Primero fuiste
miel en mis labios
después de dos años
echaste sal en mi corazón.

Yo todavía no me explico
porqué cambiaste de repente,
tu espíritu romántico
por un espíritu demente.

Alguien debió pintarte
castillos encantados con arte
te los pintó tan bien pintados
que hiciste punto aparte en nuestro amor.

Alguien te prometió el cielo,
diamantes y mucho dinero
no te bastó el cielo de mi alma
ni mi amor de acero.

Con esta infame traición
mi vida aquí no terminó
me rebelé contra el destino
y me sobrepuse al dolor.

En el suelo que derramé sangre
sembré flores de colores
sembrando calmé mis dolores
y coseché dulces placeres.

Otra mujer sembró
mucho amor en mi corazón
solo con ella celebro
con razón y locura al amor.

Tus castillos encantados
se despintaron, no resistieron
el sol, la lluvia y el viento
borraron su belleza pronto.

PEDRO MORENO MORA