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Inicio / Cuenteros Locales / gpalm1990 / Bajo el manto de guerra

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En medio del caos de la guerra, el silencio nunca es más aterrador que cuando callan las explosiones y los gritos. Acurrucado en las trincheras, sosteniendo temblorosamente el rifle entre mis manos, escuchaba el sonido de la muerte haciendo su trabajo. Sentía el fuerte latir de mi corazón golpeando mi pecho desde adentro, mis pálidas manos temblaban haciendo vibrar el arma. La tensión se hacía insoportable.

Nero, el compañero en el que siempre confié, puso su mano firme sobre mi hombro y con voz temblorosa pero segura, me dijo: "Vuelve en sí, chico, te necesito en una pieza. ¡Vamos, salgamos de aquí!". Corrió encorvado por la trinchera, jalando la manga de mi chaqueta y gritando: "¡Baja la cabeza, que los tenemos encima!".

El ruido de los proyectiles era ensordecedor y el olor a pólvora llenaba el aire. Nos detuvimos detrás de un pequeño parapeto; las balas zumbaban peligrosamente cerca. Nero me miró a los ojos y con la seguridad que siempre le respaldaba, dijo: "Ezekiel, voy a correr hacia aquellas dunas. Quiero que me cubras mientras lo hago, ¿lo tienes claro?".

Por un momento, el mundo se detuvo y sentí que mi corazón se congelaba. "¡Nn-no!", balbuceé, "no puedo". Todavía sosteniéndome de los hombros, Nero fijó su mirada en la mía y declaró: "Eres tú o soy yo, elige".

Sin pensar, y probablemente movido por la adrenalina y un atisbo de valentía imprudente, respondí con firmeza: "Yo...". Nero dio un paso atrás, sonrió y asintió. Estaba orgulloso.

Nero comenzó a correr hacia las dunas, y yo levanté mi rifle, dispuesto a cubrirlo. El estruendo de los disparos era ensordecedor; cada bala recortaba una fracción del miedo que sentía. Mis manos finalmente se estabilizaron y mi mente se aclaró en una determinación pura y cruda.

Cubría cada paso que Nero daba, mis disparos precisos mantenían a raya a nuestros enemigos. Logré mantener su avance sin un rasguño. Cuando finalmente alcanzó las dunas, se giró y levantó el puño en señal de victoria. Entonces, todo se oscureció.

Una explosión cercana me tiró al suelo y las voces se desvanecieron en un zumbido distante. Luché por mantenerme consciente, y lo último que vi fue a Nero corriendo de vuelta, gritando mi nombre. Sentí su mano en mi hombro una vez más antes de que todo se tornara negro.

Desperté en una tienda de campaña médica, el dolor punzante en mi costado me recordaba la gravedad de la situación. Nero estaba a mi lado, con una sonrisa amplia. "Lo hiciste, chico. Estamos a salvo, por ahora."

Tomé un profundo suspiro y asentí. La guerra seguiría devorando vidas, pero por un momento, habíamos encontrado un respiro en medio del caos.

Texto agregado el 24-01-2025, y leído por 50 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
26-01-2025 Tiene tensión y es muy visual tu cuento. Abrazo. sendero
25-01-2025 Vi cada escena y pensé en la crueldad de esos momentos. El mundo siempre estuvo en guerra, como sea, tu cuento lo describió tal cual es. tete
24-01-2025 Muy entretenido tu cuento. Se lee de un tirón, con ganas de saber el final. Saludos. maparo55
 
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