—Siempre que vuelvo del pueblo llevo a gente en BlaBlaCar, y lo paso mal porque no me gusta conducir y menos con desconocidos, pero es que si no se me va la pasta. Ya era de noche cuando paré a recoger a un tipo, un chico inglés de color, algo pijín, con su gorrita roja. Te juro que me sonaba de algo. ¿De qué me era? Pasado un rato se puso la gorra en el regazo y vi el logotipo de Ferrari. ¡Joder, no podía ser! ¡Pero es que era clavao! ¡Era él!
—¿Quién?
—Quién va a ser, Lewis Hamilton.
—¿Quién?
—El piloto de fórmula 1. ¡El puto Lewis Hamilton!
—Pero, ¿qué me estás contando? ¿En Almería? ¿Viajando en BlaBlaCar? Esa gente viaja en jet privado.
—La gente famosa hace cosas muy raras. Pero era él. Mira su foto en BlaBlaCar.
—Anda, pues sí que se parece.
—Y aquí con Fernando Alonso.
—¡Hostia! ¿Y qué hiciste?
—Le dije: Eres clavado a Lewis Hamilton. Y él se rio. Pero se reía como diciendo: claro que soy yo, pero tú trátame normal. Qué quieres que te diga, me puse supernervioso, porque si ya me cuesta conducir de noche, imagina con un campeón de fórmula 1 al lado. Cuando me equivoqué al cambiar de marcha, él soltó un bufido como diciendo: mira lo que has hecho. Y a partir de ahí todo me empezó a salir mal: me pasaba las salidas; me apareció un coche de cara cuando intentaba adelantar; pero lo peor fue cuando iba a entrar en la autopista y estaba viniendo un camión, mira, en otro momento habría frenado, pero, joder, tenía a Lewis Hamilton al lado, así que le apreté a fondo y el camión no me dejaba pasar, se puso a pitar. ¡Casi nos la pegamos! Acabé parando en el arcén con los huevos de corbata. Lewis gritándome: What the fuck!! Y yo ya perdí los nervios. ¡¡Conduce tú, si eres tan listo!! ¡Hijo de puta! Tanto juzgar, tanto juzgar. Tiene huevos que esté llevando a un puto campeón de fórmula 1. Bajé y le abrí la puerta. ¡Conduce! El tío salió del coche, acobardado. Se sentó en el asiento del piloto. Are you serious?, me dijo. ¡Aire! Con cara de acojone, giró la llave, apretó el acelerador… y el coche dio una sacudida y se caló. El muy gilipollas había arrancado en tercera.
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