Mi corazón se me va de mi.
!Oh, Dios! Acaso se me tornará?
!Tan fuerte mi dolor por el amado!
Enfermo está, cuándo sanará?
Jarcha actualizada. Dámaso Alonso
Yo no consigo escribir poesías de amor,
esas letras que normalmente agradan a todo el mundo,
colmadas de ripios, de lugares comunes y de colores,
el amor es como aquel chicle que los dos amantes estiran,
hasta que un día uno lo suelta y le da al otro en la cara.
Las mejores poesias de amor suelen ser desgraciadas,
pero solo con tener la palabra mágica, el poema brilla,
nos lleva gentil de la mano a ese sentimiento universal,
a una emoción que es muy difícil que no nos identifique; todos somos las víctimas de la dulce condena del amor.
Quién no vivió alguna vez el cruel desengaño amoroso?
quién no se conmoveria con el dolor de tantos poetas:
de Garcilaso, Bécquer, Espronceda, Belli o Goyeneche?
la poesía nos recorre las venas con su licor más letal,
nos recuerda que los amores son de Tántalo y no rosas.
Un tango recuerda lastimero dónde está nuestro amor,
tangueando altanera del brazo de otro le vimos pasar,
la coita amorosa se despierta en nuestro sueño cortés,
el galardón no es nunca el ansia para nuestra pena,
un juego amoroso que se alimenta de su propio dolor.
Por eso yo no consigo escribir ninguna poesía de amor;
esas poesias que exaltan el sufrimiento con bellas letras,
en enajenación consentida, en su frustración festejada,
celebración necesaria de la vida en pasión desafiadora,
el amor es ese camino que nos conduce hasta nosotros.
Yo vivo en una estación perenne, costumbrista y cabal,
de un amor, trás una pasión que no pasó del primer round,
después de la ebullición quedó nuestro amor destilado,
excelsa esencia de quien ya se no hace más preguntas,
mi amor es algo que yo no te sé explicar con palabras.
JIJCL, 12 de enero de 2025
Gracias a Jardiel, Góngora, Goyeneche y a tantos otros intertextos que viven en silencio en mis letras. Gracias a todos.
|