Apenas la noche abre sus fauces
y la tristeza me abraza como un niño muerto.
Recuerdo tu serenidad tendida en la sobremesa,
tus ojos como dos frutos a la espera,
un roce suspendido en los almendros,
un beso sin destino bordado en la servilleta.
Oí tu voz como un naufragio
mientras la lluvia afuera destilaba su agonía
y los árboles crepitaban su amargura.
En ese instante éramos como una barca perdida en el paraje,
como dos sombras que se miran en la muerte.
Cuánta tempestad después de una traición no concedida,
cuántas palabras como dardos en invierno.
Dijiste un nombre que no era el mío,
abriste tu corazón sin saber que en su murmullo
deponía mis alas al vacío y a la derrota.
Un silencio se interpuso en nuestras soledades,
me vestí de luto ante tus pupilas
y faltó la tierra que me sostuviera.
Lady López
Texto agregado el 02-02-2025, y leído por 51
visitantes. (2 votos)