de los años nos seguíamos queriendo.
Omenia. 31/1/2025




Texto agregado el 04-02-2025, y leído por 62 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
06-02-2025 Qué susto vivir algo así, antes de dar ese tipo de "sorpresas" y pensaría en que bien podría haber sufrido un infarto el protagonista al pensar que a su pareja le había sucedido algo... bueno, hay quienes aman las sorpresas. Como sea, tu relato está muy bien contado, de la forma en que lo haces siempre, entretenido, con un final sorpresivo. Gracias, querida. Gsap
06-02-2025 Pueblo chico infierno grande decimos por aqui Mcs
06-02-2025 Es bueno que todo haya terminado así. En los pueblos de la frontera y en muchas partes de México, la inseguridad se fortalece. No encontrar a la esposa, nos obliga a pensar en un secuestro, o algo peor. Recién me paso, cumplí años el seis ded Enero y mi esposa me exigía que me vistiera formal, porque mi nuera nos invitaba a comer. Nada como un short, pants, playera. A regañadientes me vesti formal y si fue una fiesta Sorpresa. sendero
05-02-2025 —Generalmente cuando se dice pueblo chico agregamos un complemento bien conocido, aquí lo vamos a obviar. En este caso tan especial que relatas, en lugar de aquel complemento conocido, yo diría: Pueblo chico, gran celebración con fiesta y jolgorio. —Abrazos. vicenterreramarquez
05-02-2025 Cómo son las vueltas de la vida… MujerDiosa_siempre
05-02-2025 Más allá del misterio, el cuento te deja pensando en el amor y en cómo los celos pueden ser un arma de doble filo. Un final agridulce que te toca la fibra sensible gpalm1990
 
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