Una interpretación irreverente de la Odisea
La guerra de Troya había terminado. No había quedado ni un solo Troyano vivo.
La única excepción fue Eneas, que, como pocos saben, Homero (el escritor y guionista de la Ilíada) le había dicho que se rajara de Troya antes de que los griegos la hicieran pelota, ya que Virgilio (amigote de Homero) necesitaba vivo un Troyano para un papel protagónico para su libro “La Eneida” … “Amistades y Licencias Literarias” que le dicen...
La otra que zafó fue Helena. Muerto Paris, se arrojó a los brazos de Menelao (Su ex) y exclamó la célebre frase “amor mío, lo de Paris y yo no es lo que tu piensas”. Nota del autor: Esta frase con mínimos cambios se ha utilizado hasta la actualidad infinidad de veces con mucho éxito por parte de las mujeres y muy escaso por parte de los hombres, probando contundentemente de que las mujeres si saben lo que nosotros pensamos, pero nosotros nunca tenemos ni idea de lo que ellas piensan…
Menelao y Helena chochos y tomados de la mano se embarcaron de vuelta rumbo a Grecia junto con todos los griegos vencedores y sus barcos repletos de botines de Guerra. Nota del autor: los botines de guerra no son, como muchos creen un tipo de calzado especial todo terreno, la prueba de ello es que los griegos siguieron usando sandalias varios siglos después… (uff hay que aclarar todo…)
El problema fue con Ulises. Aparentemente en plena batalla en el palacio de troya se cruzó con Priamo (Rey de Troya) y este lo maldijo Diciéndole que nunca volvería a su reino en Ítaca. (Algunos sobrevivientes griegos juran que Priamo solo le dijo “¡griego y lpqtp...!”), pero, el hecho es que cuando Ulises y sus guerreros embarcaron, ya los otros griegos se habían pirado para Grecia y cuando él se hizo a la mar, un viaje de una semana se transformó en una odisea (valga la redundancia) de diez años.
Para hacerla corta, Ulises anduvo por decenas de islas y costas cercanas a Turquía, Salónica, Túnez, Sicilia, Córcega, Ostia, Nápoles, Capri, Calabria, Tanger, y Corfú para llegar finalmente a Ítaca diez años después. Nota del autor: Hoy un viajecito de esos por el Mediterráneo te costaría un ojo de la cara
En cada lugar debió enfrentar a dioses y monstruos mitológicos. entre las más destacadas proezas está la que enfrentó al cíclope Polifemo (un tipo grandote que hoy jugaría en la NBA pero, lo único raro es que tenía un solo ojo arriba de la nariz). Polifemo los atrapó y encerró en una cueva junto con sus corderos con la intención de comerlos, pero el astuto Ulises consiguió emborracharlo y cuando se quedó dormido le clavó un palo afilado en el ojo dejándolo ciego y provocando el correspondiente embole del cíclope. Inmediatamente los griegos se escondieron y el gigante ciego no los pudo hallar. Los hombres de Ulises no podían escapar ya que la cueva estaba tapada por una roca que solo el cíclope podía mover, así que se carnearon y desollaron unos cuantos corderos y esperaron pacientemente a la mañana. El gigante ciego abrió la roca para dejar pastar a sus corderos y allí los griegos se cubrieron con las pieles de los animales desollados y en cuatro patas y en fila india fueron pasando mientras Polifemo los tanteaba aprobadoramente. Otra vez Ulises y sus guerreros habían no solo logrado escapar sino también crearon la expresión “griego con piel de cordero” que más adelante mutó y fue universalmente aceptada como “lobo con piel de cordero”.
También enfrentó a las famosas sirenas que encantaban con sus voces y provocaban el hundimiento de los barcos… Ulises cuando las escuchó hizo tapar con cera los oídos de sus marineros (que ya tenían bastante por falta de higiene) y se amarró al mástil de su barco, logrando resistir los encantos de Calipso.
Muchas más fueron las aventuras que enfrento el héroe mientras los años pasaban.
A todo esto, en Ítaca, Penélope, la esposa de Ulises ya sabía que habían vuelto los otros reyes de la guerra, pero nadie sabía nada de su esposo. Ella y su hijo de diecisiete años, Telémaco, aún tenían esperanzas de que él regresara. Pero todos los hombres del reino se creían con derecho a desposarla y así convertirse en reyes de Ítaca, motivo por el cual literalmente se instalaron el en palacio exigiendo que ella eligiera nuevo esposo. Penélope ideó una treta. Dijo que elegiría marido cuando terminara de tejer una prenda, pero ella tejía de día y destejía de noche. Nota del autor: algunos antiguos manuscritos hallados en las ruinas de Ítaca afirman que tal prenda era una bufanda de verano tejida al crochet de ocho metros de largo, pero esto nunca fue confirmado.
Mientras tanto en pleno mar, Zeus, ya podrido con tanta ida y vuelta de Ulises, les tiró un rayo, y les hizo bosta el barco ahogándose todos los guerreros menos Ulises.
Ulises terminó en las costas de la actual Marruecos en el reino de los Feacios. Allí lo encontraron unos pescadores y lo llevaron frente al rey de los Feacios y Ulises conto su historia y desventuras. El rey, conmovido le propuso que desposara a su hija Nausicaa princesa feacia, pero Ulises no aceptó. Nota del autor: algunos historiadores de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, pretenden explicar que el rechazo de Ulises a casarse con la princesa es porque ella era “feasa” y no feacia…
El rey Feacio Alcínoo, no obstante, prometió ayudar a Ulises y lo embarcó en una de sus naves donde, después de unas vueltas llegó a Ítaca.
Ulises finalmente volvía a su tierra luego de veinte años envuelto en harapos y de entrada no lo reconoció ni el loro. En realidad, esto no es cierto, su fiel y viejo perro Argos lo vio, lo reconoció, gimió y se murió…posta).
Ulises se presenta en la vivienda de Eumeo (un criador de chanchos del palacio) y se revela como Ulises, Luego su hijo Telémaco visita a Eumeo y allí Ulises se presenta como su padre. Entre los tres planifican la venganza.
Ulises, disfrazado de mendigo entra al palacio que estaba lleno de pretendientes (las empleadas del palacio los llamaban docentes y senadores porque se presentaban siempre a las doce para almorzar y a la hora de la cena). Allí había otro mendigo más joven y para entretenimiento de los pretendientes organizan una pelea entre Ulises (disfrazado de mendigo) y el otro mendigo. Ulises le pega una paliza al joven, pero irrumpe Penélope y suspende la gresca y manda a su vieja criada, Euricle, para que bañe al “mendigo”. Allí la vieja criada que había bañado a Ulises cuando era joven descubre que el mendigo no es otro que Ulises al ver algunas características físicas del hombre… (a no pensar mal... Era una cicatriz en la pierna). Ulises le pide a Euricle que no le cuente a Penélope que está vivo.
Finalmente, los pretendientes ya no se bancaban la historia del tejido y le exigen a Penélope que elija de una vez. Ella les contesta que, quien pase la prueba que ella elabore será su marido.
La prueba en si consistía en tensar el arco que Ulises había dejado antes de partir a Troya y, con una flecha atravesar el ojo de doce hachas alineadas. Ningún pretendiente pudo siquiera tensar el arco, entonces otra vez Ulises disfrazado de mendigo pidió permiso para intentarlo.
Nota del Autor: Aquí finalmente viene la parte épica.
Efectivamente Ulises no solo tensó el arco, y atravesó las hachas con una flecha, sino que con el carcaj lleno de flechas y la ayuda de Telémaco y Eumeo les dieron a los pretendientes la de ellos y las del pulpo…
Recién entonces Penélope reconoció a su marido y todo volvió a la normalidad.
Nota del autor: Reproduzco aquí algunos versos inéditos encontrados en las ruinas de Ítaca.
Penélope
usando el arco de Ulises
cazó con él un antílope
Ulises
volvió su huerta
Y en ella sembró lombrices
Y entonces los “Ulises”
Fueron felices
Hasta las raíces
Y comieron perdices… ¡cuac!...
Gracias Yvette por tus aportes y correcciones
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